Por Grecia Ortíz
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El sueño de superarse y ofrecerle a su mamá una vivienda propia, llevaron a Alicia a migrar a Estados Unidos, lugar en el que empezó trabajando en un campo recogiendo cosechas de frutas y verduras, hasta que finalmente logro establecerse y desempeñarse en el área de restaurantes en donde ha trabajado en varias funciones, eso sí, todo con mucho esfuerzo y dedicación para destacar.
Alicia conversó con La Hora Voz del Migrante, en unos minutos de su tiempo libre, primero para recordar que dentro de pocos días ella y su hermana Milady, prepararán el tradicional fiambre y el famoso pan de yemas típico de la temporada y de Guatemala, que muchas personas ordenan con anticipación.
La infancia de la guatemalteca, que vivió parte de su vida en Retalhuleu y Huehuetenango, asegura que no fue nada sencilla.
“Fue sufrida, en 2001 vivíamos en Retalhuleu porque mi papá era de ese lugar y mi mamá de Aguacatán Huehuetenango, pero en ese año mi papá fue asesinado”, recordó.
CASI ONCE AÑOS VIVIENDO EN EE. UU.
Desde 2001 a 2010, la familia se estableció nuevamente en Aguacatán, lugar del que recordó que salió con rumbo a Estados Unidos y fue su hermana mayor quien la ayudo a emprender su camino, ahora viven en Florida.
Al inicio, cambiar su hogar de Guatemala a Estados Unidos dice que fue complejo.
“A mí mamá se le hizo muy difícil sacarnos adelante porque los cuatro estábamos estudiando, ya después que mi hermana me trajo nos quedamos, aunque pensábamos venir por un par de años y hacer un poco de dinero, pero ya luego hicimos nuestra familia aquí. Ya voy para 11 años aquí”, rememoró.
SE GRADUÓ DE MAESTRA Y ESTUDIO DERECHO EN GUATEMALA
Ella se graduó como maestra en Guatemala, e incluso, estudio dos años en la carrera de Derecho, pero al llegar a estados Unidos, su primer trabajo fue en el campo y bajo el sol en donde recogían cosechas de diferente tipo.
Cuando trabajo en ese lugar, mencionó que se levantaba desde muy temprano, porque en el campo a donde iban estaba a 40 minutos, en ese tiempo recuerda que dormía muy poco.
Luego de eso, mencionó, que empezó en un trabajo que era pagado por día, a veces en mantenimiento y otras en un campo de golf, tiempo en que el conocieron a un joven guatemalteco que sabía de un trabajo como cocinera.
LA COCINA LE ABRIÓ LAS PUERTAS A MÁS
“Ya empecé a trabajar en las tardes, después me dijeron de otros restaurantes y nos dieron la oportunidad de seguir, así fui aprendiendo inglés, lo principal y esencial. En el restaurante hay gente que lleva comida a la mesa y ese restaurante me dio la oportunidad para aprender de todo”, mencionó.
En ese lugar, Alicia se quedó trabajando por ocho años, pero ya después el mánager abrió su propio negocio en una isla de Miami. “Llevo diez años trabajando en lo mismo, en diferentes restaurantes, pero es lo mismo”, contó.
DEDICACIÓN ESPECIAL CON EL FIAMBRE
Alicia también prepara fiambre, con su hermana, como no hay restaurantes “cien por ciento de Guatemala”, destacó que cuesta mucho encontrar la comida típica en Florida.
“El fiambre lo hacemos desde hace como unos cuatro o cinco años”, relató, y como no sabían hacerlo su mamá les dio la receta, experimentaron y con el tiempo lo han ido perfeccionando.
“La primera vez que lo hicimos quedo más o menos, de ahí lo probamos a hacer otra vez y así empezamos a entender el sabor, siempre nos recordamos del Día de los Santos, siempre lo hacemos, aunque estemos trabajando, hacemos el tiempo para hacerlo”, afirmó.
Para la guatemalteca y su hermana preparar este platillo tradicional guatemalteco no es complicado, de hecho, dice que la mayoría de los ingredientes los compran y ya están preparados para ser integrados.
Al inicio contó que casi no les compraban fiambre, pero con el tiempo se dieron a conocer y ahora son más personas las que buscan sus platillos.
VENDEN VARIOS PLATILLOS
Pero las guatemaltecas también venden tamales, chiles rellenos o pollo dorado, Jocón, entre otros.
En su hermana Alicia tiene un apoyo, porque ella le ayuda con el recado, la masa, todos los detalles y características de un tamal.
“Envolvemos los tamales en un pedacito de hoja de plátano y el resto lo envolvemos en papel aluminio, ahora los estamos dando a tres dólares, pero yo le ayudo en lo que dice porque ya tenemos unos 12 años haciendo comida”, dijo.
No pasa una Navidad sin que ellas elaboren tamales, todo lo preparan un día antes, para entregar a quienes los encargaron.
Como las guatemaltecas tienen un sobrino que necesita de apoyo, ellas buscan darle respaldo con las ganancias de los tamales que venden entregándolo a la Teletón.
Con el tiempo, la guatemalteca cuenta que contrajo matrimonio y ahora su familia está establecida en ese país, que reconoce es todo un reto, pero que, con el tiempo, obtienen sus frutos.
La guatemalteca cuenta que ha tratado de aprender inglés y que para eso fue a una escuela dedicada a eso, siempre con el objetivo de superarse.
“Empecé desde abajo, desde la cocina, entonces se me hizo más fácil aprender inglés yo puedo explicar el menú y eso me ayuda”, dijo.
CUMPLEN EL SUEÑO
Tras años de estar fuera de Guatemala, cuenta que logró regularizar su situación migratoria y por eso pudo visitar de nuevo a su familia, pues son muy unidos y para ello siempre han tratado de apoyar económicamente a su mamá que se encuentra en el país.
“Nuestro sueño es que todos estemos juntos un día. Mi mamá vive en Quetzaltenango ahora, ahora velamos por ella porque se mantiene enferma para que pueda comprar sus cosas y yo tengo una casita en Quetzaltenango que adquirí pensando en ella, no teníamos una casa propia y ahora sí ya. Ese era mi sueño yo venía por comprar una casa y ya lo logré”, mencionó.
Aunque ahora ve un futuro cada vez más alentador, no olvida el tiempo en que no lograba descansar un solo día, “trabajaba todos los días”.
En ese entonces, mencionó que no tenían familia y todo parecía bastante difícil porque no tenían apoyo y su mamá estaba sola, “hace falta la familia aquí porque es un país muy diferente, no es como Guatemala, en donde un vecino le puede hacer un favor. Aquí se trabaja”.