Por ERRIN HAINES WHACK Associated Press
Al visitar el Monumento a las Víctimas de Linchamientos en un día reciente, el exgobernador de Colorado John Hickenlooper mencionó “la vergüenza” que siente por el hecho de que alguna gente blanca «volteó la mirada cuando ocurrían estos linchamientos”.
El exrepresentante de Texas Beto O’Rourke ha reconocido que, como hombre de raza blanca, “obviamente tuve ciertas ventajas”. La senadora de Massachusetts Elizabeth Warren ha dicho que cualquier dificultad que ella haya tenido como madre soltera era mucho peor para una mujer negra. El representante Tim Ryan de Ohio ha contado que no conocía a mucha gente negra cuando era joven. Y el alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg dijo recientemente: «Todo candidato de raza blanca debe demostrar cierto grado de conciencia al hablar de temas como el privilegio de los blancos».
Semejante franqueza se está convirtiendo en lo que el estratega demócrata Joel Payne llama «prueba de fuego” para todo político de ese partido que aspire a la candidatura presidencial. En el gran y diverso grupo de aspirantes a la candidatura, los postulantes blancos están hablando francamente de la historia racista de Estados Unidos, en un intento por acercarse a los votantes afroamericanos y por demostrar que están conscientes del tema.
“Todos los candidatos, especialmente los que no son miembros de una minoría étnica, tienen que saber hablar de los temas importantes para la comunidad negra: la brutalidad policial, la reforma de sistema penal, las reparaciones por la esclavitud, la justicia social”, dijo Payne, quien trabajó para la campaña de Hillary Clinton.
Los candidatos blancos tendrán otra oportunidad de presentar sus argumentos frente a la gente de minorías raciales hoy en un foro en Houston. En el evento, que se centra en temas relevantes para mujeres de minorías étnicas, participarán O’Rourke, Warren y el senador Bernie Sanders de Vermont.
Hay claros riesgos para los demócratas que hablen sobre el privilegio de los blancos. Podrían perder el apoyo de hombres blancos moderados que viven en los suburbios y cuyo voto necesitarán para derrotar al presidente Donald Trump. Los republicanos, inclusive Trump, suelen acusar a los demócratas de recurrir a “la política de identidad” por hablar del tema racial.
La candidatura de Joe Biden, que al parecer será anunciada mañana, podría servir de prueba para ver si es políticamente provechoso hablar del tema racial. Aunque Biden se ha presentado como defensor de la igualdad racial, se da por sentado que el exvicepresidente emprenderá una campaña diseñada para atraer los votos de gente blanca de clase obrera que se inclinó hacia Trump en el 2016.
Debido a sus décadas en la vida pública, Biden porta singulares vulnerabilidades en el asunto racial que deberá encarar temprano en la campaña. Por ejemplo, tendrá que responder a preguntas sobre su oposición al uso de transporte común para negros y blancos en el sur durante la era de la desegregación. Y será cuestionado también por su rol en las audiencias de confirmación para Clarence Thomas como juez de la Corte Suprema, en que minimizó la credibilidad de la mujer que acusaba a Thomas de acoso sexual, Anita Hill. También será increpado por su apoyo a la ley penal de 1994 que resultó en un drástico aumento en la cantidad de gente negra encarcelada.
No todos los candidatos han hablado sobre sus experiencias íntimas con el tema racial. Sanders, quien no obtuvo mucho apoyo de la población negra en el 2016, no se ha expresado mucho sobre si ha recibido mejor trato en la sociedad por el hecho de ser de raza blanca.
Cuando se le preguntó recientemente si había experimentado cierto trato preferencial por ser mujer, la candidata demócrata Kirsten Gillibrand, senadora por Nueva York, respondió, «Supongo que no lo veo de esa manera”. Reconoció que en la sociedad perdura el prejuicio racial y de género, pero tras hablar de sus logros como legisladora, comentó: “Gran parte de ese éxito se debió al hecho de que soy mujer”.
El estratega demócrata Jamal Simmons advirtió que un político blanco podría fracasar si “habla demasiado” sobre el tema del privilegio. Sin embargo, opinó que los votantes que se encuentren disgustados por ese tipo de discurso no serían sólidos partidarios demócratas de todas maneras.
El surgimiento del tema del privilegio blanco es prueba de la fuerza de los votantes negros en la primaria demócrata. De hecho, entre los aspirantes demócratas hay varios candidatos de minorías, como los senadores Kamala Harris (California) y Cory Booker (Nueva Jersey) y el ex secretario de vivienda Julián Castro.
El nutrido grupo de precandidatos demócratas y el esquema de las primarias también podría dar peso a los votantes de minorías. Las internas se celebrarán primero en los estados de mayoría blanca Iowa y Nueva Hampshire, pero rápidamente virarán a estados más diversos como Nevada, Carolina del Sur, California, Texas y Georgia.
En una entrevista reciente, Buttigieg declaró que “ser partidario de la justicia racial no debería ahuyentar a ningún votante blanco”.
«Ciertamente hay la creencia a veces de que son ideas contradictorias, de que por ejemplo, ganarse el apoyo de votantes blancos de clase obrera significa retroceder en nuestro compromiso con la justicia racial. Pero el compromiso con la justicia racial es parte del fundamento de la autoridad moral del Partido Demócrata», declaró Buttigieg.
Pero cuando se le preguntó si había experimentado privilegio como persona blanca, respondió, “Parte de ese privilegio es no estar muy consciente de ello, ¿cierto?”
Añadió: «Uno está más consciente del prejuicio cuando es la persona perjudicada por ello que cuando es la persona beneficiada. Pero no cabe duda que eso es un fenómeno que ha afectado a la gente de muchas maneras”.
Rashad Robinson, director ejecutivo de la organización de derechos civiles n Color of Change, destacó que los candidatos no deben contentarse sólo con admitir que se han beneficiado del privilegio blanco, sino que deben luchar por causas que eliminen la injusticia racial.
“Para mí, no es suficiente que hablen del tema. Para mí, el candidato tiene que usar su poder para tomar medidas concretas. Esa es, creo yo, la verdadera prueba”, expresó Robinson.