El número de fallecidos por la COVID-19 en Estados Unidos ha superado este viernes 700.000 desde que comenzó la pandemia, la mayor cifra del mundo, seguida de Brasil (596.800) e India (448.372).
Según avanza el diario ‘The New York Times’, la mayoría de defunciones se concentran en el sur, donde la vacunación avanza a menor ritmo, e incluyen a más gente joven que nunca.
También se ha constatado que la mayoría de las muertes se producen entre personas no vacunadas, a pesar de que Estados Unidos fue uno de los primeros países del mundo en disponer de vacunas contra la enfermedad.
Durante la última semana, alrededor de 2.000 personas han muerto cada día por la COVID-19 en el país norteamericano, según datos de la universidad Johns Hopkins.
Los expertos atribuyen la racha de defunciones a la variante delta, cada vez más extendida en el territorio, particularmente en estados del sur como Florida, Luisiana o Arkansas.
Hace poco que la cifra de muertos por COVID-19 en el país norteamericano superó a la de la gripe española, que en el siglo pasado se cobró la vida de aproximadamente 675.000 personas en el territorio, convirtiéndose así en la pandemia más mortífera en la historia del país.
En total, son 600.000 muertes más de las que el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estimó en marzo del año pasado al afirmar que si el país conseguía mantener la cifra de defunciones entre 100.000 y 200.000 habrían hecho «un gran trabajo».