Mario Alfredo Ubico Calderón
Escuela de Historia
Universidad de San Carlos de Guatemala
En el año 2021 este servidor tuvo a bien publicar en el Suplemento Navideño del diario La Hora un artículo titulado: Los nacimientos coloniales de Guatemala y sus cambios en el siglo XIX, destacando en aquella ocasión como estas representaciones no solo persistían en el tiempo colonial sino en la época republicana, constituyendo la expresión navideña principal en las casas de los guatemaltecos; en esta ocasión se prosigue esa panorámica retrospectiva, describiendo los nacimientos del siglo XX en Guatemala. En esencia la hechura de nacimientos en el país han tenido una persistencia en el motivo como es lógico suponerlo, basado en las sagradas escrituras, esto es la representación del pasaje donde aparece el Niño Jesús, Virgen María, San José, los magos de Oriente, ángeles, pastores ovejas, buey, mula, teniendo un escenario donde se reproduce el establo y el pesebre, en medio de un contexto natural nocturno donde brilla la estrella que guió a los magos; un nacimiento colonial de Guatemala para la segunda década del siglo XVII es descrito por el religioso Tomas Gage, en aquella época la mayor parte de nacimientos eran realizados en el templo, pero se presume que hubo otros en casas particulares. Con el pasar del tiempo se incrementan las representaciones domésticas, pero es omnipresente el nacimiento en cada uno de los templos, tanto en la Capital Santiago como en los pueblos coloniales.
Durante el siglo XIX hay un continuidad de los nacimientos al modo colonial, es decir usando los mismos materiales genéricos de madera, papel, barro, yeso en diversas formas y coloreados, además de productos vegetales, se incrementó la realización de nacimientos en casas de personas, existiendo documentación antigua que da cuenta de “Misterios” o sea “Sagradas Familias” y otras esculturas en forma de ángeles, personas y animales hechos de madera y barro. Por aquella época los nacimientos eran iluminados muy pobremente, a pesar del peligro del fuego fueron usadas veladoras y candelas, aunque también faroles, todo lo cual debía ser vigilado constantemente para evitar incendios.
Así las descripciones de don José Milla y don Ramón Salazar confirman esta situación lo cual no invalidó que existieran a veces algunos interesantes mecanismos a base de cuerda o pesos por los cuales se lograba movimiento de algunos artefactos colocados en el nacimiento como ruedas de algún molino.
Para el siglo XX todavía es notoria la persistencia en muchos detalles de los nacimientos coloniales, esto por la continuidad del uso, como debió serlo tiempo atrás, de materiales inertes como las arenas y aserrines coloreados, musgo, hojas de pacaya, pie de gallo, cordones de manzanilla, hoja de pino ya en cordones como suelto para alfombras, entre otros vegetales propios del país, algunos de ellos usados desde la época prehispánica como sucede con el pino, alimentos y frutas. El uso de estos materiales casi nunca aparece descrito en la Colonia, lo cual no significa que no fueran usados.
Para colocar las imágenes de la Sagrada Familia es común el uso de ranchos, así como representaciones de cuevas, montañas y parajes naturales mediante el uso de “embrellados” o cartones a los cuales se les aplicó pegamento, usualmente “engrudo” a base de almidón sobre el cual se arrojó arena y aserrines verdes o de otros colores según la necesidad del diseño, existiendo lagos y ríos para posteriormente colocar pastores y otros personajes, animales, casas y otros edificios lo cual no solo varia de nacimiento a nacimiento, siendo muy amplia la variedad de elementos que forman el entorno de lo esencial que es Jesús con su madre Santa María y San José.
Aunque el surgimiento de las luces de colores se da en el contexto del árbol navideño estadounidense a finales del siglo XIX, el advenimiento de este artificio se hace más notorio a partir de la década de 1930, porque dependía del servicio eléctrico que por aquel entonces empezaba a ser ampliado en la ciudad. Así mismo las luces navideñas eran bombillas pintadas de colores pero de un tamaño menor que las bombillas normales, con el paso del tiempo surgieron con formas muy diversas, rostros de Santa Claus, casitas, frutas, entre otras muchas, pero destinadas al adorno de árboles. Poco después esta iluminación fue adoptada en los nacimientos, al principio los bombillos blancos y de colores sustituyeron la iluminación ígnea, siendo hasta la década de 1960 cuando se generalizan las pequeñas luminarias más acordes con los nacimientos que en los hogares eran en general pequeños.
Desde mediados del siglo XX, aunque esta percepción podría extenderse hacia atrás en el tiempo, en los nacimientos guatemaltecos es posible advertir con más notoriedad dos grandes tipos, aquellos que siguen minuciosamente la escala de las piezas y todo el escenario guarda proporciones entre sí, y aquellos de libre representación como el descrito por don Ramón Salazar donde no hay escala entre las piezas, siendo este último el caso el más difundido en Guatemala, muy tierno curioso y pintoresco; así mismo los tipos antes mencionados siguen dos variantes más, aquellos que tratan de representar los escenarios más acordes con Belén y sus alrededores y otros de libre escenario donde ranchos coexisten con edificaciones coloniales, carretas de mano o jaladas por animales con autos, pastores con vendedores de plaza, fuentes, búcaros y pilas y demás mobiliario urbano, logrando muchas veces heterogéneas vistas de paisajes y lugares de Guatemala y otras regiones. Siendo común que exista mezcla de estos tipos básicos En los templos las figuras de nacimiento son usualmente de tamaño natural, lo cual implica más uso de espacio.
Aparte de los anteriores tipos, es posible encontrar un tercero que ya no es tradicional que llamaremos alegorías de nacimiento, es decir, escenarios donde ya no necesariamente existirá un rancho o cueva, sino motivos alusivos al nacimiento, pero indefectiblemente estarán las figuras de la Sagrada Familia, por ejemplo, libros, pergaminos, entre otros elementos, que forman un escenario básico de la representación.
La intrusión del árbol navideño se populariza desde mediados del siglo XX, siendo común que las familias hagan coexistir nacimiento y árbol, mientras que otras persisten en el nacimiento tradicional, aunque se detecta en este último la inclusión de innovaciones como las mencionadas luces, las figuras ya no son enteramente de madera, barro o yeso sino pueden haber de porcelana o plásticas, siendo este último material un sustituto de otros como el vidrio en adornos como bombas navideñas, y multitud de otros adornos, se añaden en algunos casos cascadas y ríos de agua verdadera, movida usando bombas eléctricas.
En las últimas décadas del siglo XX los pegamentos tradicionales coexisten con pegamentos como la goma blanca industrial, se incrementa la presencia de figurillas de fibra de vidrio, algunas de gran detalle las cuales son manufacturadas por miles, sin embargo las tradicionales de barro cocido que vienen de mucho tiempo atrás persisten y muchas personas las prefieren.
Es muy amplia la inclusión de decoraciones en un nacimiento guatemalteco, era común adquirir flores de papel en forma de piezas aisladas o “quiebracajetes”, estrellas, angelitos aves de papel bi o tridimensionales que se conjuntaban con bombas y bricho todo suspendido de un cielo pintado y a veces con nubes de papel de china sobre el escenario decorado. El Niño Jesús es recostado sobre paja o un material vegetal similar.
En un nacimiento de hoy día se puede observar la coexistencia de materiales tradicionales y modernos, el motivo es el mismo, pero las formas de materializar el escenario cambian, las luces del nacimiento paulatinamente van mudando de las luminarias de filamento de tungsteno o carbono a led con el consiguiente ahorro energético, pero sigue el uso las arenas y aserrines de colores y otros materiales tradicionales. Solo en algunos casos la iluminación de nacimientos obedece a una disposición especial de luminarias para lograr ciertos efectos, por ejemplo iluminación indirecta o en el interior de edificaciones, mientras que la mayoría de nacimientos donde participa la familia en su elaboración es más libre la disposición de figurillas, luces y demás elementos. No faltará lugar para el brasero para quemar incienso, mirra en forma de conos o modernamente varillas.
En el aspecto religioso no importa si el nacimiento es pequeño o grande, a escala o de libre disposición, si evoca la arquitectura de Belén o la local, lo más importante es que se conmemora de ese modo el advenimiento del Salvador de la Humanidad.