Nacimiento de 1790 propiedad del Marqués de Sierra Nevada. Fuente: Estofados en la Nueva España.

Realizado por Brenda Porras Godoy
Proyecto Colibrí, de difusión de arte barroco guatemalteco.

En la Guatemala de finales del siglo XVIII, predominaba un barroco que tendía a ser dulce, refinado y gracioso. Así mismo, las exportaciones de obras escultóricas de pequeño formato a México iban en aumento, destinadas a una amplia clientela interesada en poseerlas para su devoción privada. Esto supondría una ventaja para los escultores al obtener trabajos en esos años, considerando las condiciones precarias originadas por el traslado de la ciudad al valle de la Ermita.

Afortunadamente en relación a las exportaciones, se tiene conocimiento de la existencia de un Nacimiento guatemalteco que data de 1790 (fig.1), publicado en el libro “Estofados en la Nueva España”[1], destinado al marqués de Sierra Nevada, una de las personalidades más ricas  e influyentes de la época[2].

Se trata de dos figuras arrodilladas, de ¾ de vara de altura (63 cm.), muy jóvenes, de rostros tiernos y tersos, narices afiladas, bocas pequeñas de labios finos, con las miradas dirigidas hacia Jesús. Sus cabelleras, ajustadas a la cabeza, están formadas de bien delineadas hebras y de patillas rizadas. La Virgen María, posee una toquilla que cubre parcialmente su cabeza y que termina enrollándose en forma de ondas alrededor del cuello. Un largo rizo le sirve de marco al hombro izquierdo. Su vestido, ajustado a la cintura, se complementa con una capa apenas perceptible en la vista frontal, que envuelve el brazo izquierdo cuyo borde vuela al viento en forma de ondas. Sus delicadas manos se cruzan sobre el pecho. Se embellece la figura con pendientes, pulsera, anillo y delicados encajes en las mangas.

Folio que acompañaba al Nacimiento de 1790. Fuente: Estofados en la Nueva España.

En el caso de San José, tiene la mano derecha sobre el pecho y con la izquierda sostiene la vara florida. Son manos de un hombre acostumbrado al trabajo físico con venas resaltadas y pronunciadas falanges. Su vestimenta está compuesta de túnica, sobretúnica y capa. Los bordes de la sobretúnica están formados por borlas que serán constantemente representadas en la iconografía guatemalteca del santo patriarca. Las mangas, al igual que las de la Virgen, lucen elegantes encajes.

Completa el conjunto el Niño Jesús, un bebé delicado y regordete, de blandas carnes, completamente desnudo, de tipología usual guatemalteca: con sus brazos abiertos, manos en posición de bendición, piernas flexionadas, abdomen abultado, grueso cuello y cabellera ajustada a la cabeza.

La policromía del conjunto se trabajó en un desconocido taller de La Antigua Guatemala y  a pesar de ser obras de pequeño formato, se encuentran llenas de detalles minuciosos. Son diseños en forma de rombo o cuadrículas en diagonal formadas de largas hojas de lóbulos cortos, en cuyos vértices se dibujan flores y al centro de cada rombo se pintan pequeñas florecillas de múltiples colores, complementado todo con diversas texturas. En la parte interna de la capa de San José,  se observa un color rojo plano y esgrafiado de follajes dorados, al estilo chinesco.

Algo que llama poderosamente la atención es ver materializada la tipología de Nacimiento de la escuela guatemalteca de escultura, y poder ubicarla cronológicamente. Además, estos son los orígenes de los famosos diseños de estofados que más identifican a Guatemala. Ambos, –tanto el tipo escultórico como la policromía- se emplearon hasta entrado el siglo XX y podríamos decir que hasta en la actualidad.

En el libro antes mencionado también se publicó la fotografía de un documento (fig. 2) que acompaña al Nacimiento y que se transcribe a continuación:

“Cuentas del costo que ha tenido el Nacimiento remitido a México por el correo de mes de octubre al Sr. Marques de Sierra Nevada.

Por la escultura de las tres efigies 080 pesos

Por la encarnación y estofado de las mismas 100 pesos

Por cinco tablas para los cajones 2 pesos cuatro reales

Por la baqueta con que se forraron 2 pesos dos reales

Por tachuelas y clavos 0 pesos 6 reales

Por los tornillos 4 reales

Por la fabricación de los cajones 5 pesos

Por la conducción de los Santos a la Antigua Guatemala donde está el pintor 2 pesos

Por el dicho correo de dos cajones a Oaxaca 100 pesos

Total de costos 293 pesos

Guatemala 7 de Octubre de 1790.

Principal y costos 293 pesos

Flete de Oaxaca a esta 008 pesos

Julián Fernández de Roldán” 307 pesos

A pesar de ser un listado muy detallado no se menciona nada acerca de los accesorios de metal, como las aureolas, la vara florida, el resplandor del Niño y la cunita. Esta omisión podría deberse a dos razones: o eran costos que iban implícitos dentro del precio de las esculturas o esos elementos se compraron por aparte, incluso ya estando el Nacimiento en México.

Por otro lado, en medio de todos estos datos económicos que aporta el documento, podemos deducir que el Nacimiento costaba inicialmente 180 pesos, pero debido a su traslado hasta Oaxaca, aumentó su valor a 307 pesos, es decir, casi duplicó su precio inicial.

Es interesante constatar cómo estas obras guatemaltecas eran codiciadas en lugares lejanos, a pesar de que, por el transporte, sus costos se incrementaban enormemente, pero al parecer, por su calidad y belleza singular, hacían valer la pena el esfuerzo, la espera y la inversión monetaria.

[1] MOYSSÉN DE, Xavier, Estofados en la Nueva España, ediciones de arte COMERMEX, México, 1978, fotografía N°. XXVI.

[2] El marquesado de Sierra Nevada es un título nobiliario español creado el 9 de octubre de 1708, por el rey Felipe V a favor de Domingo Ruíz de Tagle y Tagle-Somavia, presidente del Consejo de Indias y general del Galeón de Acapulco, también llamado Galeón de Filipinas. Era uno de los españoles más influyentes y acaudalados de Orizaba, en Nueva España, junto con el conde del Valle de Orizaba, que siguieron manteniendo en la zona los sucesivos marqueses de Sierra Nevada, sobre todo por ser los propietarios de las minas de plomo sitas en dicha localidad. La denominación del título hace referencia a las diferentes cumbres nevadas cercanas a Orizaba (Pico de Orizaba, Popocatépetl y Tiltépetl o Volcán de San Martín de Tuxtla) antiguamente llamado Sierra Nevada, ALONSO DE CADENAS LÓPEZ, Ampelio; DE CADENAS Y VINCENT, Vicente (comp.), Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios Españoles, Madrid, 1998.

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