Francisco Blandón
Que difícil encuentro la vida cuando no escribo. No tiene nada que ver con algún sentimiento artístico o deseo de ser leído, sigo creyendo que los que las tres personas que dicen disfrutar lo que escribo lo hacen porque tienen gustos particulares. Para mí se trata un poco de sacar mis ideas raras, de depurar mi cabeza de cualquier temática aleatoria que pueda haber en mi cabeza.
Sé que escribir es como un músculo y que no debería esperar los ataques de inspiración para hacerlo, para mi suerte, sin embargo, la universidad me pone a escribir lo suficiente como para no perder la costumbre o el estilo, pero ¿qué tanto puedo escribir como me gusta cuando tengo que explicar teorías de sistemas políticos?
Llevo los últimos meses sin arte. Qué feo se siente admitir eso, sin embargo es mi realidad. acomódense en sus sillas, no voy a decir nada revelador, pero qué apagada se siente la vida sin leer y sin escribir. Claro, no me la pasé los últimos ocho meses de manera iletrada, la universidad me viene pisando los talones desde hace casi ya dos años. Pero sin leer, las películas no me saben igual, los videojuegos me saben a lo mismo, sin importar cuál sea… y lo único que quiero es sentarme a leer en paz por un rato y olvidarme de que allá afuera hay un mundo que mientras no me llama a gritos, demanda tanta atención que con frecuencia me desorienta.
Llevo media hora intentando escribir este tercer párrafo, no ha sido fácil, pero de alguna manera ha sido uno de los mejores ratos que he tenido en meses. Me siento validado por mí mismo. Hay ideas que no sabía que tenía que por fin lograron salir, sentimientos que tenía que emergieron de manera violenta y por primera vez en días me sentí liviano frente a la computadora. Mientras todas estas emociones son lavadas no puedo evitar quedarme con la pregunta ¿Podría haberme ahorrado todo esto si hubiera escrito antes? Probablemente sí, incluso hubiera sacado un tercer párrafo que no recurriera a confesarme con el lector.
No puedo prometer que voy a leer o escribir más, claramente lo necesito y como nadie me lo pidió encuentro aún más motivación, pero no sean como yo, agarren un libro o abran Word, podrían sorprenderse qué puede salir de ello. Por mi parte, solo me queda pedirles que me deseen suerte y me tengan un poco de fe, probablemente no me caiga nada mal.