Douglas Aníbal Ruiz Álvarez
Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala
La Semana Santa guatemalteca como patrimonio cultural posee diversas expresiones sociales y artísticas en el interior del país, siendo oportuno establecer el caso de la ciudad de Huehuetenango como núcleo principal de la conmemoración de los misterios de la pasión, muerte y Resurrección de Cristo. Los elementos que protagonizan la fusión religiosa y cultural, convirtiéndose en una serie de actividades que datan de finales del siglo XIX y que se mantienen hasta nuestros días.
Origen histórico de la celebración de la Semana Santa en Huehuetenango
El germen de la devoción a los misterios de la Pasión y Muerte de Cristo, en la actual cabecera departamental de Huehuetenango, datan de mediados del siglo XVIII. En documentación consultada en el Archivo General de Centro América se dispone una serie de inventarios y bienes pertenecientes al antiguo templo colonial de la Inmaculada Concepción de Huehuetenango (actual Catedral de Huehuetenango), los cuales indican la existencia de un “Señor del descendimiento”.
Podríamos afirmar que dicha escultura es la que actualmente se conoce como Señor Sepultado y que por sus rasgos iconográficos data de principios del siglo XVIII, aunque no tenemos dato claro ni certeza del autor de dicha efigie de Cristo.[1] Esta imagen venerada, es procesionada desde hace muchos años en Viernes Santo, teniendo como referencia más antigua hacia finales del siglo XIX.
A partir del siglo XX hay noticia en diversos medios escritos, como el Diario de Centro América o La República de la organización de los actos relacionados a la conmemoración de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor en la ciudad huehueteca. En los siguientes apartados iremos compartiendo algunos detalles de las actividades más importantes desarrolladas durante la Semana Santa en dicha región del país.
Aspectos religiosos y litúrgicos
La ciudad de Huehuetenango es durante la Semana Santa un escaparate con notables actividades para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Vamos a destacar las de carácter litúrgico y paralitúrgico, que han cobrado gran importancia desde hace muchos años.
Podemos apreciar la procesión del silencio con el Señor de la Columna.[2] Este cortejo se realiza el martes santo en horario nocturno, recorriendo una corta estación cercana a Catedral de Huehuetenango e ingresando al filo de la medianoche del miércoles santo. La característica de este cortejo es que no lleva banda musical, solamente el acompañamiento de un redoble y de las oraciones de los fieles durante el recorrido. Miércoles santo se destaca por la velación de las imágenes de pasión en el interior de Catedral. Es una oportunidad de mostrar una escena bíblica a los cientos de fieles que asisten al recinto religioso.
Durante jueves santo es el turno de los niños, con la organización del cortejo procesional infantil que recorre algunas calles y avenidas del centro de la ciudad huehueteca. Por la noche el ambiente reviste un tono de inmensa reflexión al dedicarse por la noche la adoración al Santísimo Sacramento del altar. Los fieles acompañan el monumento eucarístico hasta la madrugada del viernes santo.
El viernes santo es la jornada con mayor movimiento. Por la mañana se organiza el viacrucis procesional con las imágenes de Jesús Nazareno y Santísima Virgen de Dolores que egresan de Catedral y retornan al templo al filo del mediodía.
El bullicio se hace notar horas después. Poco a poco se empieza a percibir un ambiente distinto. La hermandad del Señor Sepultado de Huehuetenango hace los preparativos para el piadoso acto de crucifixión con la efigie sagrada de Cristo. En el ambiente se percibe una marcada calma y de pronto aparece la cruz, portada por miembros de dicha organización religiosa.
A lo lejos el silencio se rompe con el redoble que marca el paso de algunos miembros de la hermandad que llevan sobre sus hombros al Señor Sepultado. El párroco del templo lee una serie de reflexiones y pensamientos acordes al momento. De pronto observamos cómo la escultura es clavada al madero y los ojos expectantes de los fieles admiran tan místico instante.
Justamente a las tres de la tarde se canta y entona el Credo. Todo queda en silencio y se vuelve una espera previa al descendimiento del Señor Sepultado. Las andas que portarán a las imágenes de Cristo y de la Santísima Virgen de Soledad se encuentran listas para que a las cinco de la tarde sean levantadas en hombros por los integrantes de la hermandad.
El cortejo del Santo Entierro recorre una estación de más de 60 cuadras, divididas en 27 turnos o tandas, que es la medida en que se divide el recorrido procesional y que recorre varios sectores de la ciudad de Huehuetenango, donde sus calles y avenidas se bien ataviadas con bellas alfombras al paso de las veneradas imágenes. Al filo de las tres de la mañana del sábado santo la procesión llega a su fin.
El sábado santo hay una calma enorme que contrasta con el ambiente de los días pasados. Es el momento más tenue de la vida en la ciudad huehueteca, porque la gente no transita por sus calles y avenidas. Todo es profunda calma hasta que se organiza el cortejo de Pésame con la Virgen de Soledad, última procesión fúnebre de la jornada y que al finalizar da paso a la Vigilia Pascual. El domingo de Resurrección, muy de mañana se organiza la gloriosa procesión con Cristo triunfante sobre la muerte. Las marchas solemnes dejan de sonar y en su lugar suenan marchas festivas y piezas populares que dan cuenta de la gran noticia. Con esto, las actividades religiosas se dan por finalizadas a la espera del siguiente ciclo anual.
Aspectos sociales
Contrario a la reflexión y misticismo de las actividades religiosas, la sociedad huehueteca dedica su tiempo y esfuerzo en varias actividades. Ya hablamos de las procesiones, que congregan a miles de personas y que merecen la atención de propios y extraños. Otro aspecto muy importante es la elaboración de alfombras para el cortejo procesional del Santo Entierro, las cuales son realizadas por grupos familiares y de comunidades religiosas, organizándose en determinados sectores de la ciudad.
Llama la atención la alfombra elaborada por la comunidad “Santo Hermano Pedro” de la zona 2, que se le asigna el sector de la cuarta calle o calle del “Mercado”. La realización de la alfombra inicia en horas de la tarde del Viernes Santo, debido a que el cortejo procesional del Santo Entierro recorre dicha parte durante la noche de este día. Las personas que se encargan de esta muestra de arte efímero son las mismas que, luego del paso de la procesión, recogen los restos de esta. Y así sucede con el resto de los grupos religiosos durante este día.
Dejando de lado el tema religioso, entran en escena aspectos mundanos y populares. En la noche del miércoles santo, mientras en el interior de Catedral se escuchan marchas y los fieles observan la velación con las imágenes de pasión, en las afueras del templo religioso y alrededores de municipalidad y gobernación departamental, se lleva a cabo la tradicional y centenaria “Serenata de Miércoles Santo”. Anualmente es dedicada a un personaje destacado o grupo musical propio de Huehuetenango. En la edición de 2019, última ocasión en que este evento fue presencial, se dedicó a la marimba femenina de Malacatancito “Perla de Hormigo de Malacatancito”.
En los últimos años, el sentido de la serenata ha cobrado un auge muy singular. Porque sirve como bienvenida para recibir al huehueteco ausente, que durante al año por razones de trabajo o estudio se mantiene alejado de su pueblo. Entonces, la música, la alegría, el bullicio y el ambiente se tornan propicios para hacer de esa noche, una noche eterna para recordar viejos tiempos y memorias de los seres queridos que han fallecido. Esta actividad finaliza en las primeras horas del jueves santo y así dar paso a la reflexión del triduo pascual.
Para finalizar con los aspectos sociales, es menester compartir sobre las tradiciones culinarias en la ciudad de Huehuetenango. No podemos dejar de mencionar la afamada miel, elaborada a base de frutas y azúcar, la cual es presentada como conserva y que se acompaña con el famoso pan de “Semana Santa” o “Pan especial”, el cual es dulce y que contiene levadura natural y huevos dentro de sus ingredientes. El objetivo de preparar estos alimentos es para compartir con propios y extraños; en los hogares se acostumbra a recibir a las visitas y ofrecerles miel con el pan tradicional, suceso importante para marcar lazos de unidad entre varias familias que comparten de su receta a los demás.
Aspectos culturales
La ciudad de Huehuetenango, junto con la villa de Chiantla, son localidades ampliamente afamadas por las representaciones y dramatizaciones en vivo. En el caso de la cabecera departamental huehueteca, estas se realizan desde la noche del martes santo con el arresto de Dimas y Gestas, los ladrones que fueron crucificados junto a Jesucristo. A partir de ahí, cada día el grupo encargado organiza estas escenas que son apreciadas por cientos de personas a lo largo de diversos espacios destinados en las calles y avenidas.
A propósito de esto, Luis Luján Muñoz nos aporta una serie de detalles bastante acertados sobre dichas representaciones en vivo:
“También se observan representaciones vivas de la Pasión en las que los vecinos se convierten en protagonistas de estos hechos religiosos, entre los cuales podemos mencionar los ejemplos de Huehuetenango y Chiantla en el noroccidente”.[3]
Tal como lo menciona Luján Muñoz, los participantes de dichas representaciones no son actores profesionales. Los participantes lo realizan de forma voluntaria, ensayando durante los meses anteriores y así presentar una puesta en escena convincente para la población local y foránea que logra apreciarlas.
Estas dramatizaciones corren paralelas a los oficios litúrgicos, principalmente del Viernes Santo. Mientras en el interior de Catedral ocurre la crucifixión de la escultura de Cristo, en el exterior del templo las personas ultiman detalles de las bellas alfombras y se logra apreciar espacios destinados para la presentación de las escenas de la pasión y muerte de Jesucristo. El culmen de este evento cultural ocurre con la representación de la muerte de Jesús, la cual conmueve ampliamente a los espectadores.
La Semana Santa en la actualidad
Como punto final de esta narrativa de hechos variados nos remitimos a la experiencia vivida en 2019, última ocasión en que los eventos religiosos, sociales y culturales pudieron desarrollarse de una forma “normal”.
En el caso de las procesiones, durante 2018 y 2019 estas tuvieron su epicentro en el templo El Calvario, debido a los trabajos de reconstrucción de la Catedral de Huehuetenango, a causa del fuerte temblor ocurrido a finales de 2017, que dañó severamente esta edificación religiosa. Por dicha razón, los cortejos procesionales de Semana Santa daban inicio y tenían fin en el citado recinto. La única excepción era el festivo desfile de Domingo de Resurrección, el cual iniciaba desde la madrugada en el citado templo de El Calvario.
Si realizamos una comparativa de lo vivido, durante la década pasada y los hechos ocurridos antes de la pandemia, podemos darnos cuenta de que existe un crecimiento bastante gradual de la participación de personas en las actividades programadas durante la Semana Santa. Incluso, las bandas musicales que acompañan con sus notas fúnebres han ido diversificando su repertorio para gusto de propios y extraños.
Como nota de conclusión, el hecho de explicar y contar detalles sobre la Semana Santa huehueteca hace de esta algo único y muy puro, convirtiéndose en un elemento de unidad social, familiar y religiosa. En esa perspectiva se expresa a partir de aspectos vivenciales de pobladores y del mismo autor. Observamos que la contribución del tiempo ha enriquecido con la consolidación de sus costumbres y tradiciones y su permanencia en el pensamiento colectivo de la sociedad huehueteca. Las procesiones, alfombras, organización de dramatizaciones en vivo, música y la gastronomía propia del lugar, son factores que permiten la trascendencia de esta expresión de fe en algo sumamente especial en nuestro país y particularmente de la región noroccidental de Guatemala.
Dedicado con todo amor y cariño a Amparo Alonzo, con quien tuve la dicha de compartir la Semana Santa de nuestro amado Huehuetenango.
[1] AHAG, Fondo Diocesano, secretaria de Gobierno Eclesiástico “Secularización de doctrinas 1754-1821” (Caja A 4.56, expediente 14). En la parte relacionada a “Bienes de la Yglesia, y Sachristia del Pueblo de Huehuetenango”, fechado en 28 de octubre de 1757.
[2] Escultura de la segunda mitad del siglo XIX
[3] Luján Muñoz, Luis “Semana Santa tradicional en Guatemala”, Guatemala: Serviprensa Centroamericana, 1982. Cuadernos de la tradición guatemalteca No. 2. Página 11.