Fotografía de Wicho Berdúo, 2022.

MSc.Mario Alfredo Alvarado Vela
USAC-Escuela de Historia

La historia de la humanidad ha estado rodeada desde siempre de situaciones que alteran el orden establecido ya sea por motivos políticos, económicos y en este caso sanitarios.

Las pandemias han estado presentes en la historia desde siempre y son una constante que no podemos estar evitando conforme el paso del tiempo y el desarrollo de los diversos contextos en el que se dan las mismas.

El antecedente quizás más cercano y de una envergadura si no tan letal, pero sí que marco una alteración en la vida de la humanidad la tenemos con la famosa gripe española que ataco a la humanidad en comienzos del siglo pasado.

En este contexto e incluso tras los terremotos de 1917-18 las tradicionales procesiones se desarrollaron con total normalidad, pero lo vivido a comienzos del año 2020 marcó un antes y después. En diciembre del año 2019 comenzó aparecer una extraña neumonía en China situación que derivo en la actual pandemia de Coronavirus que se extendió en poco tiempo por todo el mundo llegando a Guatemala según la información dada por el gobierno en marzo del 2020.

Esta extraña enfermedad que detuvo al mundo al comienzo con cierres de fronteras y restricciones drásticas afectó el desarrollo de las tradicionales procesiones de Cuaresma y Semana Santa en Guatemala.

El único cortejo que se desarrolló en este contexto de restricciones fue el Viernes Santo del 2020 un via crucis con el patrón jurado de la ciudad de Guatemala Jesús de la Merced a puerta cerrada cumpliendo con ello la premisa histórica que este emblemático Nazareno obra de Mateo de Zúñiga jamás ha dejado de salir en procesión a pesar de cualquier tragedia que azote a la urbe.

Esto y la escalada de casos, así como la lentitud de la vacunación desemboco en que en la Cuaresma y Semana Santa del año 2021 nuevamente se restringieran los cortejos quedando relegadas actividades intramuros y con escasa participación de personas, situación que marcó una complejidad de incógnitas, entre ellas: ¿Cuándo regresarían los cortejos en esta nueva normalidad?

La respuesta se obtuvo a finales del año 2021 cuando el arzobispado dio luz verde siempre y cuando las condiciones epidemiológicas lo permitieran el retorno de las procesiones nuevamente a las calles de la ciudad situación que nos marcó que debíamos de aprender a convivir y adaptarnos a esta nueva y compleja realidad.

Las expresiones de piedad popular son el referente de muchas de las concepciones antropológicas del país y que parten de esa premisa para ser patrimonio vivo que se debe conservar.

En este contexto hay que ser claros, este virus jamás se irá y nos quedará convivir con el hasta que se vuelva endémico, por ello debemos de adaptarnos a esta nueva realidad y saber vivir con ella para hacer de ello un referente de la conservación de nuestras expresiones de piedad popular.

Fotografía de Wicho Berdúo, 2022.

Es importante mencionar que el 26 de febrero cuando se reanudaron las procesiones de nuevo fue un desborde de fe ver al patrón jurado, recorrer los viejos barrios de la ciudad en una rogativa sin precedentes que entró en horas de la madrugada siguiente.

Esto nos confirma la importancia y como estas formas de piedad popular siguen vigentes en nuestros días y que estos dos años sin cortejos no han impactado significativamente en el desarrollo de los mismos, más bien la fe sigue intactica de un pueblo tan sufrido pero que en las esculturas de Pasión se ha logrado refugiar en sus momentos de incertidumbre tal es el caso del Nazareno mercedario y su largo recorrido de rogativas en la historia patria desde 1655.

La procesión del Silencio salió igualmente en este año 2022 con toda la solemnidad y misticismo que le merece al Señor de los Milagros demostrando con ello la importancia de estas tradiciones en la historia patria igualmente es digno de mencionar la valentía de los miembros de la hermandad de Santa Catalina Bobadilla en la Antigua quienes el primer domingo de cuaresma al filo de la medianoche sacaron en un pequeño recorrido al Nazareno por las calles de la aldea.

La Cuaresma y Semana Santa cambiaron drásticamente y debemos adaptarnos a esta nueva realidad porque vemos el ejemplo claro del Calvario quien modificó el recorrido para sus dos cortejos procesionales para lograr mayor distanciamiento y evitar calles angostas.

El segundo domingo de Cuaresma lo pudimos apreciar cuando Jesús de la Justicia recorrió calles de zona 1 y 3 en un atípico cortejo que demostró como el pueblo de Guatemala está necesitado de estas expresiones de piedad popular. El tercer domingo de Cuaresma pudimos apreciar como una de las asociaciones que en el 2020 se quedó a horas de su cortejo como lo es la del Nazareno de la Buena Muerte cumplió con sus protocolos y salió en un cortejo si bien con menor recorrido pero que demostró cómo estas expresiones de piedad son parte del ideario del guatemalteco.

Caso contrario a la HSS de la misma parroquia quienes con argumentos vagos y fuera de lugar siguen resistiendo y negando sacar uno de los cortejos más antiguos de Guatemala.

En síntesis, Guatemala encuentra en sus cortejos procesionales un bálsamo a los problemas que agobian al país esperando ahora podamos vivir esta nueva normalidad de una mejor manera, un abrazo y nos vemos en filas.

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