Foto: Túnica bordada. Fotografía tomada por Fernando Cortes.
Foto: Túnica bordada. Fotografía tomada por Fernando Cortes.

Por: Juan Fernando Girón Solares

CUARTA PARTE

CUANDO LA TRADICIÓN SE CONVIERTE…EN HERMOSOS BORDADOS PARA JESÚS Y LA VIRGEN

     Toc…Toc… Toc… ¡¡¡¡ se dejaron escuchar los golpes secos provenientes del exterior del portón de la Casa Central, aquella tarde de domingo cuaresmal del año 1974, la cual se localiza en la 14 calle entre primera y segunda avenidas de la zona uno de la capital guatemalteca. El amplio edificio y sus corredores, fueron testigos de la caminata que desde el taller de bordados y costura, localizados en el recinto frente al patio, emprendió nuestra protagonista de esta faceta de la tradición: Sor ROSA ELVIRA, una entregada hermana de la Caridad de San Vicente de Paúl, quien con otro grupo de religiosas, se afanaban a aquella hora por concluir el delicado trabajo, que varias hermandades de pasión les habían encomendado desde meses atrás: EL BORDADO DE TÚNICAS Y MANTOS, que estrenarían varias imágenes en sus santos cortejos procesionales de aquel año.

     Voy… ¡¡¡ Ya voy…. Dijo en voz alta la devota monja, mientras se acercaba a la puerta principal. Tenían visitas y era necesario atenderlas. Segundos después, con el rechinar de las bisagras de aquel portón, se abrió el mismo, dando paso al saludo, bienvenida y por supuesto al coloquio entre Rosa Elvira y sus visitantes:

  • Buenas tardes Madrecita, gusto de saludarla. Conforme lo que acordamos, con un gran esfuerzo de parte de la comunidad y Sacerdotes de Nuestra Parroquia, le traemos los cordones de hilo de oro para nuestras prendas. Expresó la dirigente del grupo de feligreses.
  • La amplia sonrisa de la anfitriona, fue la primera impresión que recibieron como todos, quienes visitaban a aquella bordadora, de pronto con unas manos milagrosas para el decorado de las prendas, que a lo largo y ancho de nuestra Guatemala, han vestido a ese tesoro tan especial de la religiosidad popular de Guatemala, las veneradas y consagradas imágenes de Nazarenos, Dolorosas y Sepultados. – Pasen, pasen por favor, sean bienvenidas.- les replicó.

Todo el conjunto de féminas, se dirigió después de atravesar el Edificio, al sector opuesto, es decir el que da a la trece calle donde se ubica el mencionado Taller. Y con el cariño y dedicación que siempre le han caracterizado, nuestra heroína cuaresmal que viste su inconfundible hábito, extendió la tela en fina pana de color vino tinto con las vestimentas sagradas, que los fieles de aquella parroquia le habían llevado previamente, para mostrar a sus visitantes el contraste que existiría al realizar aquel fino bordado para la túnica del Nazareno y Manto de la Dolorosa, donde ya se habían marcado los diseños para el bordado, previamente acordados. Todas quedaron asombradas. No podía ser para menos. Con gran esfuerzo, el grupo de penitentes provenientes de una populosa Colonia del Municipio de Mixco y sus autoridades parroquiales, habían logrado a través de rifas, ventas de comida y entremeses, el dinero necesario para comprar la tela y contratar el mejor de los servicios de bordado de aquel entonces: el bordado de las Monjitas de la CASA CENTRAL. 

Sor Rosa Elvira, agradeció la entrega del áureo cordón necesario para realizar su trabajo. Amablemente, invitó a la visita a tomar asiento en compañía del resto de sus religiosas, a quienes había enseñado a fuerza de paciencia, de práctica y de prueba y error, la delicada y afanosa tarea de bordar túnicas y mantos para imágenes religiosas.

A esa hora de la tarde de aquel domingo de cuaresma, las bordadoras escuchaban en un Radio portátil de transistores marca HITACHI, a la Radio Nacional TGW de Guatemala, donde transmitían el histórico programa “SEMANA SANTA EN GUATEMALA” en la inconfundible voz de don Otto René Mancilla, quien a esa hora vespertina, hacía las delicias de sus oyentes, con su exclusivo repertorio de marchas fúnebres, oraciones y meditaciones y mensajes propios de la época.

Y así, nuestra protagonista aprovechó la oportunidad para exhibir a sus acompañantes, el producto del trabajo propio y de su equipo, y por ende de las prendas que ya llevaban bastante avanzadas, para su entrega en los días venideros a diferentes personas, hermandades, asociaciones y Cofradías, trabajo que nuevamente dejó boquiabiertas a las residentes en aquella Colonia Mixqueña, debido a la especial belleza de su realización.

  • Qué belleza de bordados Madre, no cabe duda que Dios está presente en sus manos ¡ Fue el comentario general que con toda justicia y legitimidad recibieron las religiosas, quienes agradecieron aquellas palabras.

Pero mientras se extendieron las respectivas prendas sagradas, bordadas en algunos casos en finos hilos de oro o de plata, que pasaron luego a formar figuras de cálices, corderos, palomas, rosas o azucenas en la pana o el terciopelo, sor Rosa Elvira volvió al pasado, unos treinta o cuarenta años atrás, cuando de la mano de sus padres, caminaba por las calles del centro histórico, en los calurosos mediodías o de pronto en las frescas noches de la Semana Mayor, para admirar el paso de los cortejos procesionales de Jesús o de la Virgen Dolorosa. De esa cuenta, en segundos pasaron por su mente y gracias a la activación de sus neuronas: El Señor de los Milagros de la Iglesia de San José,  Cristo Rey con su extraordinaria belleza morena, Jesús de la Merced aquel Viernes Santo del año 1956, cuando estrenó la recordada túnica de las Palomas, bordada precisamente en aquel Taller de tanto prestigio, las Dolorosas de la Reseña y de Candelaria, el Cristo Yacente dl Calvario, y por supuesto, las hermosas imágenes de la Soledad de nuestra Señora la tarde y noche de cada Viernes Santo, o cuando a estas últimas en compañía de su madre, y vistiendo riguroso luto, se le daba “el pésame” al atardecer del Sábado de Gloria.

       Avanza la tarde, el programa icónico de la Semana mayor llega a su fin, y es el instante preciso en que las visitas empiezan a despedirse de las esforzadas integrantes de aquel equipo, que realiza el bordado en el centro tanto educativo como religioso, que está muy adentro del corazón del pueblo católico de Guatemala.

       Antes de salir, como gesto de gratitud y de amor a Dios, la religiosa invitó a sus acompañantes a pasar a la Capilla donde se venera la imagen de la Medalla Milagrosa, y se alaba a Jesús Sacramentado, a quien le imploran la bendición de todas las presentes para ese momento, y por supuesto para los próximos días de la Semana Mayor.

        Y así, conforme fuera convenido, el Viernes de Dolores 5 de abril de 1974, los Representantes de la Parroquia Mixqueña, se hacen presentes en el Edificio de la histórica Casa Central de la Ciudad de Guatemala al caer la tarde, donde luego de entregar el estipendio convenido meses atrás, reciben de sor Rosa Elvira y su equipo de entregadas religiosas, la túnica del Cristo Nazareno y el manto de la Dolorosa, para el cortejo procesional de la próxima semana, los que son igualmente admirados por la especial belleza en su realización.

         Nuestra gratitud y reconocimiento a las herederas y los herederos de este incomparable oficio, como el realizado por el grupo de Hermanas de la Caridad del sitio que hemos señalado en estas líneas, y que hoy día nos siguen maravillando con el producto de sus manos, mente y corazón en el decorado del vestuario que nuestras queridas imágenes, estrenan y lucen en sus cortejos procesionales. Producto que no es otra cosa, que el momento justo cuando la tradición se convierte … en hermosos bordados para Jesús y la Virgen. 

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