Por Carlos López
Al pesebre palestino
en vez de esferas lo adornan
bombas de fósforo blanco.
Las estrellas de Occidente
bajo la luna de Oriente
son de muerte; los cohetes,
aviones, tanques, misiles
han matado 20 mil;
10 mil niños que no fueron
dioses ni ángeles ahora
son mártires de la franja
de Gaza, la inmensa cárcel,
la más grande del planeta,
bañada en sangre, inundada
de cadáveres al aire
libre; escuelas, hospitales,
casas, refugios destruidos:
todo el país agoniza.
Los sionistas de Israel,
con los Estados Unidos
y Europa se condecoran
con cruces. Malditos sean
entre todos los malditos