Detalle del retrato de Rodrigo de la Cruz, Museo de Arte Colonial, Antigua Guatemala. Foto: Brenda Porras
Brenda Janeth Porras Godoy
Facultad de Arquitectura, Universidad de San Carlos de Guatemala

Es frecuente que en las obras artísticas relacionadas con el Nacimiento del Niño Dios aparezcan las figuras de la Virgen María, San José, los pastores, los reyes magos, ovejas, la mula y el buey. Pero también aparecen otros personajes, como ángeles y en algunos casos, también arcángeles. En esta ocasión se quiere resaltar tres obras guatemaltecas en las que aparece la imagen San Miguel, príncipe de la milicia celestial.
La primera obra se ubica en el Museo de Arte Colonial de La Antigua Guatemala. Es el retrato del general de la orden betlemítica fray Rodrigo de la Cruz. Portando en la manga izquierda de su hábito pardo, muestra el escudo de la orden. Los religiosos siempre llevaban esta insignia. Se trataba de una lámina de cobre de aproximadamente 10 cm. Una de estas piezas se puede apreciar en el Salón Mayor de la Casa Popenoe, también en La Antigua Guatemala. La pintura representa, arriba, al Padre Eterno y la inscripción
“Gloria in excelsis Deo et”. Está San José, la Virgen María y el Niño Jesús recostado en el pesebre lleno de pajas. Al frente, se observa una oveja atada, regalo de dos pastores (un hombre y una mujer formando parte de la escena). Del lado derecho aparece el arcángel San Miguel con casco de plumas rojas, de rodillas, adorando al Divino Infante. Toma con sus manos el borde de la mantita blanca sobre la que está recostado el bebé.

La segunda obra es una pintura que se encuentra en la Basílica de Santo Domingo de la Nueva Guatemala de la Asunción. Es un lienzo de proporción vertical de aproximadamente dos metros de alto. En un primer plano aparece la Virgen María mostrando en sus brazos al Niño Jesús, sonrosado y feliz, al Arcángel San Miguel. Está de rodillas, ataviado con casco, manto y faldón, cuyas telas van formando curvas de gusto barroco, como si estuvieran moviéndose graciosamente al viento. En un segundo plano, San José duerme
plácidamente. Para completar la composición, en la parte superior, desde el cielo, Dios Padre ve la escena, providente, con el orbe en su mano. También está el Espíritu Santo en forma de paloma y un par de querubines con el cartel “Gloria in excelsis Deo et in T”. Ambas pinturas, la anterior y ésta, la escena se representa en la oscuridad, durante la noche, con contrastes de luz, iluminando a todos los personajes.

Nacimiento del Niño Jesús, Basílica de Santo Domingo, zona 1, ciudad de Guatemala. Foto: Brenda Porras
Nacimiento del Niño Jesús, Basílica de Santo Domingo, zona 1, ciudad de Guatemala. Foto: Brenda Porras

La última obra es una escultura de unos 20 cm. de alto, que se encuentra en el Museo de Arte Colonial del Hotel Casa Santo Domingo. Posiblemente sea de finales del siglo XVIII. De rostro muy joven, terso y sonrosado, representa a San Miguel que arrulla en sus brazos al Niño Jesús, inspirando ternura. Este tipo de escultura de producción pequeña y refinada, se destinaría no a la contemplación de la concurrencia, sino a la piedad íntima y desbordada de cariño, en el ambiente del hogar. El Arcángel se encuentra de rodillas sobre una peana de nubes. Viste un atuendo ricamente estofado, con su casco militar adornado de plumas rojas y azules, manto rojo y alas extendidas. Ya no conserva la escultura del Divino Jesús, que se podría quitar y poner fácilmente. Para deducir cómo pudo haber sido ese Niño se invita a ver el que tiene otro arcángel, también de manufactura guatemalteca, que es parte de una colección privada en México cuya fotografía fue publicada por el historiador Xavier de Moyssén en 1978 en el libro “Estofados de la Nueva España”.

Arcángel San Miguel cargando al Niño Jesús. Izquierda, Museo de Arte Colonial de Hotel Casa Santo Domingo, foto: BrendaPorras. Derecha: colección particular, foto: libro Estofados de la Nueva España.
Arcángel San Miguel cargando al Niño Jesús. Izquierda, Museo de Arte Colonial de Hotel Casa Santo Domingo, foto: Brenda
Porras. Derecha: colección particular, foto: libro Estofados de la Nueva España.

Para terminar, cabe resaltar que en las tres obras presentadas, aparece el Arcángel Miguel, siempre apacible y sereno, de rodillas, en actitud de adoración.

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