ndhi Ponce Juárez

Isabel Muñoz (1951- ) es una de las grandes fotógrafas españolas junto a Cristina García Rodero entre muchas otras. Su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas, y también ha sido reconocida con premios importantes como el Premio Nacional de Fotografía en 2016. La mayor parte de su trabajo la realiza con fotografía blanco y negro impresa con la técnica de platinotipia, algo que le da una dimensión extra a su trabajo.

Una constante a lo largo de su carrera ha sido su interés por el cuerpo/retrato, el cual materializa a través de sus fotografías con cierta carga de erotismo y sensualidad. Esta sensualidad suele estar ligada a bailes y danzas, los cuales fueron el sujeto principal de sus proyectos en los inicios de su carrera. Ella misma admite que fueron precisamente estos trabajos quienes la llevaron a lo que “…sería el leit motiv de mi carrera: el amor y el éxtasis” [1]. En todo caso, fue la danza quien la llevó a Camboya en los años 90, y es acá donde comienza la (a veces confusa) historia de la imagen destacada.

EL VIAJE A CAMBOYA

Después de fotografiar bailes como el tango, flamenco, ballet y danza cubana, Muñoz decide viajar a Camboya con dos propósitos: documentar la danza Khmer y hacer una serie sobre las apsaras, unas deidades asociadas también a la danza que usualmente son representadas en esculturas como mujeres bellas con los pechos descubiertos. Para esto último Muñoz debía contratar a prostitutas, y es así como conoce al fotógrafo español Gervasio Sánchez (él también recipiente del Premio Nacional de Fotografía en 2009), quien le ayuda a encontrarlas. En cuanto a la danza Khmer, además de Sánchez conoce al padre Kike Figaredo, quien le ayuda a conseguir acceso a la Escuela Real de Danza de Phnom Penh, en donde se gesta la imagen de hoy [1] [2].

LA FOTOGRAFÍA

Es a partir de este punto que el relato de la propia Muñoz no cuadra con la realidad, pero aclaro y hago mucho énfasis en que estoy seguro de que se trata de un simple malentendido y no de un intento de mentira o decepción, ya que conociendo su obra (la cual tiene una variedad y calidad excepcionales), no tengo duda alguna de la integridad de Muñoz como fotógrafa o como persona. Pues bien, en palabras de Muñoz, estando en la Escuela conoce a una niña de 17 años que por su talento era la primera bailarina de la academia. Ella se encontraba descansando en una cama con una amiga cuando de repente hizo el gesto que vemos en la fotografía, y Muñoz estuvo lista para capturarlo. Por lo tanto, no es una fotografía posada, lo cual la hace mucho más interesante. Al pasar los años, Muñoz regresa a Camboya y se vuelve a encontrar con Figaredo, quien le comenta que la niña cuyo brazo aparece en la fotografía había sido asesinada unos años después bajo circunstancias extrañas. [2] Ahora bien, el problema con este relato es que el nombre de la supuesta niña es conocido: Pisith (más adelante cambió su nombre a Piseth) Pilika. Ella fue una destacada actriz y bailarina muy famosa en Camboya. En 1999, mientras estaba de compras en un mercado con su sobrina de 7 años, fue asesinada por desconocidos. La historia es que estaba teniendo un romance con el primer ministro Hun Sen, y la esposa de éste pagó a unos sicarios para que la asesinaran luego de enterarse de la infidelidad de su esposo. [3] Pilika nació en 1965, por lo que tenía 31 años en 1996, cuando Muñoz tomó esta fotografía. Así que, si Muñoz retrató a una niña de 17 años en esta fotografía, definitivamente no era Pilika. Más allá de eso, esta historia del asesinato tuvo un gran impacto en ella y es una de las razones por las cuales guarda a esta fotografía con mucha estima.

­

EL OTRO EFECTO DE CAMBOYA

Como mencioné en la sección anterior, Muñoz iba a Camboya específicamente para trabajar sus imágenes de danza. No obstante, tanto Sánchez como Figaredo le abrieron los ojos al dolor, circunstancias e historia de los camboyanos [1] [4], algo que le afectó enormemente, y este viaje se puede ver como un parteaguas no solo en su vida, sino también en su producción artística. A partir de acá comienza a trabajar temas sociales como identidad de género, trata de personas, migración, trabajo y abuso infantil, femicidio y violencia contra la mujer y, en años recientes, temas ambientales.

Suplemento cultural

VÍNCULO CON GUATEMALA 

Muñoz ha realizado algunos trabajos cerca de nuestras fronteras. Su trabajo con las maras de El Salvador tuvo bastante difusión. Con “La Bestia”, documentó un pequeño trecho del viaje en tren de Arriaga (Chiapas) a Ixtepec (Oaxaca) que realizan los migrantes centroamericanos en su camino hacia los Estados Unidos. En 2009 participó en la exposición “Memoria percibida” junto a artistas guatemaltecas, estadounidenses, portuguesas y españolas en el Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida” y en el 2011 expuso “La Bestia” en el Centro Cultural de España dentro del Festival Foto>30.

Fuentes

[1] Blanca Galería Berlín (2020). Coup de coeur. Isabel Muñoz. Catálogo de Exposición. Recuperado de: https://issuu.com/blancagaleria/docs/cat_logo._coup_de_coeur._isabel_mu_oz._galer_a_bla

[2] Sánchez, M. (2021). La historia de la bailarina camboyana que impactó a la fotógrafa Isabel Muñoz. Radiotelevisión Española. Recuperado de: https://www.rtve.es/television/20210512/bailarina-camboyana-isabel-munoz/2089651.shtml

[3] Mydans, S. (1999, diciembre 3). Phnom Penh Journal; A Strongman, a Slain Actress and a Tell-All Diary. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/1999/12/03/world/phnom-penh-journal-a-strongman-a-slain-actress-and-a-tell-all-diary.html

[4] Vellón, O. (2014, noviembre 22). Isabel Muñoz: “España tiene muchas cosas que contar, y en cuanto pueda va a ser como un volcán”. elDiario.es. Recuperado de: https://www.eldiario.es/cultura/isabel-munoz-espana-va-volcan_1_4507769.html

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Artículo anteriorLibre, fuerte, inquebrantable
Artículo siguienteArquímedes y la esfera