Claudia Navas
Susana Tormentas, la Negra, Filipa y su amiga, la no hija de Lina, la paciente de Vicky Ventura, la mamá de la mirada perdida, Oni, Ilol, Marta y su hermana y también la abuela, Maritza, Diana, la escritora y Simone, la licenciada, doña Olguita, doña Rome, Rosita, la nana y la mujer de las intuiciones, las compañeras del coro, la nuera, la madre sorprendida, la mujer con un poco de lo que no le toca, Virusa, la mesera, la nuera, la F2, la chica de la estación, Milena, la mujer en espera de ser mamá, la princesa del reino encantado y serendipity.
Mujeres con sueños y pesadillas, en la búsqueda y la rebusca, resignadas o no, obstinadas, conformistas a veces, reveladas muchas más, desveladas, con las hormonas revueltas, con miedo, con fe, con ansias, con vida o lo que les queda de ese tiempo en el que habitamos el mundo, las ciudades, los pueblos, las calles, las habitaciones, los cuerpos.
Historias en las que puedo imaginar, recordar, sentir y hasta sollozar, como cuando me deslizo como una lágrima hacia al suelo, una poesía de Gloria Hernández en medio de una historia. Son anécdotas en las que puedo proyectarme, verme o a mis amigas, a mi mamá, a mis abuelas, a mi hija, porque yo también soy un poco una rutera en la vida, que de papalina en papalina o de palabra en palabra, en mi caso, voy esbozando mis sueños aún con la garganta llena de nudos, esperando abrir la puerta del copiloto en algún instante y llevarme a alguien junto a mí. Fluir como gitana otro poema entre historias o buscar un columpio que me impulse a volar bien lejos y cambiarle el nombre a quien me acompañe todos los días, porque Lo más sublime pierde su belleza si se vuelve cotidiano como dice la autora. Vivir en el anonimato, que dicha, disfrutando de la música en un teatro o en un café, no importa si esta proviene de un violín o una rockola y si escucho a Miles Davis o llega el momento de que suenen las golondrinas.
Susana Tormentas tiene la fuerza del sobrenombre de la protagonista de una de las historias y del título del libro, un personaje genial —por cierto—, que se transforma por amor. Esta y las demás narraciones arrasan con todo eso que está en nuestro diario vivir, las cosas cotidianas, los momentos que se quedan ahí sin que los pensemos, pero marcando y hasta definiendo nuestras vidas, así como las cosas que están dormidas en los más profundo de nuestro ser, tratando de resucitar sin que le demos permiso.
En todos esos pensamientos, sí, pensamientos y sentimientos conjugados, ideas, emociones hiladas por las palabras de la autora, en donde destaca su habilidad para crear ambientes ricos y detallados, descripciones vívidas que nos transportan a momentos y escenarios de Guatemala, de México, Texas, Praga y otros lugares, permitiéndonos sumergirnos en la atmósfera de sus historias.
Gloria Hernández presenta una gran diversidad de experiencias de mujeres que luchan por encontrar su lugar en el mundo, cada historia nos muestra una perspectiva diferente y nos invita a reflexionar sobre las complejidades de la vida femenina. Respecto a esto, quiero mencionar a la escritora y activista feminista Chimamanda Ngozi Adichie quien ha hablado sobre la importancia de la representación de las mujeres en la literatura, enfatizado que las historias de las mujeres son tan importantes como las historias de los hombres, y que la falta de representación femenina en la literatura puede perpetuar estereotipos y desigualdades de género. También la crítica literaria y teórica feminista, Gayatri Chakravorty Spivak, ha argumentado que dar voz a las mujeres en la literatura es esencial para desafiar las estructuras de poder y para ampliar la diversidad de perspectivas en la narrativa. Spivak ha abogado por la necesidad de representar las experiencias de las mujeres marginadas y oprimidas, y ha argumentado que esto es fundamental para construir una sociedad más justa e inclusiva. Tan importante hablar de ellas, porque lo que no se ve no existe, así que, gracias Gloria por escribir y dar voz a más de 26 mujeres en estas historias. Susana Tormentas aborda situaciones cotidianas que muchas mujeres enfrentan: desde la maternidad o el anhelo de ser madre y la crianza de los hijos, hasta la presión social y las expectativas que la sociedad, el espacio en el que vivimos, nuestros padres, madres, la gente, tiene de nosotras y que no necesariamente son las nuestras. Estas historias nos invitan a reflexionar sobre los desafíos y las alegrías que conlleva ser mujer. Gloria logra capturar de manera magistral las emociones y los sentimientos de sus personajes. Podemos sentir su alegría, su tristeza, su frustración y su esperanza a medida que navegamos por cada historia. Esto nos permite conectar con los personajes y nos hace reflexionar sobre nuestras propias experiencias como mujeres. Tengo que decir que me gusta mucho el enfoque realista de este libro, ya que, en lugar de presentar a las mujeres como seres perfectos o idealizados, la autora nos muestra a mujeres reales, con todo lo que esto implica, lo que nos permite identificarnos con ellas y nos recuerda que todas tenemos nuestras propias luchas y triunfos en la vida. La académica Sandra Gilbert, en su obra La loca del desván: La mujer escritora y la imaginación literaria del siglo XIX, destaca la relevancia de las historias de mujeres al afirmar que «la literatura escrita por mujeres nos brinda una perspectiva única y necesaria sobre la experiencia femenina, desafiando los estereotipos y cuestionando las normas impuestas por la sociedad patriarcal». También la escritora y editora argentina Sylvia Molloy, en su ensayo «Desarticulaciones: escribir en América Latina», destaca la importancia de la escritura femenina como una forma de resistencia y resalta la capacidad de las mujeres escritoras para cuestionar y problematizar los roles de género establecidos, así como para explorar temas como la identidad, la sexualidad y el poder en sus obras.
Para mí, Gloria posee una maestría en el manejo de los personajes. Sus protagonistas son complejas y realistas, con matices y contradicciones que las hacen humanas y cercanas. Explora sus motivaciones, sus anhelos y sus conflictos internos, que nos lleva a conectar emocionalmente con ellas. A través de sus personajes, la autora nos invita a reflexionar sobre temas universales como el amor, la identidad y la búsqueda de la felicidad, la muerte.
Por último, quiero destacar la sensibilidad y la poesía que se encuentran en la prosa de Gloria:
Nuestras blancas madres eternamente de luto ya no se guiñan el ojo.
Vestidas de Negro bajo el sol
La muerte también es una fiesta, macabra, pero fiesta al fin,
una celebración de suspiros y de lamentos, de nostalgias y recuerdos.
Final de fiesta con Lina
Nuestros relojes sincronizaron sus tiempos desde el infinito
La noche fresca llovizna corazones. Kind of blue
Su estilo es evocador y utiliza el lenguaje de manera magistral para transmitir emociones y crear imágenes poderosas. Al punto de volverme golosa en cada página y querer continuar leyendo.
No te soltés mama no te vayas a perder frases que ejemplifican esas vueltas que da la vida en donde los papeles se invierten.
De unas perchas en el cuarto armario colgaban los trajes de las monjas incluidos los del humor y la alegría que traían antes de su matrimonio con Dios. Tan reales, tan claras imágenes.
Y es que más de alguna vez hemos sentido como alguien ha escuchado nuestros pensamientos o como este caso, ese alguien es este libro, en donde unas historias serpentean por nuestro pasado, sea cierto o se haya quedado en intención, y logra que caminemos junto con las protagonistas, que nos duelan, que nos dibujen una sonrisa con un resolvámoslo y encontrémonos que aún está en suspenso. Porque al final, como dice una de estas mujeres en Susana Tormentas la vida es una fiesta, aunque se nos derrame el ponche en el vestido.