Foto La Hora/ Cortesía Suplemento Cultural
Foto La Hora/ Cortesía Suplemento Cultural

Por: Brenda Carol Morales

Existen muchos caminos
y cada uno tiene varios,
pero cada uno solo tiene una meta
y esta… ¡apareja!

Solo los que creen
merecer el cielo
o temen al infierno,
se imaginan que en la vida
hacen algo más
que matar el tiempo.

MI SUEÑO

Sos mi sueño,
el sueño que aplasta la realidad sofocante.
Sin la ilusión
se acaba el aire y
no podemos sino respirar nostalgias,
deseos turbios
de seguir viendo y viviendo
todo como antes, como entonces,
cuando entornábamos los ojos
por la alegría del encuentro.

¡Ah! ¡Entonces!…
Toda realidad —que no siempre es verdad—
la apartábamos
con el gesto pretensioso de las ilusiones.

Hoy todo te destruye,
hoy todo me destruye,
hoy si no es a la realidad
no sabemos ver a ninguna parte.
Ya no sabemos dejar de ver lo que no debemos
ya no podemos olvidar lo que no queremos recordar.

Vos, mi sueño…
¿por qué ya no te veo
más que en el recuerdo?

No sos vos

No, no, siempre no…
no sos vos, soy yo
yo que asemejo un pozo sin fondo,
una vasija con grieta que jamás se llena.
Otra vez, una y otra vez
mil y una noches sin sueños cumplidos
sueños que nadie más sueña ni comprende
sueños que yo misma no entiendo por qué soñar
sueños y visiones frustrados, siempre rotos
siempre sueños,
tontas aspiraciones mías de que fueran
más, más que sueños
más que tonterías, más que ilusiones.

Foto La Hora/ Cortesía Suplemento Cultural
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Me veo aquí,
cual faro colocado en el centro del océano
sin islas a la vista, sin nada a mi alrededor
yo, yo sola, siempre, siempre sola
y vos… mi último intento
mi postrer alimento… insuficiente
nunca demasiado…
¡Insensato!, ¡perverso apetito!
me llenás de insaciables anhelos
que no pueden calmarse…
…y vos, pobre mortal…
jamás podrás…

¡Vete!, ¡dejame aquí!
quiero gustar sola mis heridas
quiero solazarme en esta mortal angustia
en esta mortal miseria
¡Odiarme!, ¡débil!, ¡mísera criatura pequeña!
que jamás antes había comprendido
la imposibilidad de sus deseos
¡Odiarte!, ¡débil!, ¡estúpido!, ¡pequeño!
¡Jamás a la altura de mis anhelos!
¡Jamás capaz de saciar mi hambre, mis sueños!

¡No! aunque no seas vos
y sea solo mi culpa
jamás repitás que me amás
¡Eso que llamás amor me irrita!
me derrite en espasmódicas carcajadas y…
¡No quiero llorar!

PEQUEÑO DESCUIDO

Un olvido,
un pequeño descuido…
no deja cortar los hilos,
detiene el presente,
lo hace perenne.

Una voz que trastoca los tiempos
una voz, tu voz
que me detiene en tus manos.

Lo demás, querido,
es echar a rodar
las piedras de nuestros caminos.
PUERTA FALSA

Fiera atrapada en tu mirada
en busca de un punto perdido
donde la liberación ya no es un sueño.

Los intentos
¡vanos!
suben la marea de la desesperanza.

Para escapar…
¿Existe una puerta falsa?

RELOJ DE ARENA

Estoy en el fondo
de este reloj de arena
abrumada por el peso
del tiempo que no se va
que no sabe correr…
ni volar…
porque se enganchó al corazón
con todo el furor de sus espinas.

¡Ay! ¿Por qué el tiempo feliz
es el único etéreo
y en su vuelo de espuma
apenas nos saluda?

¡Ay! ¿Cuánta más arena
caerá sobre mi espalda?

REMANSO

¿Quién necesitaba
ese parque y esa fuente,
el aire frío que hiela las bancas
y un sol que de tímido
se escondía entre las ramas?

¿Para qué buscar en ese sitio un espacio
donde el tiempo pareciera correr
con un reloj descompasado?
¿O dejarse transformar
en un instrumento de resonancia
donde el trino de un pájaro
y las pisadas de un transeúnte
encontrarán posada?

Foto La Hora/ Cortesía Suplemento Cultural
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Un pedacito de paz,
como quien se unta una pomada…
los locos, los deformes,
viejos, vagos o solitarios,
un poeta y algún ratero,
es decir, todos hermanos,
cada uno en su banca,
su ración encontraron.

Y en aquella reunión,
para no fallar llegaron,
las risas y los cigarros
de unos jóvenes capeados.
¡Ah! Su inconciencia,
¡Qué inapreciable regalo!

Tan pronto alejaron la tranquilidad,
la nostalgia se sentó a mi lado.

ULULAN LAS SIRENAS

Ululan las sirenas
rompiendo el silencio de la monotonía,
un carro de bomberos se abre paso
alguien se entrega al sufrimiento.

Insiste la tragedia
el ulular de las sirenas,
llama a investigar a los curiosos
que se arremolinan presurosos
dispuestos así a romper su rutina.

A más sangre, mejor
mientras más dolor, ¡fabuloso!
habrá titular para el periódico
y no faltará el que entre amigos insista
«yo estuve allí, yo lo vi todo».

Todo, mas no la pena
del que ve derramar su vida en un instante absurdo,
del que llora la sangre del familiar perdido,
la madre, la viuda, el hijo
que arrinconado lamenta el despojo.

¡Bah! ¡Qué importa! ¿A quién le importa?
si el dinero ya no alcanza para ir al cine
¡Qué ululen las sirenas, qué ululen!
¡Qué viva la función, qué viva el circo!

VERDAD

Con el uso de una lógica trastocada,
fascinante por perversa,
aniquilante y nueva,
desnuda la verdad
hasta dejarla sola…
sola ante todas las otras
más empolvadas y tan gastadas
que es factible dudar
si alguna vez en realidad fueron verdad
o se quedaron fijas en el tiempo
por ser más cómodas
o para esconder las vergüenzas
de la humanidad.

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