Raúl Hernández Chacón
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INTRODUCCION:
Vivimos los guatemaltecos en general una situación sumamente difícil en todos los aspectos que no permitan una vida digna, satisfacer las necesidades básicas y ser felices. Es decir que para la mayoría de la población, particularmente los niños y jóvenes, no les es posible alcanzan a vivir plenamente. Los derechos humanos inherentes por ser personas, están vedados, se niega toda posibilidad de Ser. En el mejor de los casos sobreviven y muchos miles mueren por desnutrición, por la pobreza extrema, por la falta de alimentación, por falta de oportunidades de trabajo de sus padres, por falta de educación. Una educación que no sólo es instrucción a la cual se reduce el sistema educativo actual, que sólo promueve la mano de obra calificada, para que los jóvenes se conviertan en buenos productores y consumidores.
De allí que lo que se busca, según el Currículo Nacional Base CNB, que propone el Mineduc, por cierto con más 25 años y no ha sido evaluado. Hoy las y los educadores se afanan por ejercer la docencia en búsqueda de alcanzar las “competencias”, que por medio de lo declarativo, lo procedimental, y lo actitudinal, asegure su promoción al grado inmediato superior y puedan obtener los diplomas y títulos que les permitiría acceder al trabajo y o la universidad. Sin embargo, el Ministerio de Educación declaró que un millón y medio de niños y jóvenes quedaron fuera de sistema este año 2023, según algunos medios de comunicación.
La educación refleja entonces la difícil situación de la mayoría de los guatemaltecos. Estos niños y jóvenes tienen sólo dos alternativas: la delincuencia o la migración. Por su vulnerabilidad son presa de grupos que los inducen a la drogadicción, el alcoholismo, la prostitución y son objetos, cosas que se “usan” para la pornografía, la venta de niños y niñas y la dramática situación de explotación por parte de los adultos. Las estadísticas que los medios de comunicación, las redes sociales, los analistas y las instituciones internacionales ofrecen, son verdaderamente alarmantes.
Es una situación que no puede seguir así, pero aún no se despierta de ese letargo de décadas de injusticia social generalizada, que fácilmente puede observarse en la actuación de los tres poderes del Estado, copados por el crimen organizado, la corrupción, la impunidad y la indiferencia de la mayoría, particularmente por quienes tienen incidencia en la sociedad guatemalteca. Esta consideración está expuesta en los medios de comunicación y coinciden expertos y analistas políticos nacionales e internacionales.
De allí que al constatar este sombrío panorama, cobra un valor incuestionable la educación y las y los educadores: padres de familia, profesores de los niveles educativos incluyendo a los profesores universitarios. Por ello, la intención de esta breve reflexión constituye un llamado a ellas y ellos en particular, debido a que su relación con la juventud es un espacio insustituible y esperanzador, que pueda, desde una visión crítica, desarrollar actitudes y reflexión y acción que para promover, organizadamente, y cambiar la situación que tiene de rodillas al pueblo guatemalteco.
En el documento “Desarrollo humano y pacto fiscal” PNUD, (2002), aparecen las cifras que ilustran cómo está la educación: 35% de la población no sabe leer ni escribir. La cobertura registra: 42.52% asisten alumnos en el nivel básico en el departamento de Guatemala. 7.84% región norte. 8.76% en la región noroccidental. Esa es la desigualdad existente. El promedio de escolaridad es en el área urbana de 4.2 y en el área rural 1.6 años. El estudio Equidad de la educación en Guatemala, promovido por USAID, expresa que “Conviene señalar que, debido a la baja cobertura de la educación primaria que experimentó en el pasado, Guatemala posee las mayores tasas de analfabetismo adulto de la región centroamericana”.
Por otro lado afirma en cuanto a la calidad de la educación guatemalteca lo siguiente: “Porcentaje de alumnos con dominio insatisfactorio o que no alcanza el dominio de logro: Sexto grado de primaria: español 52.1, matemáticas 44.7, tercero básico: español 47.2, matemáticas 58.3. graduandos: español 51.8, matemáticas 55.3”. Y concluye dicho estudio con lo siguiente: “Los recursos estatales destinados a la educación en Guatemala, son bajos y no necesariamente están dirigidos a favor de los más necesitados, lo cual tiende a perpetuar la desigualdad social que caracteriza al país. Como se ha visto, los pobres no están recibiendo la educación necesaria que les podría permitir salir de la pobreza. Frenar este círculo vicioso, constituye uno de los principales retos en materia de políticas públicas, el cual el Estado y la sociedad guatemalteca deben enfrentar si se tiene por objetivo alcanzar el desarrollo económico de esta nación”.
Esta cita es elocuente. Sin duda la mayoría se ve seriamente afectada. Pero además deberá reconocerse que un grupo privilegiado, los de siempre, que atentan el poder económico y desde allí los otros poderes del Estado no están dispuestos a perder sus privilegios, sus beneficios del sistema estructural actual. Se continúa con la explotación de las grandes mayorías que sufren la injusticia social, el abandono y la discriminación de más de 500 años, desde la conquista europea hasta la actualidad. Las y los educadores tienen ese desafío y ese reto, porque sólo la educación puede liberar al hombre y a todos los hombres y mujeres para ser libres, que es el sueño de todos.
Con motivo de “EL DIA DEL MAESTRO”, 25 de junio, es ocasión propicia para hacer una reflexión del qué hacer de las y los educadores: padres de familia, profesores de la escuela y de la universidad. Si bien en cierto que no depende sólo de ellos es urgente e impostergable el cambio que requiere el país, sí es cierto que su influencia, puede incidir en la actitud de “tomar conciencia”, que siempre está ocurriendo, desde la vida misma, en las personas, en palabras de Carlos Aldana Mendoza, un educador guatemalteco muy profesional, analista y escritor.
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BREVE REFLEXION HISTORICA DE LA EDUCACION GUATEMALTECA.
El fenómeno social de la educación se manifiesta de acuerdo con el contexto en el que se desarrolla y con los intereses de ese tiempo y lugar. Para referirse a esas etapas, el documento “Los educadores y la escuela Paralela en Guatemala y Costa Rica”, publicada por la editorial universitaria de Guatemala (1985)”, Carlos González Orellana, autor, divide la historia de la Educación en Guatemala en siete momentos: 1. La época prealvadariana, desde antes de la presencia de los europeos hasta la conquista. 2. La época colonial, que dura 300 años. 3. De la independencia política de Centroamérica en 1821 al régimen conservador. 4. El régimen conservador de los 30 años. 5. La reforma liberal de 1871 hasta 1944. 6. La revolución de octubre 1944-54. Y finalmente, 7. los últimos gobiernos a partir de 1954. A ellos debe agregarse recientemente la firma de los acuerdos de Paz y el inicio de la Reforma educativa derivada de ese momento político, de 1996 a la fecha.
A partir de 1944, es decir hace 79 años, una fecha histórica para la democracia y la educación en Guatemala, que marcó a la sociedad guatemalteca. “La década de la dignidad”, 1944-1954, marca un instante supremo de luz, en la larga noche de tiniebla que se vivió con el régimen liberal a partir de 1871, con la llamada revolución liberal de corte dictatorial y que termina con los gobiernos de los 14 años de Jorge Ubico y el efímero de Ponce. Durante diez años se vive una intensa búsqueda de la democracia, acosada por propios y extraños, hasta lograr la renuncia del único Presidente de la Dignidad, con mayúsculas: Jacobo Árbenz Guzmán, que hasta fue borrado de la historia en las escuelas. Se atrevió a tocar la estructura agraria guatemalteca, ese fue su “pecado”.
A partir de entonces se establece el régimen de terror que desde 1954 a la fecha se vive en nuestro atormentado país, el más bello y hermoso de la tierra. En esa gesta de lucha por la democracia, pierde la vida MARIA CHINCHILLA EL 25 DE JUNIO DE 1944. Después llega la tenebrosa fecha de 1954, que a partir de entonces, se vive el régimen de terror en Guatemala, muy bien documentado por Carlos Figueroa Ibarra en su excelente obra: “El recurso del miedo”. Con sutileza, y de forma descarada las más de las veces, se viven páginas y páginas de dolor, de tragedia, de exilio, de genocidio, de asesinatos, de persecución y muerte.
El último ejemplo es en mayo 2023: proponer 40 años de prisión a un connotado periodista por decir la verdad, para amordazar a la prensa, una vez más por centésima vez. El asesinato del Director del periódico El Imparcial, Señor Córdova, marca con su vida, aquella gesta memorable que significó dos gobiernos: el del profesor y doctor en filosofía Juan José Arévalo (1945-51) y el del coronel Jacobo Arbenz Guzmán (1952-54), ambos gobiernos le dieron prioridad a la educación: de un 85% de población analfabeta aproximado, se logró una disminución de por lo menos un 30%, también aproximado.
La creación de las escuelas tipo federación, la apertura de escuelas de los niveles de preprimaria, primaria y educación media, la creación de escuelas nocturnas, entre las cuales sobresalió el Instituto Normal Mixto Nocturno, en las instalaciones del Instituto Central para varones, en la 9ª avenida, frente al congreso, que tiene una participación gloriosa con la formación de personalidades del mundo cultural guatemalteco. Una figura destacada de ese período es “el verbo de la Revolución”, Manuel Galich, con su gran obra “Del pánico al Ataque”, refiriéndose a la revolución de octubre de 1944.
Incontables publicaciones educativas y la participación de escritores de la talla de Luis Cardoza y Aragón con su: “Guatemala: las líneas de su mano” y la excelente revista: “Revista de Guatemala”. Obras como la “Colección los clásicos del Istmo”, de una calidad extraordinaria. La educación en esta experiencia rompe con los paradigmas tradicionales, conservadores y memorísticos, para concebirse como un proceso dinámico con fundamentos filosóficos humanistas, con especial énfasis en la persona humana. Esta idea es promovida desde la misma concepción del Doctor Arévalo, humanista que impregna toda su gestión educativa con ministros de educación que comparten esa misma interpretación, la cual se afirma al conceder la autonomía a la Universidad de San Carlos y crear la facultad de humanidades de la misma.
Se trata de una concepción de educación centrada en la persona humana y su contexto sociocultural. Además y muy significativamente se lleva adelante la dignificación magisterial, su organización sindical y su profesionalización.
Es importante aquí citar a nuestro autor consultado que escribe la siguiente reflexión al referirse a la educación: “Durante las tres últimas tres décadas de nuestro Siglo la escuela convencional ha sido seriamente cuestionada Algunas veces con posiciones más o menos radicales, se ha pretendido demostrar que su existencia en la forma tradicional es innecesaria; que antes bien contribuye a la alienación de la sociedad (Ilich). Otras posiciones dirigen su atención al fenómeno propiamente del aprendizaje; a la formación de la conciencia, y han calificado a la escuela de “bancaria”, repetitiva y alienante, atentatoria contra la libertad y la creatividad, que deben ser atributos inherentes al hecho educativo (Freire)”.
Esta cita escrita y publicada en 1985 por Don Carlos González Orellana asombra por dos razones muy significativas: Primero, porque reflejan en esas posiciones la realidad de la educación en Centroamérica, en el contexto de la guerra interna que se vive en Guatemala, entre el ejército y los grupos llamados guerrilleros y que culminó con los acuerdos de paz en 1996. Y Segundo porque en aquel contexto de confrontación, se conoce en círculos reducidos, el avance de una concepción de educación y la crítica al sistema educativo imperante, el cual responde a los intereses oligárquicos de ayer y de hoy. Sin duda El Doctor González Orellana publica estas consideraciones en Costa Rica. Aquí en Guatemala era imposible por razones políticas e ideológicas. Además son consideraciones para el hoy y el aquí con asombrosa actualidad.
Pero nuestro autor reafirma más adelante, “de la manera que sea, los aportes de Ivan Ilich y de Pablo Freire a la educación de nuestro tiempo son realmente significativos y trascendentales. La escuela de hoy ha tenido que dar respuestas a las grandes interrogantes que han sido planteadas, y han surgido nuevas corrientes pedagógicas como la ‘educación no formal’, la ‘educación permanente’, y la ‘escuela paralela’, para hablar solamente de los enfoques más relevantes de nuestro tiempo”.
Con estas ideas fuerza, muy alentadoras y positivas, se puede hacer ya un análisis de la situación educativa guatemalteca en relación con los enfoques más recientes y modernos que exigen un rompimiento de los paradigmas educativos de ayer, que hoy lamentablemente aún permanecen presentes, con algunas excepciones. Ya en 1975 se publica en Buenos Aires, Argentina el valioso documento: “Dialogo: Paulo Freire-van Ilich”. En el que se desarrollan temas como: desescolarización, estructuras, liberación, concientización, entre otros.
Aquí cabe incluir esta reflexión del Doctor González Orellana: “La escuela convencional se fundamenta en ciertas bases jurídicas que emanan de la política general del Estado, y se nutre, por lo menos en teoría de los principios filosóficos, psicológicos y sociales de una sociedad dividida en clases. Los medios de comunicación colectiva por su parte, son organizados y financiados por los sectores de la producción, que son más poderosos, y representan los intereses culturales, agrícolas, industriales y financieros de esos sectores, aunque concedan una cuota a los sectores políticos y gubernamentales. Aquí radica el desafío que tiene la escuela de hoy para lograr una ‘convivencia’ con los mass media, o mejor aún, una ‘integración’”.
Es necesario recalcar que un análisis de este calibre en 1985, resulta ser un reflejo de la situación de la educación guatemalteca hoy en 2023, en pleno siglo XXI, del conocimiento, de la informática, de la tecnología. De allí que resulta interesante citar el objetivo general del currículo nacional base, CNB, al que ya se hace referencia: “Transformar participativamente el actual sistema y sector educativos para que respondan a las necesidades, aspiraciones y características de cada uno de los Pueblos del país y a las exigencias tecnológicas y productivas del desarrollo integral nacional”. Marco conceptual del diseño de reforma educativa. Comisión paritaria de reforma reforma educativa 1998.
Durante el largo proceso de 36 años que duró el diálogo gobierno – Unidad revolucionaria nacional guatemalteca URNG, 1986-1996, se manifestaron algunos espacios para proponer reformas a la educación. Un espacio significativo lo constituyó la Comisión Consultiva para la reforma educativa que trabajó con la representación de quince instituciones no gubernamentales y el gobierno, después de la firma de los acuerdos de paz, por espacio de más de diez años, 1997-2007, pero no se atendieron sus recomendaciones.
Finalmente en este breve análisis se cita a Carlos González Orellana, educador guatemalteco, que 1985 dice: “En los países poco desarrollados como Guatemala, ocurren a menudo desfases educativos, motivados por la implantación de determinados modelos educativos y culturales que no responden al grado de desarrollo alcanzado por la sociedad. En el caso de los mass media, que han llegado a tener en el plano universal un desarrollo extraordinario, se ve claramente cómo todos nuestros países padecen el impacto de una publicidad altamente tecnificada y psicológicamente implementada, que conlleva elementos culturales referentes a posiciones ideológicas, políticas y valorativas sobre la vida. Los mensajes, además de tener un contenido que corresponde a los intereses de los grupos, están graduados y dosificados con parámetros psicológicos que garantizan su efectividad. Así la radio, la prensa, la televisión y demás medios –que describimos brevemente -, no escapan a esa infiltración y se convierten en poderosos medios de difusión y hasta en ‘fabricantes de opinión’, como los definió Juan José Arévalo en alguna ocasión”.
Es admirable la visión futurista de Don Carlos González Orellana. La actual situación de la educación guatemalteca obedece al contexto actual de Guatemala. No podemos analizar la educación fuera de ese contexto. Se describe una aproximación a la educación como sistema, pero apunta Gonzáles Orellana, que existe y está presente la educación paralela, popular o educación asistemática, aquella que se enseña y se aprende en el hogar, en la calle, en la vida misma, vivida como experiencia de cotidianidad. Ésta es el resultado de la actitud personal y comunitaria de la persona y de la comunidad, de la sociedad en su conjunto. ¿Qué se aprende del ejercicio del poder, del Estado, de los medios de comunicación, de la actuación de los funcionarios públicos, de las organizaciones financieras, industriales, de las iglesias, de la historia particular y social?
En una sociedad como la guatemalteca se vive y experimenta una sociedad dividida en clases sociales muy bien definidas, en resumen: dominados y dominantes. Resulta realmente admirable, cómo un escritor e investigador guatemalteco, Carlos Guzmán Bockler, escribe en su obra “Donde enmudecen las conciencias” (1986): “Las condiciones materiales que dieron vida a tales formas de actuar y pensar moldearon, asimismo, una estructura social jerarquizada y netamente polarizada en cuyo seno se entrecruzan, al par que se contraponen, intereses e ideologías que reclaman para sí una legitimidad erigida sobre una diferenciación étnica que, a la postre, subtiende a todas las demás diferenciaciones y desigualdades, a saber: la contraposición indio-ladino, indudable y profundamente sentida y resentida en la totalidad de la conciencia social”.
Esta afirmación de Guzmán Blockler, describe de una manera muy particular a la sociedad guatemalteca, de hace más de 40 años y pareciera estar describiéndose como en la actualidad. La educación entonces, sistemática y asistemática, o no formal, contribuye dramáticamente en la reproducción del sistema, la cual es seriamente cuestionada y necesariamente, urgentemente debe ser cambiada, por otra, aquella que Paulo Freire hace más de 50 años argumentaba como una “educación problematizadora, liberadora, concientizadora”, que lleva a un cambio radical de la sociedad actual. La educación guatemalteca está aún muy lejos de practicarse desde esa perspectiva freiriana.
Este es ejemplo tan ilustrativo que divulgan las redes sociales: “Plaza Pública publica un estudio: “Economía de captura: Desigualdad y Poder en Guatemala”, (febrero 2019), escrita por el Doctor Harald Waxenecker, sobre la captura del Estado guatemalteco. En este estudio se establece que la suma de cincuenta y un mil millones de quetzales distribuidos entre funcionarios y empresarios entre los años 2004 y 2017, mediante evasiones, sobornos, robos y demás estrategias fraudulentas, esta suma fluyó por razones indebidas y fue a parar al bolsillo de ellos”. En tanto los índices de pobreza y pobreza extrema, desnutrición, salud, educación, vivienda y la canasta básica familiar aumenta considerablemente.
La educación debe conocer, analizar e interpretar esta realidad lacerante para la mayoría de las y los guatemaltecos. El documento: “Democracia y Educación”, del Doctor Olmedo España, publicado por la USAC EN 2007, incluye importantes aportes de especialistas en educación. En el prólogo apunta: “Las sociedades que han avanzado en el ámbito de la educación, han tenido claro hacia donde caminar. Por ello debemos trabajar sobre la base de proyectos y programas pensados, porque la inversión en educación es una tarea de largo aliento.” La situación de la educación se vio seriamente afectada por la pandemia del covid-19, que evidenció cómo el sistema educativo está, “en calle de la amargura”, expresión popular muy descriptiva. y la Universidad de San Carlos agrega la situación interna actual con las posiciones irreconciliables entre estudiantes y la rectoría actual.
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INTERPRETACION DEL ROL DE LAS Y LOS EDUCADORES.
Hoy las y los educadores presentan una situación de mucha responsabilidad, ante el reto y el desafío de la realidad descrita en los puntos anteriormente ilustrados de, realidad existencial de los guatemaltecos. Desde su formación docente como profesionales de la educación, es decir, que deciden hacer de su vida una entrega a la niñez y a la juventud, se ven influenciados por una sociedad y un Estado que no valora en su justa dimensión su noble y profunda vocación de educadoras y educadores. Se les exige mucho y se les valora poco. Sin embargo no les impide a una inmensa mayoría, ejercer contra la corriente su trabajo docente.
Actualmente se habla de datos aproximados de 200,000 mil maestros, entre establecimientos educativos públicos y privados. Con el gobierno de Otto Pérez Molina 2012-2015, se eliminó la carrera de Magisterio del nivel medio y ello significa que ya no hay profesores. Se gradúan bachilleres en educación y deben ir a la universidad para obtener el título, con todo lo que significa de imposible para la pobre economía de la mayoría de los hogares guatemaltecos. Aquí se plantea, según esa visión neoliberal, la posibilidad de mejorar la calidad educativa.
A pesar de esta situación el sector magisterial ejerce su trabajo educativo con entusiasmo y salva muchos obstáculos en su labor docente. Una forma de reivindicar sus derechos es a través de los sindicatos de educadores. Existen varios y más de alguno se ha visto seriamente afectado por seguir lineamientos gubernamentales, con ello se pierde el valor y la vocación que les es propia. La sociedad en general no ve con buenos ojos esa acción política partidista que sesga su verdadera y profunda naturaleza, como educadores pero a la vez les reconoce su trabajo fecundo y de proyección social.
La UNESCO, publicó en 1996, hace ya más de 25 años, un documento “La Educación encierra un tesoro”, en el cual propone cuatro pilares, que orientan todo el trabajo educativo de los educadores: 1. Aprender a ser. 2. Aprender a hacer. 3 aprender a convivir. 4 aprender a aprender. Este aporte a nivel mundial constituye un referente obligado que no es muy conocido y poco practicado en el medio de la educación guatemalteca, salvo honrosas excepciones. Se consideró en esta propuesta un esfuerzo de reforma educativa, que no ha respondido como era de esperarse.
Resulta interesante preguntarse cuál es la concepción de educación que tienen los educadores en general en el ámbito guatemalteco. Se tiene la impresión de que persisten criterios diversos y en ellos prevalecen aún la idea de una educación memorística, libresca, academicista, sin mucha práctica para la creatividad, el juicio crítico, la libertad con responsabilidad. Hay aún en el ambiente escolar una disciplina muy conservadora, lo que permite la dependencia y la domesticación del niño y del adolescente, que lo lleva a cierta rebeldía incomprensible. Pero a la vez, el ambiente y los medios de comunicación ejercen tal influencia, que escapa a “las buenas intenciones” de los padres de familia y educadores, para orientar en el marco del respeto a su dignidad y libertad a sus hijos y estudiantes.
El ambiente escolar se ve seriamente cuestionado en todo el sistema educativo y en todos los niveles, porque en apariencia promueve a los estudiantes sin los conocimientos necesarios para la vida, para tomar decisiones, para tomar opciones, que se le presentan continuamente. Este problema educativo, muchas veces es motivo de serias reflexiones de los educadores que en su mayoría se sienten incapaces de ejercer su influencia positiva para reencausar a algunos estudiantes “rebeldes”, antisistema. Ello hace que los educadores se cuestionen su ejercicio profesional.
La atención, la motivación y el interés por parte de los estudiantes es muy débil, en parte porque los factores externos distraen y atraen con mucha frecuencia y ello está ligado al ambiente de los medios de comunicación y los distractores de la drogadicción, el alcoholismo, una visión de la sexualidad distorsionada y otros factores como la tecnología, que hacen mucho más difícil ejercer una docencia más efectiva que impacte en el carácter del estudiante. La idea de una educación que facilite el desarrollo pleno de la persona para que desde su propia experiencia sea feliz y se realice plenamente, a partir de los valores que permiten una convivencia pacífica, dialógica y contribuya en la cultura que se fortalece y se actualiza desde el concurso del ser humano y su creatividad inherente, se ve poco realizable, en gran medida por la misma estructura cultual de la misma sociedad y el Estado.
Esta problemática la plantea Mario Roberto Morales connotado escritor e investigador que con profundidad, como pocos aborda el tema educativo: “El proyecto de hacer una reforma educativa surgió desde los Acuerdos de Paz de 1996. Pero en vez de acatar el adquirido compromiso estatal de realizar una transformación curricular que adquiriera el carácter multicultural del país, para que así los educandos aprendieran a transformar su realidad en lo local, lo regional lo nacional, el Ministerio de Educación (Mineduc), contrató consultores extranjeros para que diseñaran un currículo estandarizado que uniformara las especificidades interculturales de acuerdo a los tres ejes estratégicos: -productividad, competitividad y ciencia y tecnología-, prescritos por Empresarios de la Educación, (CIEN 10-2003), para ser inculcados a docentes y estudiantes mediante contenidos y técnicas conductistas”. Democracia y Educación. Ensayos. USAC. 2007.
Esta situación sin duda alguna se manifiesta en una actitud poco atractiva para ejercer la docencia, que al tomar conciencia de ello, hace que los educadores se cuestionen así mismos. Ahora bien, el docente tiene, bajo estas circunstancias la enorme responsabilidad de educar para la vida plena, para la creatividad y para la libertad. El educador tiene en sus manos una oportunidad única, que significa orientar, señalar el camino, proponer a los niños y jóvenes que la sociedad les encomienda, para que, dentro de esas enormes dificultades y otras muchas que por espacio no es posible enumerar, llevar adelante su propuesta educativa, aún contra las corrientes que conducen a que los jóvenes dejen de ser personas para convertirse en “cosa” al servicio del sistema imperante. Ese es su reto y ese es su desafío.
El docente es líder, es decir puede y debe conducir a buen puerto. A puerto seguro. Se le pide que, mediante estímulos didácticos desarrollen esa capacidad para ejercer su derecho de tomar conciencia de la realidad para transforma e inculcar en sus educandos esa misma actitud. Carlos Aldana, comenta que “es muy fácil escuchar a maestros y autoridades educativas referirse a las necesarias relaciones entre la Escuela y la Sociedad, pero eso es anulado o es retractado, cuando esos maestros y autoridades se dan cuenta que las relaciones son planteadas como “relaciones políticas”. Pedagogía General Crítica (1993). Nuestro autor además apunta que: “Insistamos con UNESCO que sólo “mediante el aprendizaje de la participación activa en el funcionamiento de las estructuras de la sociedad y, cuando es preciso, mediante el compromiso personal en las luchas que tratan de reformarlas, es como el individuo adquiere la plenitud de sus dimensiones sociales.”
Por ello, las y los educadores tienen el gran reto y desafío de promover una educación participativa, dialógica, activa. Hacer uso de la pedagogía de la pregunta, ejercida desde los tiempos de Aristóteles. Es decir, cuestionadora. Los niños y los jóvenes están muy dispuestos a la aventura de lo desconocido, a descubrir por sí mismos los fenómenos de la naturaleza, desde su propia existencia, desde su cuerpo, hasta los fenómenos sociales que mantienen las estructuras injustas que violan los derechos humanos en general. Se preguntan por qué y es allí donde se puede influir considerablemente, para desarrollar la creatividad, el arte, la cultura, la poesía, la música y tantas otras manifestaciones inherentes a la persona humana.
Es aquí donde se agiganta la tarea maravillosa de la educadora y el educador: animar, despertar el entusiasmo, no todo está perdido. Hay esperanza a pesar del dolor y la injusticia. Al respecto El Papa Benedicto XV expresa una idea fuerza: “La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana”.
El docente sufre y se siente imposibilitado, frustrado, al percibir y comprender a sus alumnos y alumnas. Es entonces cuando su condición humana brilla, y con los ojos, con las manos y con amor ayuda a sus alumnos. Hay tantas experiencias en el magisterio, sobretodo en el área rural, en donde el educador entrega lo mejor de sí y hasta parte de su salario para resolver infinidad de situaciones de su entorno. A pesar de que, como apunta Edwin Mejía Palma, un gran educador y especialista en educación en su Obra “Teoría de la educación popular” 1979 USAC : “El sistema educativo en cuanto a su concepción estructural no ha tenido cambios significativos, no obstante las continuas reformas y revoluciones educativas, que en las últimas décadas, la prensa nacional ha destacado con más pomposidad divulgativa, que con mesurado estudio de rigurosidad científica”.
Esta apreciación indudablemente obedece al sistema educativo, que muchas veces acentúa la burocracia y el papeleo, y descuida la parte fundamental, pedagógica, mediante la cual, una extraordinaria estrategia, el diálogo, puede facilitar el aprendizaje. Muchos profesores la desarrollan. Paulo Freire al respecto dice: “dialogar no es preguntar al azar, un preguntar por preguntar, un responder por responder, un contentarse con tocar la periferia, apenas, del objeto de nuestra curiosidad, o un quehacer sin programa. La importancia de esa comprensión de la realidad dialógica se aclara en la medida en que tomamos el ciclo gnoseológico como una totalidad, sin dicotomizar en él la fase del conocimiento, existente y la fase de descubrimiento, de la creación del nuevo conocimiento. Ésta corresponde además, -como destaca el profesor Álvaro Viera Pinto-, a la más elevada de las funciones del pensamiento, la actividad heurística de la conciencia”. La importancia de leer y el proceso de liberación. Siglo XXI (1984).
Por todo lo anterior, en el día del Maestro, al conmemorar el asesinato de María Chinchilla, este 25 de junio, se reconoce el trabajo fecundo de las y los educadores, así como la admiración de quienes, en las condiciones adversas en las que ejercen su profesión humana, buscan personal y colegialmente contribuir en la construcción de una nueva Guatemala con justicia social, desde la posibilidad del conocimiento, la experiencia y la actitud de tomar conciencia permanente de esa realidad lacerante que está presente en el entorno cultural de la existencia y que se debe cambiar.
Freire, el gran pedagogo, apunta en el documento “Diálogo: Paulo Freire-Iván Ilich”: “Pienso que antes que nada debemos saber qué clase de educación es la que la gente necesita realmente. Muchas veces discutimos acerca del contenido de la educación para las personas sin tener en cuenta sus verdaderas necesidades. A menudo la gente no necesita el tipo de educación sistemática que tratamos de darle. Pero una vez más pienso que el punto central de su cuestionamiento tiene que ver con la organización de la sociedad, esto es cómo solucionar el problema del que soy consciente que existe. No depende solamente de las condiciones materiales de la sociedad, sino también de sus orientaciones políticas e ideológicas.” Buenos Aires (1975).
4. CONCLUSIÓN
La situación de la realidad guatemalteca es injusta, porque está dividida en un grupo minoritario que ejerce el poder y un grupo mayoritario que no tiene acceso a una vida digna, es decir que no puede realizarse plenamente. Sin muchas esperanzas a futuro. El proceso de elecciones 2023 de nuevas autoridades lo demuestran. Esta afirmación está escrita y es cierta a plena luz del día y es así, desde siempre, desde el descubrimiento, conquista y colonización de los europeos, con muy pocos espacios de desarrollo y de oportunidades para la mayoría de la población hasta la fecha, 2023.
En este contexto la educación familiar, escolar y social juega un papel determinante y en general es el vehículo que mantiene el sistema que sólo favorece a unos cuantos. La educación en ese sentido tiene el gran compromiso, el enorme reto y desafío de cambiar esas condiciones, mediante una seria reflexión sobre sí misma, sobre el ejercicio del hacer pedagógico de los docentes y sobre las condiciones en la que se desarrolla ese hacer, que está seriamente comprometido con la realidad socioeconómica, política y cultural guatemalteca. Una sociedad dividida en clases, multicultural y multiétnica, hasta hace pocos años reconocida por el Estado, pero fuertemente rechazada por la población, cuyos patrones, en gran medida son de origen occidental, impuestos desde la colonia.
Frente a esta realidad, la educación aún no ofrece cambios significativos que respondan a su realidad existencial. Corresponde en gran medida a los educadores promover esa toma de conciencia permanente en los niños y jóvenes para que la sociedad cambie y sea incluyente, participativa, equitativa y justa, lo cual no está sólo en manos de los docentes que hacen algunos esfuerzos, pero que están llamados a retomar algunas acciones que en contextos históricos anteriores fueron protagonistas, pero que el mismo sistema los absorbió.
Urge una revisión del sistema educativo, de la concepción de educación y de la preparación y actualización docente que facilite mejores condiciones en los nuevos contextos culturales de la globalización y la tecnología actual, para que de manera conjunta la sociedad rescate a la persona en su ser individual y social, hoy orientada sólo a la producción y el consumo. En esta tarea juegan un papel insustituible la familia, la escuela y la universidad.
Las y los educadores son protagonistas por excelencia, en esta tarea frente a la globalización deshumanizante que se impone con todos los medios a su alcance. Ánimo y con Otto René Castillo, el poeta guatemalteco: “Un día los intelectuales apolíticos de mi país, serán interrogados por el hombre sencillo de nuestro pueblo… ¿qué hicisteis cuando los pobres sufrían, y se quemaba en ellos, gravemente, la ternura y la vida?” cita de la tesis del arquitecto Raúl Estuardo Hernández Cordero. El trabajo fecundo y creativo de las y los educadores, que con conciencia crítica y el ejemplo contribuyen a despertar la conciencia de sus alumnas y alumnos, hasta con su vida, como María Chinchilla. Y ellas y ellos serán absueltos y reescribirán la historia.
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