El semiólogo, de origen francés, Roland Barthes
Foto La Hora/Cortesía

M. A. Elpidio Guillén De León
Catedrático e investigador en la USAC

La presente comunicación, propone un acercamiento a una lectura intertextual de la obra literaria Aura del autor Carlos Fuentes. Aura es una de sus primeras obras del espíritu innovador y único de Fuentes. A la fecha tiene 53 años de haber sido publicada.
Como punto de referencia para esta labor se ha realizado una lectura crítica de la novela y una revisión del estado de la cuestión, elementos claves antes de realizar un análisis intertextual de cualquier obra.

El análisis intertextual resulta ser una técnica interesante pero que plantea su propia complejidad. El recorrido intertextual que se presenta en este texto se realizó desde los planteamientos de los autores Julia Kristeva (1984) y Ronald Barthes (1968). Las ideas de los autores en mención, ofrecen amplias posibilidades para realizar el análisis intertextual de una obra literaria.

El semiólogo, de origen francés, Roland Barthes expresó metafóricamente en un texto titulado “La muerte del autor” (1968) de dicha metáfora se interpela que una vez publicada la obra, el autor pasa a un segundo plano. En otras palabras, el autor de una obra muere debido a que las ideas que comparte en una obra no son ciento por ciento suyas, sino que pertenecen a un ámbito sociocultural compartido. A esa relación entre textos la autora Julia Kristeva (1984) denomina intertextualidad.

El semiólogo, de origen francés, Roland Barthes
Foto La Hora/Cortesía

A tenor de lo dicho, al resignificar una obra, se puede insistir que ya no es una posesión o propiedad de un autor, con la metáfora de la muerte del autor de Barthes, se abre la posibilidad a nuevas lecturas, comienza a tomar importancia la figura del lector, quien además de lector puede ser un crítico de la obra leída. En ese mismo orden de ideas, la obra literaria Aura, como la literatura en general, no se produce en el vacío. Es producto, es decir, suele brotar de la tradición literaria que le antecede. Ninguna obra literaria parte de cero.

Una primera relación intertextual en Aura: dos personajes. De entrada, Aura pertenece a la clase de títulos sintéticos, está formado por una sola palabra (sustantivo onomástico) y constituye un conector semántico que sirve para unir un nombre femenino con un discurso narrativo relacionado principalmente con la sinécdoque del misterio. En medio del misterio, se pueden apreciar otras antítesis: pasado y presente, juventud y ancianidad, vida y muerte, bello y feo, luz y sombra, realidad e irrealidad. Antítesis que funcionan a la vez, como símbolos que ilustran de manera concreta el asunto polifónico de la novela.

La primera presencia intertextual en Aura, se puede apreciar en dos personajes. La protagonista de edad avanzada que Fuentes elige como eje central de la historia es una mujer llamada Consuelo. Ese tipo de protagonista con características similares a las de Consuelo, ya existía en la historia de la literatura. Se trata del personaje de La Celestina de Fernando de Rojas. Como se puede observar, las dos son mujeres de edad avanzada. Ambas practican la hechicería como fórmula para mantener su juventud. Tanto Consuelo como Celestina viven añorando el pasado; se trata de mujeres nostálgicas que continúan ávidas de una vida sexual. Ellas pasan lamentado haber perdido a su esposo. Las une también el problema de la infertilidad, ninguna de los dos tuvo hijos. Ambas son el prototipo de las hechiceras del medioevo. Consuelo y la Celestina, a diferencia de las hechiceras de la edad media, vivían en la ciudad, no en los campos donde se refugiaban las hechiceras.

 La primera presencia intertextual en Aura
Foto La Hora/Cortesía

El recorrido orientado por la intertextualidad nos deja claro que los elementos comunes entre los dos personajes mencionados son numerosos e interesantes.

Los rituales de la misa negra

La intertextualidad en la obra Aura se presenta como una red de conexiones múltiples. La misa negra, sabido es, que ésta surge como una ironía burlesca y rechazo al catolicismo; esta práctica consiste en invocar a los ángeles malvados, se trata de profanar lo sagrado. El simbolismo de la misa negra, dice presente en el poema del mismo nombre del autor José Juan Tablada, todo el poema es como una sacralización de lo erótico y de los excesos humanos con sus respectivos códigos con significante cero que hacen del momento amoroso, una liturgia ceremonial rodeados de una atmósfera mística que representan la sacralización de lo profano.

El recurso de la misa negra, cuyo génesis se remonta a la época antigua y que, en la Edad Media, tuvo grandes resonancias, en es otro elemento intertextual en la obra Aura. Este rasgo se puede apreciar en la adoración de un objeto divino de color negro (la imagen del Cristo Negro que cuelga sobre el faldón de su cama) que aparece en la escena erótica entre Aura y Felipe Montero. Fuentes recurre a imágenes sagradas para representar el amor y el culto a lo erótico excesivo, matizados con claroscuros, técnica que resulta ser una innovación artística bien lograda del autor de Aura.

En suma, el símil, cuando Aura abre las piernas que simulan un altar cristiano y se menciona la oblea en forma de hostia divina, se logra completar el cuadro de la visión sacra del erotismo salvaje. El altar de la ceremonia es el propio cuerpo de la protagonista y los prolegómenos sutiles del ritual de la misa negra son los maullidos de los gatos, los ratones, la coneja, el sacrificio del macho cabrío, todos en una unidad constituyen los símbolos del sacrificio diabólico que realiza Consuelo.

El recurso cromático.

No hay que perder de vista que el tema del color en la obra Aura se manifiesta a través del recurso retórico denominado sinestesia. Este recurso ha sido utilizado en todos los tiempos en el arte en general. Si nos acercamos al amanecer de la historia, por ejemplo, los artistas del movimiento impresionista y luego los modernistas, explotaron la luz y la sombra, el color en su amplia paleta, para representar la impresión que producían los objetos, las palabras, los hechos narrados. Cabe recordar que el título del libro de Rubén Darío, símbolo del movimiento modernista es Azul. Se trata de un título Intertextualizado, inspirado en la teoría del arte de Baudelaire y de los valores simbólicos que los poetas franceses le otorgaban a ese color.

Al leer con atención y cuidado la novela, Carlos Fuentes recure también al color para expresar destinos símbolos, estados de ánimo y sensaciones de la teoría del color para enriquecer su producción. Por ejemplo, el uso del color verde impera en la novela, lo cual es también una reminiscencia de la brujería de la edad media. La explotación del color verde es recurrente en la obra Aura.

Verdes son los ojos de Aura, verde es el color que Consuelo prefería por que la hacía sentir bien. También los ojos de los gatos son verdes. Aura viste una bata de tafetán verde
Vale notar sin embargo, señalar un paralelismo entre Aura y Don Quijote de la Mancha. El recurso del color verde, se puede apreciar en la inmortal producción de Miguel de Cervantes obra que preconiza la novela moderna. En esta obra el color verde tiene un significado premonitorio y se asocia a un percance o engaño que está por venir. En el Quijote el color verde es un conector semántico que une dos realidades aparentemente contradictorias en la humidad: la razón y la locura. Verde son las plumas del señor de los Espejos, verde, el atuendo del caballero que usa en casa de los Duques, los corpiños de terciopelo también son de ese color. Ciertamente, el color verde, no tiene una connotación positiva en ambas obras pero es el color que domina en las mismas.

Las resonancias intertextuales al respecto abundan, se invita a los lectores a seguir escudriñando más al respecto, con el ánimo de encontrar otras obras literarias, publicadas antes de Aura, para complementar este apartado intertextual relacionado con el color y sus connotaciones en la obra en mención.

Los atisbos del cristianismo, otras religiones y lo gótico.

Es importante aclarar, la intertextualidad es un factor que no depende solamente del autor; depende también del lector, de un buen lector, quien en la medida que se adentra en la obra o discurso, va descubriendo esa red de interrelaciones entre textos. En Aura también se observa una extraña mezcla de tradición, mitología y religión que amplían su horizonte intertextual.

De los símbolos del catolicismo que manifiestan una gran interconexión sobre sale la imagen del Cristo Negro y la magnitud de lo simbólico de la imagen trasciende y abarca la figura del personaje de Felipe Montero. En la obra objeto de estudio, se asocia a Montero a un ser divino, Aura le lava los pies, ese sacrificio humano del lavado de pies es un símbolo reconocido por la tradición judeocristiana; María Magdalena lavó los pies del Maestro y Cristo lavó, a su vez, los pies de sus apóstoles. Lavar los pies implica un luminoso ejemplo de humildad, amor y entrega.

Insisto, la obra abre la puerta a una compleja red intertextual. La diosa Circe tan importante en la mitología griega, considerada en esa cultura como la divinidad de la metamorfosis o la bruja arquetípica. Se considera una figura mítica emparentada con Aura. A Aura y a Circe las une el misterio. Se trata de dos mujeres enigmáticas que representan una el pasado y la otra el presente. El pasado (Circe) expresado en el presente (Aura) ese escenario intertextual le confiere a la novela un grado alto de verosimilitud.

 La intertextualidad en la obra Aura se presenta como una red de conexiones múltiples
Foto La Hora/Cortesía

Aura es a todas luces una obra altamente intertextual, Fuentes tiene la particularidad de hacer referencia a muchas obras y culturas. La discursividad del macho cabrío es otro símbolo de la mitología griega, hace referencia al mundo de los excesos y de la muerte. El macho cabrío es un animal trágico (recordemos que la palabra tragedia significa, literalmente, canto del buco). La tragedia es, en el origen, un canto religioso con que se acompaña el sacrificio del cabrío que le confiere al relato imágenes y significados trágicos. El macho cabrío de esta historia es esencial para destacar el efecto misterioso y el presagio que se vive y respira en el ambiente telúrico de la casa.

A pesar que Aura es una novela corta, aparecen concentrados muchos elementos intertextuales. El efecto telúrico es muy característico del arte gótico y también del romanticismo. El ambiente de claro obscuro que se perciben en la casa es una fuerte influencia del arte gótico pero también del barroco. Elementos que refuerzan la idea de la hechicería como tema latente en la obra. Otras de las reminiscencias góticas en la obra Aura se puede apreciar en la expresión de lo sublime. La belleza de Aura es algo delicado y casi sagrado que causa una impresión agradable en el lector.

La Influenica de las religiones mistéricas también dice presente en Aura. Se les denomina mistéricas a la práctica de ritos ocultos, ceremonias estrictamente secretas, caracterizadas por complejos rituales de iniciación. Entre las religiones mistéricas más conocidas se encuentran los cultos griegos y romanos en honor a Dionisio y Baco. Aunque cada religión mistérica era distinta y estaba basada en influencias culturales, sobre todo, en los mitos que rodeaban a cada culto, compartían una serie de puntos en común. El rasgo predominante de cada una era la práctica de ritos sagrados, llamados misterios. Este intertexto se observa en todo lo sobrenatural que rodea la obra y sumerge al lector en la vida interior de los personajes.
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A manera de cierre

Hemos llegado al final de este recorrido y, vale aclarar, que no se pretendió en ningún momento, realizar un minucioso, documentado y científico análisis intertextual de la novela Aura, los elementos al respecto son abundantes. Más bien, la misma sinergia fue cobrando vida conforme los elementos intertextuales fueron surgiendo.

El análisis realizado, entre otras casas, es un motivo para resaltar el bagaje literario e intelectual del autor y su capacidad para utilizar el lenguaje, sobre todo, su magistral sintaxis. De igual forma, la producción literaria de Carlos Fuentes también ha sido objeto de intertexto para otros autores. Hay que tener claro que ningún trabajo de intertextualidad por completo que sea, no agota, es decir, no es capaz de identificar todas las huellas que hayan sido heredadas por un autor.

Nada mejor para cerrar este apartado con esta paráfrasis de una frase del escritor Carlos Fuentes: “Un autor nunca es dueño de sus textos, sino es más bien depositario de una cantidad de textos que le preceden.” Y por lo tanto siempre podremos encontrar nuevos caminos o redes de conexiones en la producción del autor Carlos Fuentes, quien ha logrado un gran reconocimiento a nivel mundial por la relevancia e impacto sociocultural de toda su obra.

 

Referencias

Anderson Imbert, Enrique. (1970). Historia de la literatura hispanoamericana I. La Colonia. Cien años de República. Tomo 1. México: Fondo de Cultura Económica.
Barthes, Roland. 1987 “La muerte del autor” y “De la obra al texto” en El susurro del lenguaje. Barcelona: Paidós, (pp. 65-82).
Fuentes, Carlos. (1962) [1978]: Aura México, D. F.: Biblioteca Era
Kristeva, Julia (1984)  El texto de la novela. Barcelona: Lumen.
Pérez Firmat, Gustavo (1978). Apuntes para un modelo de la intertextualidad en literatura. Romanic Review LXIX
Roland Barthes, 1994 “La muerte del autor”, en El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y de la escritura, 2a. edición, Paidós, Barcelona, pp. 65-71.

 

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