Foto: Luis “Wicho” Berdúo.

Héctor Fernando Castillo Zamora

Los cucuruchos y devotas, que abarrotan las calles del centro histórico para la Semana Santa, tienen distintas motivaciones. De hecho, los orígenes de su tradicional participación tradición son variados; pues pueden ser familiares; a consecuencia de su exposición, a estas manifestaciones de fe determinadas por el barrio donde nacieron, o una devoción particular, surgida espontáneamente durante algún momento de sus vidas.

Pero entre tantos lugares donde se forman las distintas devociones hay uno en particular que es característico de la Semana Santa guatemalteca. Me refiero a las distintas instituciones educativas que, de una u otra manera, participan en la tradición recién nombrada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Muchas devociones, grandes cucuruchos y devotas han empezado su camino por nuestras tradiciones desde el colegio, gracias a su formación en los distintos establecimientos educativos que se encuentran en el centro de la ciudad.  Muchos de estos ubicados en vías tradicionalmente procesionales y otros que, aunque sus instalaciones no se encuentren ya en los lugares que fueron fundados su historia y su legado permanece cercano a la tradición.

Fernando Mejicanos tuvo la oportunidad de tener su primer turno en el 2003 con el Colegio Vanguardia Juvenil. Por azares del destino no pudo llevar en hombros a Jesús de Las Tres Potencias del templo de la Parroquia ese año.  No obstante, ese sentimiento y deseo había nacido en él.  Para el 2004 se incorpora como cargador en la procesión de Jesús del Consuelo del templo de la Recolección.   Hoy es colaborador activo de la Asociación de Devotos Cargadores del Templo de Nuestra Señora de Candelaria, donde apoya en la organización de la procesión infantil. Entre sus atribuciones se encuentran el envío de cartas a distintos colegios para que participen en el cortejo del quinto sábado de Cuaresma.

Foto: Luis “Wicho” Berdúo.

Durante el recorrido procesional ha logrado hacer que muchos niños se incorporen a la asociación infantil de reciente fundación.

La música también es uno de los grandes aportes que han tenido los centros educativos a la Semana Santa guatemalteca.  Muchas bandas marciales participan en los cortejos procesionales y durante la Cuaresma dan distintos conciertos de marchas fúnebres.  El maestro Cristian Andrino, ex alumno del colegio San Sebastián, cuenta que, tal experiencia fue definitivamente un estímulo en su carrera de músico.

Recuerda que todos los alumnos que deseaban ingresar a las bandas tenían que aprender solfeo antes de clases. El aporte de la banda marcial del referido establecimiento es tal, que el 9 de agosto del 2005 fue nombrada patrimonio cultural intangible de la nación.

Entre los gratos recuerdos que tiene como ex integrante, es el de esperar cada Cuaresma la llegada de Jorge Mario Diaz, quien llegaba con los turnos de la procesión infantil para los niños de primaria y de Jesús de los Milagros, para los estudiantes de secundaria.

Ya en su calidad de docente, trae a su memoria el estreno del himno de Consagración de Jesús de Candelaria de Julián Paniagua durante las celebraciones del Centenario en el 2017.

Miriam Melgar Calderón recuerda que desde iniciaba la Cuaresma se comenzaba la planificación de la alfombra para Domingo de Ramos frente a la Casa Central. Para ellas, este era el momento más especial sobre todo para las alumnas graduandas que tenían un turno para cargar a la Virgen.

Alberga con cariño sus memorias cuaresmales, sobre todo aquellas referentes a la a una fuerte formación católica, su participación en retiros, clases de catequesis y viacrucis.

Tales experiencias motivaron a Miriam a organizarse con otras ex alumnas para comprar un turno para el Domingo de Ramos, procesión en la que actualmente participa activamente. Cada año, durante el recorrido, vive de forma especial el emblemático paso de Jesús de los Milagros y la Virgen María por la Casa Central (obra de las hermanas de la caridad de San Vicente de Paúl).

Es ahí donde tiene un recuentro con amigas que perduran, con las que hizo más tangible su devoción. Recuerda que, su abuelito era cucurucho y después de estar en el Colegio retomó la tradición y decidió estar cerca de Jesús y la Virgen.

Otro de los Colegios que tradicionalmente participan en las distintas actividades es el Colegio San José de los Infantes, institución fundada en 1781 con carácter cardenalicio.  Es decir que, sus alumnos sirven como monaguillos y forman parte del coro de la Catedral, donde estuvo ubicado durante muchos años.

Mario Martínez Chuy exalumno y cucurucho de muchos años recalca que el Colegio fue fundamental en su devoción actual, recuerda en especial la participación el Domingo de Ramos y Martes Santo entre 1982 y 1985 y en primaria los turnos con el niño de la Demanda. Las amistades del colegio que hoy siguen participando en las procesiones son las más cercanas y fraternales.

Dentro de la Cuaresma y Semana Santa guatemalteca encontraremos diversidad de uniformes que van desde romanos, palestinos y uniformes de hermandades, los cuales asociamos a esta época del año.  Sin embargo, otros atuendos infaltables son los de los uniformes de los diferentes establecimientos educativos que enriquecen nuestro ahora nombrada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco. Gracias a estos colegios, institutos y escuelas que van formando devociones desde tempranas edades.

 

 

 

 

 

 

 

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