Miriam de León. Periodista y escritora guatemalteca con un largo recorrido en el campo periodístico cultural. Ha publicado tres poemarios: Clepsidra (en español, inglés e italiano), Trashumante y Río revuelto. Sus textos, además, han sido publicados en antologías y revistas. Dos reconocimientos en España y Argentina por su poesía. En 2019, junto al colectivo Cuentistas de Guatemala, presentó el libro para niños Colorín colorado este cuento ha empezado, y en 2020 su libro de cuentos La chica de la bicicleta, también publicado en el sistema Braille del Comité Pro-Ciegos y Sordomudos de Guatemala. Asimismo, publicó Las ruinas de la memoria. Es miembro de la Asociación de Mujeres Periodistas y Escritoras de Guatemala, AMPEG, y del Centro PEN Guatemala. Los siguientes poemas han sido tomados del poemario Río revuelto.
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La hoja en blanco
La hoja en blanco
se cubre poco a poco
de letras y de sueños
la veo por un instante antes de empezar a escribir
se va cubriendo cuando hablo acerca del viento,
del agua, de las nubes y la poesía
si, veo esta hoja inmaculada,
y en ella descubro sus propias sinuosidades.
Mis sentidos me sorprenden
son casi perfectos… pero hoy algo me entristece
imagino a los que no pueden ver
aquellos que perdieron su mirada…
Hoy quería que se me cumpla un anhelo,
recibir una gracia,
que mis ojos hoy puedan ver con el alma
con los sentidos de mi centro
y cuando contemple los matices
de los cuadros hermosos
esos tan llenos de luz y tan plenos de paisaje,
mis latidos, mi alegría, y mis emociones todas
y la pintura y el arte
se puedan definir con palabras simples
en esas hojas blancas,
concebida a aquellos
a quienes su día
es siempre noche,
sólo eso quería…
Caída de agua
Imaginé o quizás fue una presunción
llegó como un torrente inmenso
como un río de palabras
como una corriente de agua…
eran tus versos y los míos
juntándose como peces atrapados
dentro de una red, y arrimándose
como una miel empalagosa,
como una amalgama de palabras,
tal como unas voces elocuentes
o juramentos de desamparo,
como gritos en la nada;
mientras tanto imaginaba
tus discursos de besos
pero de pronto recordé
mis pensamientos de te abrazaré,
todo, cayendo con descuido
parecía algo que jamás terminaría
si, era esa caída de agua como corriente de lava
con tus versos trenzados
con los míos convirtiéndose
en una telaraña de letras…
Afortunada
Tu aroma de silencio
tus pétalos y tu canto de agua
tras un parpadeo
los encontré hoy,
siempre habían estado allí,
los había creído perdidos
por falta de esperanza quizás,
pero todo pasa porque sí.
El desaliento parecía
atraparme el suspiro
tenía miedo de mi sombra
y el cansancio
me atrapaba el cuerpo,
todo parecía amedrentarme…
y así, pronto, lo escuché,
era el pájaro de mi cuento
esa ave azul tan buscada…
Emocionada salí a su encuentro,
su canto era tan luminoso como el cielo
y la luz de sus ojos
se perdía en el horizonte,
entonces, descubrí mis flores
allí estaban “dos lazos de amor” de mi patio
esas alianzas verdes tejidas en puntada fina
que surgían como excitaciones,
y allí, se alzaban mis rosas,
mis violetas y mis geranios
había olvidado cuan afortunada soy,
de pronto sentí el viento tibio
que me besaba los labios,
y cundo vi las nubes
volví a imaginar los aromas
y la candencia de la tarde llegó,
como un murmullo…
La mejor sonrisa
Hoy quise abrigarme
con las cadencias disminuidas
esas armonías de la música bella,
y así me acurruqué tímidamente
entre ritmos y armonías
esas polonesas y conciertos,
y así me peiné de pronto
con un reguero de palabras,
con las palabras de amor de Neruda
y las noches de aceituna de Lorca
mientras tanto, los ojos abiertos poco a poco
se saciaban del color de las nubes
que entraban como de costumbre,
de golpe en la mirada,
parecía un momento sugestivo
así que me anudé en el cuello entonces
aquel pañuelo tan querido
quería lucir el traje más perfecto
deseaba coincidir en aquel instante
con la sonrisa aquella y así ninguna sorpresa,
feliz y llena de esperanzas
supe en aquel momento
que en un abrir
y cerrar de ojos
sería el instante mágico
de lucir la mejor sonrisa…
Despertar
¡Ah que hermoso despertar…!
Suspiro y vuelvo a suspirar,
el sol metiéndose de golpe
sí, inundando mi espacio
como una brisa de oro
como una lluvia de cielo
y ahora espero sin esperar
suspiro y vuelvo a suspirar
de pronto en la quietud de la mañana
con el pie ocioso,
llega él, con sus manos obsequiosas,
y el aroma de café
se mete en mi cuarto…
¿Seré espuma?
No sé por qué
pero hoy, me adiviné
como espuma,
como si fuera río,
las manos y brazos se soltaron
y ahora están descuidados,
tan abandonados como el tiempo caído,
los segundos se convirtieron en siglos
era una especie de cabeceo
la somnolencia estaba allí
y así con un poco de placidez
y negligentemente me sentí
de veras líquida,
y así empecé a caer como lluvia
me sentí suave, casi liviana
como algo fresco, como espuma
como si ahora
fuera río…
Bajo tierra
Y así, muy despacio me metí dentro
era un túnel, sí, un túnel
que parecía eterno
peldaños y más peldaños
y yo bajaba sin detenerme
parecía como si fuera un mal sueño
y de pronto yo estaba allí,
y entonces me supe aislada.
Una enorme quietud me invadió
era la soledad que me arrinconaba sin piedad,
y poco a poco y sin esperarlo ocurrió un milagro,
los sentidos se agudizaron
y entonces cada sonido, cada susurro
y cada repiqueteo me llegaron como lluvia
y el frío me cogió el cuerpo y el alma se congeló
me descubrí angustiada, me encontraba perdida
y entonces… ya no supe, ni siquiera imaginé
si algún día, lograría regresar
Asedio
La afonía me ronda
casi puedo tocarla
y allí donde el viento
se quedó sin palabras
donde las puertas
permanecen cerradas
y donde la noche
duerme sin párpados
yo sigo despierta,
mientras las estrellas
se adormecen
y las nubes trazan
un manto de niebla
que se transforma en noche
en más noche
y todo, sigue quieto
y todo permanece
si, el silencio me ronda
y es allí justamente
dónde el viento
se quedó sin aliento
si, precisamente es allí,
dónde se durmió
el viento
La catedral
La luz de luna
se derramó
como una gaza
como una niebla azulada
que suavemente
se abrazaba de las piedras
y lentamente
rodeaba poco a poco a la iglesia
a esa catedral de siglos
con sus piedras ateridas
por el frío de la noche
hasta que el sol
saliera de nuevo…
Epílogo
Paso a paso, despacio y sin prisa, con ritmo y precisión, ya nada me detiene. A punto de llegar, no sé si a mi destino, pero ya puedo ver la luz… Caminar hasta el final, sin desmoronarse, es un privilegio y una respuesta, casi un desenlace.
Es el final de una etapa de mi vida, con sus pasos y palabras. Es el atardecer, la señal de que el día termina, cuando te sientes con el deseo de suspirar, sin embargo, no es tiempo de detenerse, sino es el momento de seguir.
En ocasiones, me he sentido cansada, pero me harté de esconderme y de sentir miedo… así que ahora he logrado seguir con más fuerza, con una fuerza enorme en la búsqueda de ese muelle donde al fin llegará mi barco…