Rafael Gutierrez. Guatemala, 1958. Poeta, narrador, crítico y ensayista. Cursó la licenciatura de Letras y Periodismo en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Ha ejercido docencia universitaria. Colabora en diversos periódicos y revistas culturales. Director de la Revista de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
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I
Pájara que abre sus alas piojosas o deseadas
la puta habita el hoyo de la noche.
Bajo a pública luz del farol
o soterrada entre los escondrijos del deseo
es a un tiempo pulpa derramada
o llaga proscrita.
Allí ha estado siempre/ desde el origen del mundo acaso
ejecutando su acto de hábil circense
traga-hombres
abriéndose y cerrándose
como una necesaria flor carnívora.
Guatemalteca
nórdica o senegalesa
enana peluda
silueta al mejor estilo Pompeya o Roma imperial
su único y gran amor
es el billete
V
Dame besos que no saludos
que en la noche perduran y mañana a saber qué.
Carne que se hace hueso
para estallar unánime y juntos.
Tú y yo y la noche agarrados del pelo
y amanecer contentos de puro fuego.
Y amanecer:
eso cuenta y vale el universo que retorna.
Y sigue girando
Aguardiente no/ ese calma
pero va directo a la arteria que aúlla
y clama sangre.
¿Has visto los periódicos últimamente?
Yo no/ pero tampoco importa.
Decime pues qué hago.
VII
No más peras al olmo:
Al diablo démosle lo que pide:
Un verduguillo de Góngora para puyar a Quevedo
Una consigna de Hitler para gasear el Pentágono
Una canción de Metálica para el dolor de cabeza
Un retacito de Dios para asarlo un domingo de ramos
Un ramillete de putas
Para teorizar según el Poder de Foucault.
IX
No soy un animal de fiesta
aullándole a la luna cada fin de semana.
No urjo ser un bulto entre las muchedumbres del vino.
Y puedo devorar y ser devorado/ en este instante/
por una loba como una tempestad de pechos vertiginosos.
Lobo y loba lamiéndose las vísceras
de la orquídea escarlata del corazón.
Y desaparecer por entre los burdeles
igual que una sombre desesperada
huye de su sombra apacible.
XVII
Acaricio sacramente tu pubis
y te invito a que guardés silencio
por el breve resto de nuestras vidas.
Todo comienza a desaparecer alrededor:
la yerba/ la memoria/ los itinerarios/ los olores/
los mapas.
Nuestra única forma de comunicarnos
será la luz flamígera que emanen nuestros cuerpos.
No sabrás ya nada de mí.
No sabré ya nada de ti.
El pájaro azul que nos nombre en la noche
y un círculo de cenizas/
calcinadas en nuestros vientres de día/
será la señal que somos los únicos vivientes amorosos
sobre la tierra.
XXXI
Nada más espléndido
Cuando el árbol del corazón
comienza a verdear de tan rojo de amor naranja.
Dormía y hasta hace rato parecía
no latir de tan muerto como cicatrizado.
Pero despierta y me dice buenos días a medianoche.
Está loco el pobrecito/
Señal inequívoca/ irrebatible
Que de nuevo comienza a desnudarse de prisa/
ligerón/ caliente
como una rosa.
***
No canto
Señores la hoz para soñar antaño
Con tanques y banderas inclinándose a nuestro paso
Canto hogaño
Tanga de la Yesenia invisible casi luna turca
Espumeante como hocico de fiera
Como la muerte digamos a manos de la mara salvatrucha
La vida también como la vida
Cuando hilillo caíase de sus nalgas
cataclismos catástrofes azotaban
Amainaban a mitad de la noche fría
Tengo un tango para la tanga de la Yesenia.
***
Animala entre todas las animalas de la noche
pon tu mano en mi frente
y ayúdame a vivir en el desamparo
de la carne con sida
(Te veo luego en la sopa del infierno)
El rayo de tus furiosas libertades
Oh simón, andariego dios andino ¿por qué no soltás
De una vez el rayo de tus furiosas libertades
Sobre esta voraz mala yerba que pudre tus
Amadas praderas de américa?
Vos, el infatuado, el incansable,
El sembrador de huracanes, único y verdadero rostro
Del fuego aquí en nuestro fuego, el perseguido y
Perseguidor del buitre criollo, decime ¿cómo no ibas
A irrumpir cabalgando impertérrito con tus épicas hogueras
Errantes caballerías en un libro
Dónde se dicen libertades?
Vos, Simón Bolívar
Selección de textos Roberto Cifuentes Escobar.