La Editorial Catafixia presentó el jueves 9 de febrero el reciente libro escrito por Eduardo Villalobos.  El comentario de la obra estuvo a cargo de los escritores Arnoldo Gálvez Suárez y Vania Vargas.  Publicamos a continuación el texto que acompaña la edición de Ixtab donde se destaca el valor de su contenido.

 

 

Si se carece de poesía diríamos que Ixtab es la diosa del suicidio, pero ni la fértil cultura que logró nombrarla, ni la visión de Eduardo Villalobos carecen de poesía. Por eso al leer estas palabras nuestros ojos son el tacto sobre Ixtab, una presencia que estuvo en el origen y que desde entonces cruza la frontera entre la vida y la muerte y nos devela el drama de la tierra y la existencia que la habita, el pánico ante su belleza, la condena de las flores, el terror de los frutos y los animales que en la materia entraron al tiempo.

Fragmentos del mundo son los juguetes con los que se corta las manos Ixtab, pero en su ser no hay sangre que corra. Para que corra la sangre invita a la muerte a los pobres condenados a la vida. Entonces deja regalos a los pies de su cama: una soga y el deseo de ser cuerpo suspendido en la nada, un filo que calme la sed de sangre de la tierra, un vuelo sin alas con dirección al suelo.

“¿Qué sentido tiene nacer en una era de tiempo y espanto?”, dice Ixtab, mientras le toma las manos al poeta para convertir su voz en verso. Este libro es un canto de horror ante la vida, pasa del estruendo al susurro y se convierte en la canción de cuna con la que Ixtab nos va convenciendo de, finalmente, abrir de nuevo los ojos del lado de la muerte.

Carmen Lucía Alvarado Benítez

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