
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), presentó un informe en el cual advierte del riesgo de poco crecimiento económico mundial, a causa de la incertidumbre que generan los aranceles impuestos por el presidente de EE.UU. Donald Trump.
Según el más reciente estudio de la OECD estima la probabilidad de que el crecimiento del comercio mundial se desacelere sustancialmente en los próximos dos años, tras una importante concentración anticipada ante los aumentos arancelarios previstos, y se espera que la incertidumbre frene la inversión empresarial.
A juicio de la OECD el panorama mundial se presenta cada vez más desafiante debido a factores como el aumento sustancial de las barreras comerciales, el endurecimiento de las condiciones financieras, el debilitamiento de la confianza de empresas y consumidores, y la mayor incertidumbre política.
Todo esto tendrá efectos adversos considerables sobre las perspectivas de crecimiento, si persisten, estima la OECD.
El análisis prevé que el aumento de los costos comerciales, especialmente en los países que aumentan los aranceles, también impulsará la inflación, aunque su impacto se verá parcialmente compensado por la caída de los precios de las materias primas.
Asimismo, se proyecta que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial se desacelere del 3.3 % que registró en 2024 al 2.9 % este año, esto partiendo de que los aranceles vigentes a mediados de mayo se mantengan.
Según las perspectivas, la desaceleración se concentra en Estados Unidos, Canadá y México, mientras se espera que China y otras economías experimenten ajustes a la baja menores.
«Se prevé que el crecimiento hasta 2025 sea especialmente débil, con un aumento de la producción mundial de poco más del 2.5 % durante el año hasta el cuarto trimestre, y de tan solo el 1.1 % en Estados Unidos», puntualiza el informe.
Si bien, las proyecciones riesgos y la duración de esto es incierta, se cree que un aumento adicional o cambios bruscos en las barreras comerciales, incluso mediante represalias, así como un comportamiento más cauteloso por parte de consumidores y empresas, o la continua revalorización de los riesgos en los mercados financieros, podrían intensificar la desaceleración del crecimiento y provocar perturbaciones significativas en las cadenas de suministro transfronterizas, altamente interconectadas.
Como consecuencia, el aumento de las expectativas de inflación de los hogares podría prolongar las presiones inflacionarias, «especialmente en economías que enfrentan costos comerciales sustancialmente más altos o con mercados laborales aún ajustados, lo que impulsaría una política monetaria más restrictiva y debilitaría las perspectivas de crecimiento», refiere el estudio.
Por otro lado, en el análisis se menciona que una reversión del aumento de las barreras comerciales impulsaría el crecimiento y reduciría la inflación, aunque no redundara inmediatamente en una menor incertidumbre política.

RECOMENDACIONES
La OECD recomienda que los gobiernos deben colaborar para afrontar la incertidumbre e impulsar reformas que fomenten el crecimiento y el empleo.
En ese sentido, los acuerdos comerciales se recomienda que «para resolver las tensiones existentes y reducir o eliminar las barreras deben ir acompañados de mayores esfuerzos para fortalecer la cooperación multilateral».
Por otro lado, se aconseja a los gobiernos que deben afrontar los desafíos internos para impulsar el crecimiento y elevar de forma duradera el nivel de vida, fomentando la inversión empresarial y pública e impulsando reformas estructurales que mejoren la productividad y mejoren la competitividad de sus economías.
Además, la OECD comparte estas recomendaciones:
- Los países necesitan encontrar maneras de colaborar dentro del sistema comercial mundial y de hacer que la política comercial sea más predecible.
- Los bancos centrales deben mantenerse alertas dada la mayor incertidumbre y la posibilidad de que los aumentos iniciales de los costos comerciales impulsen las presiones salariales y de precios en general.
- Ante las múltiples presiones del gasto, los gobiernos deben garantizar la sostenibilidad de la deuda a largo plazo y mantener la capacidad de reacción ante futuras crisis.
- El creciente proteccionismo, la incertidumbre geopolítica y las débiles perspectivas de crecimiento refuerzan la necesidad de reformas estructurales ambiciosas que fortalezcan el nivel de vida y promuevan la competitividad económica.
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