El presidente Alejandro Giammattei no mencionó los datos referentes a las remesas familiares en su última aparición pública. Foto: La Hora / José Orozco / Redes Sociales

A pesar de las perturbaciones en la economía global, la ayuda monetaria que envían los guatemaltecos ubicados en el extranjero se mantiene resiliente y como un «salvavidas” para la economía, sin embargo, el presidente Alejandro Giammattei no mencionó los datos referentes a las remesas familiares en su última aparición pública en la que el gobierno presentó sus resultados económicos del año.

Durante la conferencia del balance preliminar de resultados al cierre del 2022, el presidente abordó el desempeño de indicadores macroeconómicos como el PIB, deuda pública, tipo de cambio, inflación, exportaciones e importaciones. No obstante, en su discurso no se pronunció en relación con el ingreso de remesas, ni cuando se le preguntó al final de la conferencia. Estos datos los dejó a cargo del presidente del Banco de Guatemala, Álvaro González Ricci.

El presidente del Banco de Guatemala, Álvaro González Ricci. Foto: La Hora / Archivo

De esa cuenta, el titular del Banguat sostuvo que al cierre del año las remesas familiares llegarán a los US$18,048.9 millones, es decir un 18.5% más de lo percibido en el 2021.

Al 15 de diciembre, el ingreso de divisas familiares enviadas a Guatemala acumula US$17,161.8 millones. Con esta cifra las remesas apuntan a su mejor año en la historia, sin embargo, su crecimiento interanual no será tan abrupto como el de 2021 y podría ser aún menor para el próximo año, según las estimaciones de las autoridades monetarias.

REMESAS: UN PILAR PARA EL CONSUMO

Para La Hora Economía, la máxima autoridad bancaria detalló que el ingreso de divisas por remesas familiares “es destinado casi en un 50% al consumo, según la Organización Internacional de Migraciones”.

“En ese sentido, las remesas incentivan el consumo privado en el cómputo del PIB, para el cierre de 2022 estimamos pesarán 19% del PIB”, puntualizó.

 

PROYECCIÓN PARA 2023

“En el 2023 vamos a seguir creciendo, no a los niveles de los años anteriores, pero vamos a crecer en un aproximado de eje central de 7.5%”, explicó González Ricci. Dicha estimación sería 16 puntos porcentuales menos que el crecimiento presentado en el 2021, cuando fue de 34.9%.

En ese sentido, se estima que las remesas cerrarán el año electoral con US$19,402.6 millones; por esta razón, se visualiza un crecimiento menos acelerado, pues la diferencia entre el 2021 y 2020 fue de US$3,955.3 millones, mientras que la diferencia entre el 2023 y 2022 sería de unos US$1,353.7 millones.

Ingresos de divisas por remesas familiares. Foto: La Hora
IMPACTO EN LA ECONOMÍA LOCAL

Para Erick Coyoy, economista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), un menor crecimiento de remesas familiares tiene un efecto totalmente directo en la economía guatemalteca, pues se destinan, en su mayoría, al consumo, y es justo ese rubro uno de los principales componentes del Producto Interno Bruto (PIB) del país, “no la inversión ni las exportaciones, sino es el consumo impulsado por remesas”.

Erick Coyoy, economista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES). Foto: La Hora / Archivo

“En la medida que las remesas se van desacelerando, con ello el consumo y con ello el crecimiento económico sería menor, porque es un crecimiento inducido por consumo”, recalcó el académico.

De hecho, el Instituto de Política Migratoria de Estados Unidos (MPI en inglés) indicó que la migración figuró como un “salvavidas” durante la crisis de COVID-19, con un aumento de las remesas a Guatemala de US$10,500 millones antes de la pandemia a US$15,300 millones en 2021, “superando con creces los ingresos del gobierno y seguramente rebasando el valor de todas las exportaciones del país”.

Las exportaciones no son las únicas que contrastan con las remesas, al 03 de noviembre, el país ha acumulado US$1,691.94 millones por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED), cifra que equivale a un mes de ingresos de remesas promedio.

La matriz de insumo-producto que elabora el Banguat, indica que por cada quetzal que consumen las familias, un 83% se destina al uso de productos nacionales; 13% al uso de bienes y servicios de origen importado y otro 5% en el pago de impuestos. Es decir que el crecimiento positivo de la producción en Guatemala está soportado en lo que las familias consumen por las remesas que reciben.

En el supuesto de que estas divisas se contraigan de la noche a la mañana en un 50%, el PIB en términos reales se contraería, debido al impacto en el consumo, en la producción interna y la caída de los ingresos tributarios.

A pesar de que el titular del Banguat indicó que el comportamiento de las remesas no apuntaría tan alto en el 2023 como en años anteriores, Giammattei destacó, en el mismo evento, “el rumbo positivo” de la economía guatemalteca, pues el oficialismo estima un crecimiento de 4.0% para el cierre de 2022, superando el 3.4% que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó para el país en su última revisión.

LA INFLACIÓN: TRASPIÉ PARA 2023

“El problema para el próximo año es el riesgo de recesión que todavía persiste alto, si bien no hay certeza plena de que ocurra una recesión global, si se mantiene un riesgo alto en Estados Unidos, derivado de la inflación”, detalló Coyoy.

Según el analista, es la inflación la que figura como un traspié para que las remesas familiares continúen manteniendo un alto ritmo de crecimiento, pues para frenar el aumento sostenido de precios, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, en inglés) ha aumentado la tasa de interés, una acción que a su vez puede provocar desempleo.

 

“En el caso de EE. UU., hay un vínculo muy directo entre la tasa de interés de política monetaria y la tasa de interés bancaria, el movimiento es casi inmediato. Si tienen la necesidad de seguir subiendo la tasa para controlar la inflación, eso sí va a encarecer sustancialmente el costo del crédito, afectando el consumo y la inversión”, explicó Coyoy.

Aunque el economista indica que, por el momento, el aumento de la tasa de interés de referencia aún no afecta el empleo en Estados Unidos, no se descarta que el impacto en el consumo y la inversión repercuta en un futuro cercano en el mercado laboral, especialmente en aquellos trabajos con mano de obra migrante.

Al panorama anterior, Coyoy le agrega la entrada de un invierno bastante complicado en el país norteamericano, así como la continuidad de la guerra entre Rusia y Ucrania, la cual está empujando la inflación hacia arriba y, por consiguiente, puede mermar el flujo de remesas.

Además, considera que, a largo plazo, es posible que Guatemala ya no perciba un ingreso tan significativo de remesas, pues con el tiempo muchos migrantes empiezan a estabilizarse o sentar cabeza en Estados Unidos, por lo que ya no se ven en la necesidad de enviar dinero al país o bien, reducen la cantidad que envían.

 

PERSPECTIVA MIGRANTE

Eddie Reyes, guatemalteco y residente en Phoenix, Arizona comentó para La Hora Economía que, desde su perspectiva, sí es posible que las remesas se reduzcan en el 2023 alrededor de un 10%, ya que una de las principales dificultades a las que se enfrentan los compatriotas es al impacto del aumento de la tasa de interés y una posible recesión económica.

De acuerdo con Reyes, aún se perciben los temores de una posible recesión económica. Además, indicó que, debido al costo de la vida, muchas personas están evitando realizar gastos excesivos, cuestión que puede repercutir en la cantidad de dólares que envían a sus familias en Guatemala.

Uno de los ejemplos más concretos es, según el compatriota, los elevados costos de las rentas, ya que hay apartamentos donde el alquiler oscila entre los US$2 mil y US$3 mil mensuales.

 

“Muchas familias se ven en la necesidad de tener que compartir apartamentos de dos cuartos para cuatro personas entre ocho personas, para poder mitigar un poco el costo de la renta. Además, antes se gastaba US$100 en el supermerchado ahora son US$175 para comprar exactamente lo mismo”, detalló.

SE ENCARECE EL CRÉDITO

Por otra parte, Reyes indicó que los intereses de las tarjetas de crédito y préstamos “han subido exageradamente”. A su criterio, si bien un aumento de 0.75 puntos básicos en la tasa líder “parece nada”, en realidad sí es un incremento importante para la clase media.

Es derivado de lo anterior que el mercado laboral en el sector de construcción y arquitectura se contrajo en los últimos tres meses, según Reyes.

“En el campo laboral de la construcción, que es el que más mueve la comunidad migrante, todavía está muy bajo, y esto es debido a los altos costos de los intereses para una casa, no todo el mundo está invirtiendo. Un cliente que tuvo que cerrar el contrato conmigo porque no podía asumir los gastos que iba a costar hacer la casa”, concluyó.

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