La inflación remitió ligeramente en los 20 países que utilizan el euro y la presión por los altos costes de la comida y el combustible continuaba, lo que no daba motivos al Banco Central para reducir los incrementos de las tasas de interés dirigidos a controlar los precios.
El índice de precios al consumo alcanzó el 8,5% en febrero en comparación con el año anterior, un descenso respecto al 8,6% de enero, según dijo el jueves la agencia estadística de la Unión Europea, Eurostat. La cifra estaba por encima de la previsión de los analistas del 8,3%. La inflación ha bajado desde su pico del 10,6% en octubre, pero su persistencia ha sorprendido a los economistas. Las cifras de Alemania, Francia y España fueron más altas de lo previsto esta semana.
Los precios del alcohol, el tabaco y los alimentos subieron un 15%, desde un ya doloroso 14,1% en enero, y superaron incluso a los costes de la energía disparados por la guerra de Rusia en Ucrania. Los precios de la energía subieron un 13,7% desde el año anterior, pero estaban por debajo del incremento del 18,9% de enero.
Breaking news: Eurozone inflation fell less than many economists forecast in February, fuelling expectations the European Central Bank will raise interest rates several more times this year https://t.co/u48v9QAStV pic.twitter.com/wWgYReA8H6
— Financial Times (@FinancialTimes) March 2, 2023
Los precios más altos del gas natural, que se emplea para calentar hogares, mantener procesos industriales en marcha y generar electricidad, han sido un factor clave que impulsa la inflación en toda la economía. Rusia cortó la mayoría de sus suministros a Europa el año pasado como presión sobre los gobiernos por su apoyo a Ucrania. Aunque los precios del gas natural han caído porque un invierno suave redujo la demanda de calefacción, pasarán meses hasta que esos precios más bajos repercutan con descensos en las facturas de los consumidores.
Mientras tanto, unos precios más altos han hecho que los trabajadores pidan salarios más altos en negociaciones salariales, a menudo a través de huelgas y protestas en varios lugares de Europa. Más alarmante que la cifra de los titulares era la inflación subyacente, que excluye los volátiles precios de alimentos y energía y puede dar una idea más precisa de si la inflación continuará afectando a la economía en el largo plazo. Esa cifra subyacente subió al 5,6% desde el 5,3%.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha indicado que el banco subirá las tasas de interés en otro considerable medio punto porcentual en su reunión del 16 de marzo, y los analistas esperan más incrementos en el futuro. Las tasas de interés afectan al coste del endeudamiento y hacen más difícil pedir dinero prestado y gastar, lo que reduce la demanda de productos.
«Mientras la inflación subyacente se mantenga persistentemente alta en la eurozona, el BCE seguirá subiendo las tasas y no considerará rebajas futuras de las tasas», dijo Carsten Brzeski, economista jefe para la eurozona en el banco ING.