
En una rutina diaria que implica manejar largas horas hacia el trabajo y de regreso, las pausas activas se vuelven esenciales. Dependiendo del tipo de trabajo y el tiempo que pasamos sin actividad, estas pausas ayudan a romper la monotonía y a reducir los efectos negativos de la inactividad.
Incorporar pausas activas en la rutina diaria contribuye de manera significativa al bienestar general y al desempeño laboral. Estas pausas consisten en pequeños movimientos de corta duración, ejercicios sencillos y movimientos suaves diseñados para romper la monotonía en el lugar de trabajo.
Además, ofrecen beneficios múltiples beneficios como mejorar la circulación sanguínea, reducir el estrés, aumentar la energía y la concentración, entre otros. De esta manera, se logra un equilibrio entre el bienestar personal y el rendimiento profesional.
EJEMPLOS DE PAUSAS ACTIVAS EN EL LUGAR DE TRABAJO
Las pausas activas en el trabajo pueden durar entre 5 y 10 minutos. Se trata de un breve descanso durante la jornada laboral para realizar ejercicios que incluyan respiraciones profundas, estiramientos y relajación muscular. Estas pausas tienen como objetivo aumentar la energía y reducir la tensión muscular. La duración y el tipo de pausa pueden variar según las necesidades de cada persona, pero lo ideal es encontrar un equilibrio entre lo laboral y el bienestar personal. Algunos ejemplos de pausas activas incluyen:
- RESPIRACIÓN PROFUNDA
Esta pausa incluye tomar un breve descanso para concentrarse en la respiración, preferiblemente de forma consciente. Una técnica recomendada es la respiración abdominal o la técnica 4-7-8, que consiste en inhalar durante 4 segundos, retener el aire por 7 segundos y exhalar lentamente durante 8 segundos
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ESTIRAMIENTO
Si pasas horas sentado o en la misma posición, esta pausa es clave para estirar los músculos y las articulaciones. Realizar pequeños movimientos de cuello, piernas, brazos y espalda ayuda a liberar la tensión acumulada y mejora la circulación.

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MOVIMIENTO
Las pausas de movimiento son esenciales e incluyen actividades ligeras como caminar por la oficina, salir a dar una vuelta, recorrer el edificio durante unos minutos o bajar las escaleras en lugar de usar el elevador. Estos pequeños movimientos estimulan la circulación sanguínea. Si en algún momento sientes que pierdes la concentración, hacer una pausa de movimiento puede ser justo lo que necesitas para volver a enfocarte.
- EJERCITA EL CEREBRO
Muchas veces, la carga de trabajo o el ambiente laboral hacen que el cerebro no descanse lo suficiente. Para darle un respiro, puedes hacer juegos que ayuden a agilizar la mente, como un crucigrama, un sudoku, armar un rompecabezas o cualquier actividad creativa. Estas pausas son perfectas para desconectar, descansar la mente y recargar energías.
BENEFICIOS DE LAS PAUSAS ACTIVAS
Incorporar pausas activas en tu rutina diaria puede tener un impacto significativo en tu desempeño laboral y en tu bienestar general. Algunos de los beneficios clave de las pausas activas son:
- Mejora de la circulación sanguínea: Al estar mucho tiempo sentado, la circulación tiende a disminuir. Las pausas activas ayudan a mejorar la circulación sanguínea, favoreciendo una mejor oxigenación del cuerpo.
- Alivio muscular y reducción del estrés: Realizar movimientos y estiramientos ayuda a aliviar la tensión acumulada en los músculos, promoviendo la relajación y reduciendo el estrés.
- Aumento de la concentración y energía: Las pausas activas permiten recargar energías, mejorando la concentración y aumentando la productividad en el trabajo.
- Fomento de la creatividad y productividad: Al despejar la mente con breves ejercicios, favoreces la creatividad y la capacidad de resolver problemas de manera más eficiente.
- Fortalecimiento de la postura: Las pausas activas también contribuyen a mejorar la postura, evitando molestias y problemas a largo plazo derivados de una mala postura al estar sentado durante horas.

COMO EMPEZAR
Incorporar pausas activas en tu rutina diaria puede ser un cambio positivo para tu bienestar y rendimiento. Empezar es fácil y no requiere de mucho esfuerzo; lo importante es reconocer su valor. Para hacerlo, sigue estos pasos:
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Identifica el momento adecuado: Reconoce en qué momentos del día las pausas activas son necesarias para mejorar tu rendimiento laboral. Establecer cuándo hacerlas es clave.
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Planifica tu día: Organiza tu jornada de forma que puedas incluir estas pausas. Define un espacio adecuado y el tipo de actividad que realizarás en cada pausa.
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Comienza con lo más simple: Inicia con ejercicios sencillos, como estiramientos. Escucha a tu cuerpo y presta atención a cómo te sientes antes y después de hacer la pausa.
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No es necesario que sean largas: Las pausas no tienen que ser extensas. Lo importante es empezar con pequeños momentos de movimiento. No olvides realizarlas para mantener sus beneficios.
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Usa recordatorios: Para no olvidarlas, puedes programar una alarma que te recuerde moverte a intervalos regulares, alternando los ejercicios que realices.
Lo más importante es que tomes el primer paso.
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