“Me levante con el pie derecho” es una frase positiva muy utilizada para definir que alguien amaneció con todos los ánimos para enfrentar la rutina diaria. Algo que tiene que ver con las emociones y cómo reaccionamos a cada situación que ocurre a nuestro alrededor. Recuerda que la trascendencia de estas no solo influye en tu vida si no también en la de los demás, pero ¿Cómo saber qué información nos dan las emociones?
Cómo parte de la naturaleza humana, cada persona responde de diferente manera a estímulos y situaciones que en esa medida influyen en su estado de ánimo. Las emociones las tenemos todos los seres humanos; representan un sube y baja ya que un día se pueden presentar más intensas y otras veces pasar desapercibidas.
Algunos expertos clasifican las emociones como “agradables y desagradables”, sin embargo, puntualizan que ambas son necesarias e importantes, ya que nadie puede vivir todo el tiempo con emociones agradables y dejar de lado las desagradables. Si bien es cierto, las emociones agradables son un indicativo de una existencia sana y feliz, las emociones desagradables son necesarias porque alertan de amenazas o desafíos que se deben enfrentar.
TODAS LAS EMOCIONES SON NECESARIAS
Los psicólogos recomiendan que, aunque las emociones desagradables son necesarias que aparezcan, es importante saber gestionarlas y no dejarlas permanecer más tiempo del que merecen.
Hay tantas formas de sentir emociones, depende de las circunstancias, estas aparecerán y entrarán en acción. Los psicólogos explican que no hay que etiquetar las emociones, no son ni buenas ni malas, todas son necesarias.
La UNICEF, menciona que a medida que las personas crecen, adoptan responsabilidades, con ello comienza el camino de la vida, en donde el cuerpo y el cerebro están experimentando grandes cambios, y es muy natural sentir emociones nuevas, o intensas que aparecen o desaparecen.
Reconocer, detectar y aceptar cada una de ellas son parte importante del desarrollo personal y así mismo una manera de forjar el carácter de una persona. Por ejemplo; una madre que le dice a su pequeño que no llore, sin antes conocer o preguntar las razones de su actitud. Para ello, antes debe saber que el llanto del niño es una reacción a una necesidad que no se está abasteciendo y que puede transformarse en descontento, irritabilidad, tristeza, enojo, entre otros.
FUNCIONALIDAD
Las emociones tienen tres funciones principales: función adaptativa, función social y función motivaciones. ¿En qué consisten?
Función adaptativa: Cada emoción tiene su utilidad y prepara al organismo para actuar eficazmente con su alrededor. Se establece cómo facilitadora de las respuestas más apropiadas ante las exigencias del entorno.
Función social: Las emociones son esenciales en la interacción social, por medio de la comunicación no verbal, la otra persona puede intuir el comportamiento. Todas las emociones influyen en lo demás y viceversa, ya que regulan las reacciones que el resto tiene ante ti.
Función motivacional: Toda conducta motivada produce una reacción emocional. Y, por otra parte, las emociones son la gasolina de la motivación. Determinan la aparición de este tipo conductas, las dotan de mayor o menor intensidad y las guían en una u otra dirección.
¿CÓMO GESTIONAR DE MEJOR FORMA LAS EMOCIONES?
Reservar las emociones no solucionará tu situación en sentirte mejor, hay muchas maneras de sentir y expresar lo que te pasa: plática con una persona de confianza de cómo te sientes al respecto, convive con tu familia y amigos, escucha tu canción favorita, prueba ese postre que tanto deseas, canta y baila, entre muchas otras.
Una red de psicólogos mexicanos comparte una guía sobre cómo aprender a gestionar de mejor manera las emociones:
Señales emocionales: Identifica qué situaciones o circunstancias influencian tu estado de ánimo, conoce las señales y piensa cómo te sientes. De esa forma, puedes analizar qué situación activa esa reacción y cuál es la intensidad con la que aparece.
Nombra tus emociones: Coloca nombre a todas tus emociones, clasifícalas y si identificas más de una sepárala y etiquétala.
No juzgues tus emociones: Sean agradables o desagradables, debes aceptarlas.
Busca el origen de la emoción: ¿Por qué se encuentra allí y cada cuánto suele aparecer? Con ello, lograrás analizarlas y sentirlas, lo que te ayudará a que gestiones la emoción adecuadamente.
Dales a tus emociones la importancia que merecen: Cada emoción y sentimiento merecen un grado de importancia, así también un espacio para que puedas analizarlas. Una vez superada la situación, termina esa emoción. Mantenerla por más tiempo del que corresponde solo te hará daño.
Cuéntanos: ¿Cómo vives tus emociones?