Según una especialista en fisiología del sueño consultada por la BBC, desde que nos despertamos empieza a acumularse adenosina, una sustancia química en el cerebro que es un subproducto del metabolismo. Su principal efecto es contrarrestar los cambios fisiológicos que ocurren al despertar y ayudar a recuperar el estado de alerta.
La experta también explica que cuanto más tiempo pasamos despiertos, mayor es la acumulación de adenosina en el cerebro, lo que incrementa la sensación de sueño. Al tomar una siesta, los niveles de adenosina disminuyen, ya que se metaboliza, lo cual contribuye a recuperar la energía e incluso mejora el estado de ánimo.
BENEFICIO DE LA SIESTA
Guy Meadows, especialista en fisiología, explica a BBC Mundo que uno de los principales beneficios de las siestas cortas es que ayudan a mejorar la memoria, mayor atención, optimizar las funciones perceptivas y aumentar la sensación de alerta. Además, brindan un impulso de energía y una sensación de descanso como la que se tiene durante la noche.

EL TIEMPO IDEAL
Las siestas cortas generan una notable mejora en el estado de ánimo. Según explicó a BBC Mundo la investigadora del sueño Sara Mednick, su duración ideal debe estar entre los 10 y 20 minutos, o extenderse hasta los 90 minutos. En las siestas más largas se puede alcanzar la fase de sueño REM (movimientos oculares rápidos), un estado de sueño profundo que ofrece un descanso similar al del sueño nocturno.
Sin embargo, es importante no exceder ese tiempo, ya que interrumpir la siguiente fase del ciclo puede provocar una sensación de cansancio al despertar. Es por esta razón que cuando se duerme en exceso puedes sentirte más cansado al despertar. ¿Te ha pasado?
No obstante, esto también depende de las costumbres y preferencias personales. No todas las personas logran dormir durante el día, algunas simplemente no consiguen conciliar el sueño al intentarlo, y para otras, una siesta parece imposible.
Si estás en el trabajo y sientes ese “bajón” de energía a mitad del día, una siesta de 15 a 20 minutos puede ser una solución efectiva, idealmente después de haber almorzado para ayudarte a recuperar fuerzas y retomar tus actividades con más energía.
EL ENTRENAMIENTO DE LAS SIESTAS
La siesta es una habilidad que puede entrenarse con el tiempo, el cuerpo se acostumbra y aprende a descansar en el periodo que tú le indiques, sin necesidad de más. Si quieres empezar a incorporar una pausa en tu día para recargar energías con una siesta corta, intenta poner una alarma con la cantidad exacta de minutos para asegurarte de no excederte. También puedes elegir un horario fijo para tomarla cada día y así ayudar al cuerpo a adaptarse a esa rutina.
Si no logras dormir, no fuerces el sueño, Mayo Clinic indica que basta con estar quieto, relajarse y permitirse un momento de descanso. Lo ideal es hacerlo en una habitación oscura, cómoda y tranquila. Además, evita mirar el teléfono, leer correos o hacer actividades estimulantes al menos cinco minutos antes.

LA SIESTA NO ES PARA TODOS
A muchas personas les resulta imposible tomar una siesta, y hablar de solo 15 minutos puede sonar aún más extraño, ya que piensan que en tan poco tiempo no se descansa nada. Pero en realidad, 15 minutos pueden ser suficientes para recargar energías y continuar con la rutina diaria. Para algunas personas, la siesta es una necesidad en cierto momento del día: les permite empezar de nuevo con más vitalidad, mejorar el estado de ánimo, la concentración e incluso el rendimiento físico.
Sin embargo, es importante recordar que las siestas no sustituyen el sueño nocturno. Por eso, siempre se debe priorizar un buen descanso por la noche y utilizar las siestas solo como un complemento para recuperar energías durante el día.
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