El consumo de suplementos vitamínicos y dietéticos ha alcanzado cifras récord. Según Telemundo, más de tres cuartas partes de la población estadounidense toma al menos un suplemento, en un mercado con hasta 100 mil productos que van desde multivitamínicos hasta hierbas que prometen bajar de peso o mejorar la memoria.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) calcula que la industria pasó de 4 mil productos en 1994 a más de 95 mil en la actualidad. Sin embargo, pocos han sido rigurosamente probados para garantizar su eficacia o seguridad, advirtió The New York Times.
¿QUÉ SON LOS SUPLEMENTOS Y PARA QUÉ SIRVEN?
De acuerdo con la FDA, los suplementos dietéticos incluyen vitaminas, minerales, aminoácidos, probióticos y extractos herbales. Se consumen en cápsulas, polvos, gomitas o líquidos, y su propósito es “suplementar” la dieta, no sustituirla.
La agencia aclara que, aunque algunos suplementos pueden ser beneficiosos, como el calcio y la vitamina D para fortalecer los huesos, no deben reemplazar una alimentación equilibrada. Además, tomar dosis excesivas o mezclarlos con medicamentos puede generar efectos adversos.
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ENTRE BENEFICIOS Y DESPERDICIO
La evidencia científica muestra resultados mixtos. Según un reportaje de la BBC, un estudio en Reino Unido reveló que la mayoría de las personas obtiene suficientes vitaminas a través de la dieta, y que en casos como la vitamina C, los excesos simplemente se eliminan en la orina.
El doctor Christopher Gardner, profesor de nutrición en la Universidad de Stanford, explicó a Telemundo que “hay suplementos con beneficios establecidos, pero también muchos que probablemente no sean ni útiles ni dañinos”.
Existen excepciones, mujeres embarazadas que requieren ácido fólico, bebés que necesitan vitamina D, personas mayores con riesgo de osteoporosis o quienes siguen dietas veganas y deben reforzar la vitamina B12.
RIESGOS Y FALTA DE REGULACIÓN
El problema es que muchos consumidores creen que “más es mejor”. La doctora JoAnn Manson, del Brigham and Women’s Hospital, advirtió en Telemundo que las megadosis pueden ser peligrosas o un simple desperdicio de dinero.
Además, la supervisión es limitada. Según la FDA, la mayoría de los suplementos entra al mercado sin aprobación previa, y solo son retirados si se detectan riesgos graves para la salud. Esto deja gran parte de la responsabilidad en manos de las empresas. Incluso se han documentado productos adulterados con sustancias químicas no declaradas, alertó The New York Times.
ALIMENTOS VS. PÍLDORAS
Los expertos coinciden en que lo ideal es obtener los nutrientes de los alimentos. Una dieta variada, rica en vegetales, frutas, pescado y cereales integrales, ofrece beneficios que las cápsulas no pueden igualar.
“En general, podemos obtener de los alimentos todos los nutrientes que necesitamos, pero la realidad es que muchas personas no siempre tienen acceso a una variedad de alimentos sanos”, explicó Gardner. La BBC concluye que para la mayoría de personas, los suplementos no ofrecen una ventaja adicional y, en algunos casos, representan solo un gasto innecesario.
Los suplementos pueden ser útiles en situaciones específicas, pero no son una “píldora mágica” para la salud. Como resumió la doctora Manson al New York Times: “No debemos esperar que los suplementos sustituyan a una buena alimentación y a la actividad física”.
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