La falta de tiempo, el sedentarismo y las largas jornadas laborales son excusas habituales para no hacer ejercicio. Sin embargo, diversos estudios muestran que bastan 20 o 30 minutos de actividad diaria para mejorar significativamente la salud física y mental.
CAMINAR: EL EJERCICIO MÁS ACCESIBLE
De acuerdo con Better Health, caminar es una de las formas más sencillas y efectivas de mantenerse activo. Solo 30 minutos diarios pueden aumentar la resistencia, fortalecer huesos y músculos, reducir grasa corporal y mejorar la salud cardiovascular. Además, puede disminuir el riesgo de padecer diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardíacas.
Por su parte, Andes Salud subraya que caminar regularmente ayuda a controlar el peso, fortalece músculos y huesos, y reduce el estrés al liberar endorfinas. Incluso puede mejorar la digestión, la calidad del sueño y la salud mental.
¿CUÁNTOS PASOS SON SUFICIENTES?
Durante años se popularizó la idea de que eran necesarios 10 mil pasos diarios. No obstante, un análisis citado por la BBC reveló que tan solo 4 mil pasos al día son suficientes para reducir el riesgo de muerte prematura, y a partir de los 2 mil 300 ya se obtienen beneficios para el corazón y la circulación.
El estudio, realizado por la Universidad Médica de Lodz en Polonia y la Universidad Johns Hopkins en EE. UU., determinó que cada 1 mil pasos adicionales reducen un 15% el riesgo de mortalidad prematura.
EL VALOR DE LA CONSTANCIA
La clave está en la regularidad. Según Infobae, la profesora Min Lee, de la Facultad de Medicina de Harvard, explicó que cualquier tipo de movimiento es beneficioso. Incluso 20 minutos al día de ejercicio moderado ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y depresión.
En la misma línea, Vogue enfatizó que entrenamientos cortos, entre 20 y 30 minutos, pueden ser igual de efectivos que rutinas más largas, siempre que se realicen con intensidad y de manera planificada.
PEQUEÑOS CAMBIOS, GRANDES RESULTADOS
Los expertos coinciden en que no es necesario hacer rutinas complejas de ejercicio ni disponer de equipo especial para empezar. Subir escaleras, caminar al trabajo, pasear al perro o realizar pausas activas durante la jornada laboral son formas prácticas de incorporar movimiento.
Como concluye el profesor Maciej Banach, citado por la BBC, los cambios en el estilo de vida como la alimentación saludable y el ejercicio “pueden ser al menos tan efectivos, o incluso más, que los medicamentos para reducir el riesgo cardiovascular y prolongar la vida”.
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