La Carrera San Silvestre, una de las actividades deportivas y culturales más esperadas en Guatemala cada 31 de diciembre, tiene sus orígenes en tradiciones que abarcan casi un milenio y medio de historia, desde la figura de San Silvestre I, hasta su adaptación moderna en el atletismo nacional e internacional.
San Silvestre I fue papa de la Iglesia Católica entre los años 314 y 335 d.C., durante una etapa histórica crucial cuando el cristianismo comenzaba a ser tolerado y reconocido oficialmente en el Imperio romano. Aunque no existe relación histórica directa entre él y el atletismo, su nombre quedó asociado a la fecha de su muerte —el 31 de diciembre de 335— que con el paso del tiempo se convirtió en motivo de celebración en diversas culturas cristianas.
La carrera moderna que lleva su nombre no se basa en hechos protagonizados por el papa, sino que utiliza esa fecha en el calendario litúrgico como punto de referencia para organizar un evento que simboliza el cierre del año.
ORIGEN INTERNACIONAL DE LA CARRERA
La primera Carrera San Silvestre se realizó en 1925 en São Paulo, Brasil, bajo el nombre de Corrida de São Silvestre. Fue organizada por el periódico A Gazeta y concebida como una competencia atlética para despedir el año, inspirada en antiguas carreras nocturnas celebradas en Francia, donde los corredores portaban antorchas encendidas entre la noche del 31 de diciembre y el 1 de enero.
Con el paso del tiempo, este evento se internacionalizó y replicó en numerosos países, convirtiéndose en una tradición popular que combina el deporte con el espíritu festivo de fin de año.
CARRERA SAN SILVESTRE EN GUATEMALA
En Guatemala, la tradición comenzó en 1957, cuando los organizadores Otto Escobedo Rodríguez y Víctor H. Solares trajeron el concepto desde Brasil e instituyeron la primera edición de la carrera en la Ciudad de Guatemala. El evento inaugural se realizó el 31 de diciembre de ese año, con un recorrido de 10 kilómetros que partió del Cerrito del Carmen y finalizó en la intersección de la 6a avenida y 8a calle de la Zona 1.
PARTICIPACIÓN Y GANADORES DESTACADOS
La carrera no solo destaca por su multitudinaria participación, sino también por sus atletas más exitosos. En la rama masculina, José Amado García, atleta olímpico originario de Baja Verapaz, figura como uno de los corredores más laureados con múltiples victorias. En la categoría femenina, Merlin Chalí, de Amatitlán, acumula una destacada trayectoria de triunfos.
De esta manera, la figura histórica de San Silvestre I y la Carrera San Silvestre convergen cada 31 de diciembre en una tradición que trasciende lo religioso y lo deportivo, convirtiéndose en un símbolo de cierre, reflexión y celebración colectiva. En Guatemala, esta competencia no solo marca el final del año, sino que reafirma el valor del deporte como espacio de convivencia, identidad y continuidad histórica, al reunir a generaciones de atletas y familias en una jornada que, con el paso del tiempo, se ha consolidado como parte del patrimonio cultural y deportivo del país.
