En Guatemala, hablar de salud suele reducirse a la saturación hospitalaria, la falta de insumos o la dificultad para acceder a servicios médicos. Sin embargo, hay un aspecto silencioso, cotidiano y profundamente arraigado que agrava todos estos problemas: la automedicación. Con analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos disponibles a pocos pasos de cualquier hogar, este hábito se ha normalizado hasta convertirse en una práctica extendida, incluso entre quienes reconocen sus riesgos.
La facilidad con que los guatemaltecos acceden a medicamentos sin receta, combinada con la desinformación, la presión económica y la cultura de “resolver en casa”, ha generado un entorno en el que los efectos adversos, las complicaciones y la resistencia antimicrobiana empiezan a ganar terreno. En este contexto, médicos y personal de enfermería advierten que estamos frente a un problema cuya gravedad aún no dimensionamos por completo.
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“La automedicación es un atajo con consecuencias: desde reacciones adversas hasta infecciones más graves por uso inadecuado de antibióticos”, señala el Dr. López, quien advierte que ha atendido pacientes que llegan “tarde” luego de medicarse solos.
Para comprender la magnitud del problema, vale retomar las alertas recientes de organismos de salud. En 2024, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reforzó su campaña en Guatemala contra la resistencia antimicrobiana, recordando que el uso indiscriminado de antibióticos sin orientación médica fomenta bacterias resistentes.
¿POR QUÉ TANTAS PERSONAS OPTAN POR AUTOMEDICARSE?
Según la enfermera Camila Hernández, la decisión suele obedecer a varios factores:
“La población muchas veces confía en experiencias pasadas o en consejos de familiares, sin considerar que cada enfermedad es distinta.”
“La barrera económica o las largas esperas en centros de salud empujan a la gente a buscar soluciones por su cuenta”, añade.
El problema advierte, es que esa aparente “solución rápida” puede convertirse en una complicación más grave: reacciones adversas, infecciones que escalan, daños en órganos, entre otros.
RIESGOS REALES Y ADVERTENCIAS PROFESIONALES
Las autoridades sanitarias y los profesionales coinciden en varios riesgos concretos:
Resistencia antimicrobiana: El uso indiscriminado de antibióticos sin indicación puede reducir la efectividad de estos fármacos en el futuro.
Reacciones adversas e intoxicaciones: Tomar medicamentos sin supervisión puede provocar efectos secundarios graves, interacciones peligrosas o intoxicaciones.
UN SISTEMA DE SALUD CON COMPLICACIONES
El problema de la automedicación no debe analizarse aisladamente: obedece también a factores estructurales. En Guatemala, el acceso a servicios de salud es desigual y la cobertura insuficiente, lo que empuja a muchos a buscar alternativas “económicas” o inmediatas.
Además, la atención preventiva sigue siendo débil en muchas zonas, lo que deja vacíos que la población intenta llenar por su cuenta.
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MÁS CONCIENCIA, MENOS RIESGOS
Para el Dr. López y la enfermera Hernández, la solución pasa por reforzar la educación, fiscalizar la venta de medicamentos y promover una cultura de salud responsable. “No basta con decir ‘no se automediquen’ —explica Camila Hernández—. Hay que dar alternativas reales: acceso a consulta, información clara sobre medicamentos, sobre los riesgos y cuándo se debe acudir a un profesional.”








