
En Guatemala, el 1 y 2 de noviembre son fechas en las que las familias se reúnen para rendir homenaje a quienes ya partieron. Aunque la celebración tiene raíces religiosas, con el paso del tiempo se ha convertido en una mezcla de fe, cultura y gastronomía que refleja la identidad del país.
Desde los coloridos barriletes de Sumpango hasta los que se elevan en distintos municipios, y el tradicional fiambre que se prepara en todo el territorio, las tradiciones del Día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos mantienen viva la conexión entre generaciones.
Todo está listo para celebrar el Festival del Barrilete en Sumpango
EL VUELO DE LOS BARRILETES
En municipios como Sumpango y Santiago Sacatepéquez, los gigantescos barriletes se elevan al cielo como símbolo de comunicación entre los vivos y los muertos. Elaborados con papel de china, bambú y pegamento artesanal, pueden alcanzar hasta 20 metros de diámetro y reflejan mensajes de paz, espiritualidad y denuncia social.
Pero la tradición no se limita a esos lugares. En comunidades de Chimaltenango, Totonicapán, Quetzaltenango, Sacatepéquez y otras regiones del país, familias enteras elaboran barriletes más pequeños que también se elevan en los campos o patios de las casas. Para muchos niños y jóvenes, construirlos representa una forma de mantener viva una costumbre ancestral y de rendir homenaje a los seres queridos que han fallecido.
El significado sigue siendo el mismo: los barriletes son un puente simbólico con el más allá, una manera de enviar mensajes, oraciones o recuerdos a quienes ya no están.
Agenda rica en cultura y gratuita en el Festival de Barrilete Gigante Bicentenario en Sumpango
EL FIAMBRE: UN PLATILLO QUE UNE A LAS FAMILIAS
Otra de las tradiciones más esperadas de la temporada es la preparación del fiambre, un platillo frío que combina carnes, embutidos, vegetales y encurtidos. Su elaboración puede llevar varios días, y cada familia guarda su propia receta, transmitida de generación en generación.
Según los historiadores, el fiambre simboliza la unión familiar y el respeto por los ancestros, ya que originalmente se compartía en los cementerios, durante las visitas a las tumbas. Hoy, el platillo sigue siendo una muestra de convivencia, memoria y sabor guatemalteco.
VISITAS A LOS CEMENTERIOS Y OFRENDAS DE AMOR
El 1 y 2 de noviembre, las familias visitan los cementerios para limpiar las tumbas, llevar flores, velas y coronas, e incluso compartir alimentos junto a las lápidas. En muchos lugares del interior, estas visitas se acompañan de rezos, música o actividades comunitarias que celebran la vida de quienes han fallecido.
La costumbre no solo representa duelo, sino también gratitud y esperanza, recordando que la memoria colectiva forma parte de la identidad del país.
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UNA TRADICIÓN QUE EVOLUCIONA SIN PERDER SU ESENCIA
Aunque las nuevas generaciones han incorporado elementos modernos, como decoraciones inspiradas en Halloween o celebraciones temáticas, las tradiciones de Todos los Santos y los Fieles Difuntos continúan firmes en Guatemala.
Instituciones culturales, como el Ministerio de Cultura y Deportes, promueven la preservación de estas prácticas, destacando su valor histórico y espiritual.
A lo largo de los años, el país ha sabido mantener el equilibrio entre la modernidad y el respeto a las costumbres que le dan sentido a la identidad guatemalteca.







