Foto La Hora / Envato - Por chormail

Al final de cada año, muchos son los jóvenes que están a punto de iniciar una carrera, otros de culminarla, pero todos tienen dudas hacia su futuro laboral al respecto. Hablemos un poco sobre esto.

Hay algo de lo que el principiante ni el que está a punto de culminar carrera en medicina escapa: los sistemas sanitarios modernos no son ajenos a los cambios inherentes a la dinámica propia del sistema social, en el que se encuentran inmersos. Por ello, todo profesional está en la obligación desde su formación, a conocer los cambios que se están y van produciendo en el entorno social y político en que piensa ejercer y a ajustarse a las nuevas realidades, a las necesidades emergentes que plantea el proceso salud-enfermedad y a las demandas y expectativas que esos cambios generan.

En el estudiante de medicina, en el médico, su análisis de lo que hará o hace, pasa por una reflexión en primer lugar sobre el origen, la naturaleza y las posibles consecuencias de los cambios que se están produciendo en los sistemas sanitarios, debido a la incorporación de nuevas técnicas y conocimiento científico sobre el proceso de salud enfermedad, individual y colectivo, y en segundo lugar, sobre los cambios que se producen en el entorno en que se da el sistema de salud, para englobarse en su accionar como profesional de salud, dentro de una realidad social y política.

Las naciones en la actualidad están siempre dentro de un proceso de cambio social y ambiental y dentro de ese proceso continuo de cambio, se suceden fenómenos que afectan el proceso salud-enfermedad y que por consiguiente al interaccionar este con los cambios sociales, propician una situación desfavorable sobre la atención y el control y prevención de la enfermedad. Ambas tareas responsabilidad del sistema de salud.

Por consiguiente, esta concepción fenomenológica del fenómeno salud-enfermedad y sus procesos, supone considerar los sistemas sanitarios y a sus trabajadores, ya sea médicos o sanitaristas, y al sistema social, como sistemas dinámicos, en que los fenómenos que dentro de ello se producen, tienen diferentes velocidades y consecuencias y van produciendo constantes movimientos de cambio, como consecuencia de la necesidad de responder a múltiples influencias intrínsecas y extrínsecas. Ello permite caracterizar a los sistemas sanitarios modernos, como estructuras en permanente estado de cambio y, por tanto, en un proceso de transición continua. Esto es quizá la principal condición del trabajo a considerar por el futuro profesional de la salud y que le fija la necesidad de entender y reflexionar y estar al tanto, más allá de las disciplinas biológicas propias de la profesión (anatomía, fisiología, patología, bioquímica, etc.) en otras disciplinas tales como: demografía, epidemiología, tecnología, economía, educación, mediática e información, estadística, jurídica, política, ética. Voy a referirme a dos procesos que son de gran importancia considerar por el futuro médico, dada su importancia para la salud.

Dentro de lo social se dan fenómenos que algunos han resumido como transición demográfica, la cual en nuestro medio se caracteriza por algunos hechos: un aumento de la esperanza de vida de la población, lo que condiciona un incremento de las necesidades sanitarias para adultos y ancianos y eso va seguido de una disminución de la natalidad y, por tanto, de la capacidad de transferir retos a un mejor desarrollo de potencialidades humanas en el niño y el adolescente y todo ello se une a la aparición de un aumento de poblaciones de emigrantes que afectan entornos culturales en gran movimiento y que determinan la concepción de una asistencia sanitaria multicultural, con el objeto de dar una respuesta apropiada a sus necesidades de salud.

Esa transición demográfica conlleva dentro de sí, otra transición que es la llamada transición epidemiológica, y que implica el paso de un patrón agudo de enfermedad a uno crónico que se da simultáneamente dentro de la sociedad y en sus individuos. Este es un fenómeno sanitario, que ha promovido el desarrollo en nuestro medio de los servicios de atención especializada más que los de carácter sociosanitario. Esa conducta del fenómeno social, aunada a la de las enfermedades, ha traído como consecuencia, la instalación de patrones culturales que han propiciado un incremento de casos de accidentes, de enfermedades que nacidas en forma aguda se vuelven crónicas. De tal manera que con mayor frecuencia y magnitud, cada vez se ven más adultos y no digamos de la tercera edad, con presencia de comorbilidades o coexistencia de diferentes afecciones en una misma persona, lo que hace más complejo el proceso asistencial y preventivo.

Esas dos transiciones combinadas (social enfermedad), afortunadamente han despertado el interés científico y tecnológico en las ramas de las ciencias de la medicina, para enderezar constantemente desde la prevención hasta la rehabilitación, el desbalance del fenómeno salud-enfermedad. A tal punto que podemos hablar de otra tarea de los sistemas sanitarios y sus profesionales que incluye la producción e introducción de las nuevas tecnologías aplicativas para el ejercicio de especialidades y producción farmacéutica, pero también de la información y la comunicación, en los procesos de provisión y gestión de la asistencia sanitaria. También incluye la investigación y el desarrollo de múltiples innovaciones científicas en las áreas de prevención, diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades y la conservación de la salud.

Pero hay otra rama del conocimiento que ha adquirido gran prestancia y que se produce producto de todo lo anterior y es el trabajo relacionado con la concentración y manejo de los recursos sanitarios, con la finalidad de promover una gestión más eficiente de los mismos y la desconcentración intensiva de conocimiento y las prácticas médicas, con el propósito de favorecer las ventajas de estos campos al lugar en donde verdaderamente se necesita. Hablamos de la administración de recursos y bienes de la salud.

Como se puede ver, son diversas las disciplinas que dan lugar a diversas especialidades de la atención a la salud, que van desde la clínica y la atención sanitaria individual y colectiva, a ramas más especializadas como la atención a la información, la ciencia, la tecnología, la administración y eso tiene lugar bajo un aspecto también en evolución, hablo de la aparición de una ciudadanía más formada y de una cultura de derechos del consumidor, que convierte a los usuarios de la sanidad en pacientes informados. A ello se unen las múltiples posibilidades de acceder a información sobre temas de salud de forma universal, gratuita y en tiempo real.

Todo lo anterior ha desembocado en una nueva forma de ocupación del profesional de la salud, que ya no consiste  solo en atención a enfermos. Es decir, ya se incorporan ante una enfermedad, enfermos y población, varios profesionales haciendo cosas complementarias y eso cambia condiciones e intereses del trabajo y una interacción de profesiones, en el ámbito de la sanidad.

Así que un futuro médico, debe ver e indagar las diversas expectativas en torno a futuras innovaciones que se están dando en las ciencias y disciplinas de la salud las que le permitirán ubicar mejor su orientación vocacional al conocer mejor la relación entre sus inclinaciones y las realidades de ubicación de su futuro trabajo. En este sentido cada vez más hay una inclinación por “lo nuevo o novedoso” que reemplaza al de normal o habitual. Por ejemplo y eso lo vemos cada día más, por el paso desequilibrado con que se dan cambios en enfermedades y avances científicos tecnológicos, que aumenta la posibilidad de que los temas de salud en todas sus disciplinas sean objeto de un incremento de demandas judiciales, debido a la propia naturaleza de la praxis médica y todas sus especialidades y al curso incierto de la mayor parte de las enfermedades y sus tratamientos, pero también en el manejo de los descubrimientos científicos y la forma en que se hacen y de las aplicaciones técnicas y administrativas. Eso abre campo a una nueva disciplina jurídico-médica.

Entonces se vuelve necesario que el futuro médico vea el ser médico desde diferentes perspectivas, más allá del diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, tales como: informante-comunicador, gestor del conocimiento, experto en algo, profesional, cuidador, gerente-directivo, gestor de recursos sanitarios, científico, educador, asesor jurídico, etc.

La presentación de un modelo de multiplicidad de funciones en un médico, no quiere decir que un médico debe hacer todo ello ¡NO! Sino en que puede especializarse en una o varias de ellas, de acuerdo a sus intereses y vocación y eso le permite definir un conjunto de responsabilidades y obligaciones en su formación y ejercicio profesional, que determinan en él, además de interés, un código de valores en torno al concepto de profesionalismo que quiere hacer y practicar. Los valores en ese sentido se vuelven entidades abstractas con una gran capacidad para condicionar conductas y actitudes desde la formación y orientar mejor sus capacidades profesionales a desarrollar y seleccionar mejor lo que será su dedicación profesional futura.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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