Foto La Hora: Por Prostock-studio

En los medios de información y del Estado, pareciera que el COVID-19 y sus complicaciones ya dijeron adiós, dándole bienvenida a otro flagelo: el Dengue. De Covid ya no se reportan muertes y casos, pese a tener tasas altas de no vacunados. Pero ni siquiera se habla que pudo haber sido un desastre sistémico de gran magnitud, de necesario estudio y aprendizaje.

No cabe la menor duda que Guatemala constituye un país de grandes condiciones de vulnerabilidad y exposición a factores y determinantes de magnitud e impacto variados, que inciden y fortalecen el aparecimiento de enfermedades y de pandemias y esas condiciones, se acompañan y producen en un medio nacional que se caracteriza por sus grandes deficiencias en perspectiva científica, económica y de gestión salubrista, que en buena parte contribuyen a crear situaciones sindémicas.

¿Qué queremos decir con situaciones sindémicas?

Pude decirse que un país con muchas enfermedades endémicas, al introducirse una pandemia como Covid o Dengue en el territorio, generan un fenómeno en el que las persistencias anteriores de muchas enfermedades presentes en el territorio interactúan, generando condiciones de alteración en la salud, que exacerban el impacto individual de la pandemia, lo que lleva a desafíos de salud complejos y una mayor vulnerabilidad en las poblaciones. Dos ejemplos: La pandemia de Covid, se implantó sobre la población de la tercera edad, en que una parte de su mayoría (se estima uno de cada tres sujetos de esa edad) ya padecía de alguna enfermedad crónica mal atendida o sin atención. En estos momentos, el Dengue afecta también a población infantil, buena parte de la cual está afectada de problemas nutricionales. Ambas causas: Enfermedades crónicas y mala nutrición, son previsibles y evitables y ambas situaciones afectan la morbimortalidad  y  los efectos secundarios por Covid y por Dengue.

Entonces es claro que debemos considerar aspectos generales de crisis de salud previo a una pandemia o epidemia, actuando sobre territorios y poblaciones, que se acompañan de condiciones de vida relacionada con limitaciones socioeconómicas y actividad política desastrosa para solucionar y cambios climáticos recurrentes, que constantemente en el tiempo y en el espacio, se combinan y que empeoran no solo el impacto de la pandemia sobre la salud, sino sobre las endemias sobre estas y por consiguiente exponen la salud y pronostico del daño de la pandemia en mucha gente, dada la fragilidad de sus condiciones de vida.

De tal manera que se vuelve indudable, que el Covid como el Dengue u otras pandemias que nos han afectado, en nuestro medio no caen en terreno estéril; caen y se reproducen en un medio en que ya existen condiciones preexistentes y subyacentes de vulnerabilidades y riesgos (en los ejemplos de arriba dados, enfermedades crónicas y mala nutrición) mal o no manejados. Situaciones que ya de por sí socavan el sistema inmune e inflamatorio y vuelven vulnerable al individuo al impacto de las enfermedades infecciosas mencionadas.

En nuestro territorio, son miles de personas las que deambulan padeciendo anomalías o deficiencias y enfermedades que podrían ser controladas y prevenibles. Hace unos años fue el Covid, el que acercó o a la tumba o complicaciones a muchos; ambas evitables en una gran parte de la población. Ahora es el Dengue y mañana quién sabe qué será. Lo cierto en todo esto es que, vivimos inciertos dentro del aparecimiento de pandemias, que constantemente sobrevienen sobre endemias, de tal manera que se vuelve erróneo considerar que pandemias como la de Covid y el Dengue como cosa solo de un virus, bacterias u otros microorganismos o químicos, ya qué su aparecimiento y complicaciones, significan muchas cosas previas que se exacerban y magnifican el impacto de las pandemias: orden social y político, comportamientos y conductas humanas, alteraciones económicas, comunicación e información. En fin, un sin número de relaciones entre ellas, que tienen un impacto no solo en los padeciente y los que le rodean, sino en toda la sociedad y en su forma de gobernabilidad, de por sí ya defectuosa en la forma de procurar el bienestar individual y social.

Lo preocupante en todo esto –lo pudimos observar a lo largo del manejo de Covid- fue la falta de coordinación entre instituciones y poderes de estado y la falta de cumplimiento de parte del estado y social, respecto a las recomendaciones emitidas por las organizaciones técnicas y científicas, nacionales e internacionales. Esa falta de cumplimiento incluso, acompañada de acciones erráticas de seguimiento y atención y una forma poco coordinada y planificada de abordar toda la problemática de forma integral. A estas alturas, por ejemplo, ignoramos el impacto de la Covid en comorbilidades de otros tipos y de la atención de las mismas. Igualmente, carecemos de información sobre condiciones de vulnerabilidad de personas y regiones no solo sobre Covid, Dengue y otras afecciones, sino sobre riesgos y determinantes de y en contra de la salud y bienestar humano.

No cabe duda que no se pueden tomar las epidemias ni las endemias nacionales como cosas pasajeras. La falta adecuada de atención a la salud de la población, es de por sí una pandemia Crónica que demanda de parte del Sistema Nacional de salud (SNS), de un marco conceptual más amplio y caminos mejor planificados y organizados, para no solo buscar mejores y más adecuadas soluciones, sino mejores intervenciones para proporcionar una mejor calidad de vida. Eso significa considerar en los análisis y planificación, condiciones políticas sociales y ambientales en unión con comportamientos y actividad humana y social, como determinantes fundamentales en la producción y aparecimiento de enfermedad o su transmisión, ocasionando dentro de las poblaciones sinergismos entre enfermedades, creando más impactos en ciertas poblaciones que en otras, producto y relacionadas con que tienen más vulnerabilidades de crecimiento y desarrollo humano y por coexistencia, de anormalidades corporales mentales y emocionales.

Para las poblaciones nacionales e internacionales, fue evidente como el Covid interactuaba diferentemente ante la variedad de condiciones de salud sociales y ambientales preexistentes y eso no era nuevo. En la década de los 60 del siglo pasado, para el mundo centroamericano, había sido evidenciado cómo el estado nutricional deficiente interactuaba con las infecciones endémicas, produciendo gran deterioro en el crecimiento y desarrollo de niños, al unirse ambas condiciones en un individuo y en la capacidad física y mental, cuando la mala nutrición se producía en adultos. Tuvieron que pasar décadas, para que se entendiera política y socialmente que los problemas pandémicos y endémicos, no se resuelven por la vía médica ni hospitalaria y a pesar de ello, el SNS en nuestro medio, aún mantiene una postura fundamentalmente centrada en lo clínico de la enfermedad y poco se considera dentro de las problemáticas salubristas interpretada por los gobiernos, la dinámica socioeconómica y política no solo ante la salud enfermedad sino como factor de vulnerabilidad que atender.

Aún no llega a una praxis, el localizar y atender, no solo desde lo clínico, sino de lo socioeconómico, a través de coordinación intersectorial, desastres sanitarios y protección civil, Acciones de estas dos áreas de la actividad sanitaria van de la mano. Sí realmente se quiere incidir en el bienestar de la gente, se tienen que entender y abordar en conjunto ambas situaciones. Se tiene que abordar los factores que mantienen a gran población en pobreza o falta de acceso a sus derechos a la par de las prestaciones sanitarias

 Referencias
  1. Amy J. Schulz (Editor), Leith Mullings (Editor) (2006). Gender, Race, Class and Health: Intersectional Approaches. Jossey-Bass Wiley Inprinted. ISBN: 978-0-787-97663-7
  2. Lolas Stepke, Fernando, (2020) «Editorial: Perspectivas bioéticas en un mundo en sindemia». Acta bioética. vol.26 no.1. Santiago. http://dx.doi. org/10. 4067/S1726-569X2020000100007
  3. Singer, Merril (2009). Introduction to sindemics, a critical sistems approach to public and community health. Merrill Singer. ISBN: 978-0-470-47203-3
  4. Nevin S. Scrimshaw, Carl E. Taylor, John E. Gordon (1968) Interactions of nutrition and infection. World Health organization. Geneva

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
Artículo anteriorMotovías: El plan piloto que abordará la municipalidad de la Ciudad de Guatemala
Artículo siguienteGuatemala vs Costa Rica: Horario y dónde se puede ver el juego de la Selección