sustancias químicas
Imagen ilustrativa de sustancias químicas hormonales. Foto La Hora/Pixabay

Desde la década de los ochenta del siglo pasado, científicos y salubristas advirtieron sobre el peligro de las sustancias químicas que se drenan a la naturaleza y a la vez se sintetizan. Ahora en pleno siglo XXI, nuestra vida cotidiana, está continuamente expuesta a un cóctel de químicos que pueden imitar las acciones de mecanismos bioquímicos de nuestro cuerpo y una de ellas es la hormona llamada estrógeno.

En el caso de los estrógenos, hay preocupación que estos químicos y sus diferentes tipos, puedan tener efectos adversos sobre salud reproductiva y otras funciones, en humanos y vida silvestre. Los investigadores han estado indagando en cómo estos químicos controlan el sistema reproductivo, para que seamos más capaces de juzgar si realmente son un peligro para la salud reproductiva humana.

Usted se preguntará por que esta sustancia tan útil a nuestro cuerpo puede ser peligrosa. El uso de estrógenos esenciales es universal en el mundo animal, vegetal y humano y se acumula en los sistemas agroalimentarios a través del tratamiento de aguas residuales y del estiércol animal y residuos humanos, pero se sabe muy poco sobre su impacto potencial en las plantas y el riesgo dietético para la salud humana y todo ello en la reproducción humana.

Hace unos meses, unos investigadores realizaron una revisión de la literatura existente sobre el tema, buscando cómo responden las plantas a los diferentes estrógenos, en diferentes condiciones ambientales y sobre cuál es el potencial de su acumulación en distintas familias de plantas y los riesgos asociados a la ingesta dietética diaria para los humanos. Dicho estudio muestra que varias especies de cultivos tienen una respuesta heterogénea a los tipos de estrógenos, sus concentraciones y el medio de exposición. También se observó una respuesta de estrés en términos de acumulación de estrógenos. Se demostró que la bioacumulación de estrógenos en las plantas, es mayor en la arena, seguida del suelo y los medios hidropónicos. Las plantas expuestas, exhiben cambios considerables en sus características fisiológicas y bioquímicas.

Finalmente nos dicen que sorprendentemente, se encontró que cultivos alimentarios como la zanahoria y la papa, son la principal fuente de ingesta diaria de estrógenos en la cadena alimentaria, pero sus consecuencias siguen siendo en gran medida desconocidas.

Fuente: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0160412023002581
Fuente: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0160412023002581

 

De acuerdo al esquema, podemos decir que si hablamos de donde proceden los estrógenos en la naturaleza, hay tres fuentes. Primero los humanos y ciertos los animales, producen naturalmente hormonas sexuales para regular sus procesos fisiológicos y a través de las vías urinaria y fecal contribuyen a la distribución en la naturaleza; asimismo estas sustancias se sintetizan artificialmente con fines médicos y de crianza animal. Todo ello va a parar a aguas y cultivos y en los alimentos los absorbemos. Entonces, la principal exposición de estrógenos en el agroecosistema se produce mediante la aplicación de fertilizantes y estiércol animal y agua recuperada para riego. Lo dramático para el humano, es que la acumulación de estrógenos en cultivos comestibles, introduce compuestos de varios tipos (E1, E2, EE2 y 17β-E2) en la cadena alimentaria y da como resultado una exposición humana involuntaria de consecuencias desconocidas posteriores.

Hablando ya de salud reproductiva, los estudiosos han encontrado como amenaza potencial con el aumento de ingesta y exposición indebida de estrógenos, una disminución del recuento de espermatozoides en los hombres, mayor incidencia de cáncer de mama, peces feminizados, caimanes con falos pequeños y quien sabe cuántas cosas más; Estos son algunos de los cambios adversos en la salud reproductiva que, según se informa, han tenido lugar en los últimos años, causados por uso y exposición indebida a estrógenos y sus diferentes tipos.

Los estudios epidemiológicos de impacto de la basura iatrogénica en plantas y el ser humano, aún son pocos y deficientes como para tener un panorama completo al respecto. La ciencia ha demostrado que, si el cuerpo está expuesto a cantidades excesivas de estrógeno, en determinadas etapas del desarrollo, esto puede tener efectos reproductivos adversos. Por ejemplo, las mujeres expuestas a los estrógenos durante períodos críticos del desarrollo sexual del cerebro, no pueden ovular en la edad adulta y exhiben patrones masculinos de comportamiento sexual. ¿Podrían los estrógenos ambientales imitar estos efectos adversos?  No los abemos aún. Otro ejemplo se encuentra en una hipótesis intrigante para explicar cómo el recuento de espermatozoides humanos, puede haber disminuido en los últimos 50 años. La capacidad de un hombre para producir esperma, está determinada por la cantidad de células especializadas en los testículos, llamadas células de Sertoli. El número de células de Sertoli, está regulado por la hormona folículo estimulante (FSH) que se secreta de la glándula pituitaria, pero la FSH sólo puede hacerlo durante un período crítico en la vida fetal y neonatal temprana. Si los animales se exponen a un estrógeno sintético llamado dietilestilbestrol durante este período crítico, esto reduce la cantidad de FSH producida en la glándula pituitaria fetal y los testículos de la descendencia masculina son más pequeños, con menos células de Sertoli. Estos animales producen menos espermatozoides cuando llegan a la edad adulta. ¿Pueden los estrógenos ambientales tener efectos similares?

Pero hay algo más en este problema. Los estrógenos no son las únicas sustancias que pueden afectarnos, hay otras. En el ambiente también existen los octifenoles (sustancias químicas utilizados como herbicidas y otras aplicaciones como en la fabricación de PVC y el poliestireno modificado, se utilizan, aunque modificados, en la fabricación de algunos detergentes y pinturas también). Si la exposición a esta sustancia química se produjera durante el tiempo suficiente durante el período sensible, esto podría provocar testículos más pequeños y una reducción del recuento de espermatozoides.

No se alarme, todavía no estamos seguros de hasta qué punto el cuerpo humano está realmente expuesto a sustancias químicas como el octilfenol, y hasta el momento no hay pruebas directas de que exista algún vínculo entre la exposición a sustancias químicas y los cambios en el recuento de espermatozoides en el hombre. Pero los investigadores si han demostrado que cuando los animales preñados se exponen a esta sustancia química, se reduce la secreción de FSH en el feto.

Finalmente hay que tomar en cuenta que en el problema no solo actúa la exposición y absorción de unas sustancias ya sea por respiración o a través de agua y alimentos. Para que las hormonas estrogénicas ejerzan sus numerosos efectos en el cuerpo humano, primero deben unirse a un receptor de estrógeno, una proteína especializada ubicada en las células diana, que reconoce la hormona y le permite regular genes específicos que responden al estrógeno dentro de la célula. Muchos afirman que los receptores de estrógeno son promiscuos y permiten que cientos de sustancias químicas diferentes se unan a ellos. En algunos casos, las sustancias químicas tienen estructuras que son tan diferentes a las de la hormona estradiol natural del cuerpo, que normalmente nunca se pensaría que tuvieran actividad hormonal. Estos competidores son muy débiles en comparación con las hormonas naturales, pero si se administran en cantidades suficientemente altas pueden, activar los receptores de estrógeno de manera muy similar a como lo hacen las hormonas naturales.

Otra complicación al análisis: han descubierto que ha dos receptores de estrógeno, el receptor de estrógeno (ERβ) prefiere unirse a ciertos estrógenos ambientales y naturales en comparación con el receptor de estrógeno original (ERα). Este receptor se localiza en mayores cantidades en tejidos específicos del cuerpo, como la próstata, los ovarios y el cerebro. Los científicos creen diferentes tipos de receptores de estrógeno y diferente distribución en los tejidos, puede ser crucial para determinar si una parte particular del cuerpo es probable que se vea afectada por los estrógenos naturales o ambientales.

Así que estamos ante un momento emocionante por delante sobre este tema y aún queda por desentrañan las muchas y complejas formas en que interactúan los estrógenos naturales y ambientales con el sistema reproductivo y otros sistemas orgánicos.

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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