Mucha gente, y los médicos, cuando piensan en un tumor o cáncer, piensan en los tejidos directamente afectados, pero dejan, por un lado, que todos los órganos se comunican.
Mucha gente, y los médicos, cuando piensan en un tumor o cáncer, piensan en los tejidos directamente afectados, pero dejan, por un lado, que todos los órganos se comunican. Foto: Cortesía

Todos los cánceres, en su conjunto, constituyen el mayor problema mundial de salud y, por lo tanto, el descubrimiento de nuevas y mejores formas de detectar y tratar el cáncer, sigue siendo un desafío urgente para la salud mundial.  

Mucha gente, y los médicos, cuando piensan en un tumor o cáncer, piensan en los tejidos directamente afectados, pero dejan, por un lado, que todos los órganos se comunican; que, durante el establecimiento del tumor, el tumor secuestra varias características importantes del funcionamiento normal y la homeostasis de los órganos que atacan, para facilitar su crecimiento y progresión. Esto incluye cambios moleculares y celulares en las células no cancerosas circundantes, cambios en la matriz extracelular y crecimiento y remodelación de la vascularización de los tejidos y no fue sino hasta hace poco, que se le ha prestado también atención al sistema nervioso como el rector de esos cambios y del crecimiento y diseminación de células malignas.

Pues bien, sobre eso último, muchos investigadores han ido un poco más lejos partiendo de algo que es de observación y experiencia. Todos los órganos del cuerpo tienen nervios, que actúan como un sistema de vías, que transmite información entre los órganos, el cerebro y el resto del cuerpo. Un hecho curioso es que muchos tipos diferentes de tumores, tienen una mayor densidad de nervios dentro y alrededor del tumor, en comparación con los órganos sanos. Eso es sabido desde hace cien años y es una muestra que el cáncer ha provocado que los nervios crezcan y se reorganicen; pero por qué no pensar que el cáncer puede también en parte, ser provocado por los nervios. 

En condiciones normales, el mapa nervioso del cuerpo se crea muy temprano, ya cuando somos embriones en el útero de nuestra madre. En las personas sanas, la capacidad de los nervios para crecer y reorganizarse es muy limitada, pero el cáncer parece ser capaz de alterarla. La pregunta es ¿por qué?

Entonces, no se puede negar que, en el cáncer, existe una interacción entre tumores y nervios. Se podría decir que el tumor está hablando con el sistema nervioso. Investigaciones en las últimas décadas, han demostrado que los tumores con una alta densidad de nervios, crecen más rápido, se hacen más grandes y tienen más facilidad para extenderse a otras partes del cuerpo. Entonces, como parte del crecimiento del tumor, se aumenta la densidad nerviosa alta, en células tumorales y metástasis a través de los nervios (invasión perineural, PNI) y eso en varios tumores como cánceres de páncreas, cabeza y cuello, gástrico, próstata, mama y colorrectal.  Y algo que también para los pelos, ese aumento de nervios, esa característica anómala de nerviosidad, así como existe de vascularización, también se ha correlacionado ampliamente con resultados de enfermedad más agresivos y están asociados con el estadio de la enfermedad en varios cánceres.

Lo dicho arriba, puede interpretarse como que existe un lenguaje molecular utilizado en interacciones entre tumores y nervios. Eso bien, puede significar que los tumores cancerosos «secuestran» el programa genético que utilizan los nervios a medida que se desarrollan. Pues parece que esto último, que antes era solo hipótesis, empieza a adquirir más fuerza, ya que un estudio reciente demuestra que eso es cierto y ese resultado puede abrir puertas a nuevas formas de tratar el cáncer, al romper genéticamente la interacción del tumor con los nervios, y si así sucede, eso en un futuro puede ser una puerta abierta para combatir el cáncer de una manera completamente nueva basado en: formas de romper ese intercambio de información y así frenar el cáncer o reducir el riesgo de que se propague.

Esos nuevos estudiosos han encontrado que en los tumores existe una red de genes centrados en las vías moleculares que normalmente se utilizan para desarrollar los nervios. Estos son los mismos genes y redes moleculares que ya en el embrión ayudan al nervio a crecer y eventualmente llegar a todas las partes del cuerpo. De antes se conoce que cuando se forma el sistema nervioso en el embrión, otras células nerviosas utilizan las proyecciones de las células nerviosas, los llamados axones, en determinadas células nerviosas para desplazarse al lugar correcto en el sistema nervioso. Los axones crean una «hoja de ruta» para que otras células encuentren su camino. También se ha demostrado anteriormente, cómo la ubicación y dirección de los axones de las células nerviosas, está controlada por redes de determinados genes. El nuevo hallazgo fue que los diferentes cánceres tenían sus propias variantes de un conjunto de genes que normalmente controlan el mapa de vías de los nervios, lo que puede ser la clave de cómo se engaña a los nervios para que vuelvan a dibujar sus vías. El cáncer parece reactivar genes que en personas sanas están activos durante la etapa embrionaria, donde controlan el desarrollo del sistema nervioso, pero que en el cáncer parecen enviar señales que favorecen el crecimiento y la propagación del tumor. Entonces puede ser evidente que los tumores parecen burlar los programas genéticos de los nervios, para sus propios fines destructivos. Ante eso, los nuevos estudios podrían buscar sobre cómo podemos burlar a los tumores, para evitar que utilicen genes para controlar el sistema nervioso.

La cosa va avanzando y es importante destacar que los estudios que utilizan varios modelos animales de cáncer, han revelado que la ablación química o quirúrgica de los nervios que irrigan los tumores, produce resultados sobre la evolución de la enfermedad, como retrasos en las lesiones preneoplásicas, reducción del crecimiento tumoral, invasión y metástasis, luego las investigaciones van bien encausadas y en humanos ya hay algunos intentos de control como por ejemplo  la vagotomía (resección del nervio vago) durante la cirugía de cáncer gástrico en pacientes, ha dado un resultado prometedor con mejores resultados en el control de la evolución de la enfermedad.

Pero aún queda mucho por hacer y definir con mayor claridad el papel del sistema nervioso en el cáncer, como sería todo el proceso de esa relación que va desde señalización nerviosa, activación del crecimiento y ramificación neuronal, además del tropismo y la migración de las células tumorales al nervio, la invasión del nervio por las células tumorales y la metástasis a través de los nervios; todo ello incluye como resultado, la remodelación, ramificación y crecimiento sináptico de los nervios existentes. En un futuro próximo, bonitas y útiles revelaciones científicas tenemos por delante, de esa interacción entre células cancerosas y sistema nervioso. 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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