Requerimientos de ácidos grasos n-3 durante el embarazo y la lactancia temprana
Las demandas
Las demandas maternas de ácidos grasos n-3 durante el embarazo y la lactancia pueden satisfacerse por medio de la dieta, las reservas corporales y la síntesis del ácido eicosapentaenoico (AEP). Los requerimientos en la dieta se estiman en 100 mg/día, y la recomendación dietética (RD) para la mujer durante el embarazo y la lactancia es de 650 mg/día de AEP y ADH combinados, con un mínimo de 300 mg/día de ácido docosahexaenoico ADH. La RD puede complementarse mediante la inclusión de aproximadamente 6 a 7 porciones a la semana de peces ricos en lípidos, por ejemplo, una porción de 20 a 62 gramos de especies como arenque, marrajo o salmón, junto con 22 a 32 gramos/día de un aceite vegetal relativamente rico en AAL (como los aceites de linaza y de soya). Nuestros propios datos preliminares muestran que entre las mujeres guatemaltecas la ingestión de estos alimentos es baja durante el embarazo y la lactancia, en particular en comunidades donde es poco común el consumo de pescado. Otro aspecto importante es la composición de los ácidos grasos presentes en la dieta. Los requerimientos de ácidos grasos esenciales deben ajustarse por la cantidad de ácidos grasos n-6 en la dieta, dado que la disponibilidad dietaria de LA (el precursor de ácidos grasos n-6) excede la de AAL (el precursor de ácidos grasos n-3), y no es de esperar que exista una producción aumentada de ADH y AEP durante el embarazo. La recomendación actual se basa en la ingesta dietaria de países desarrollados, en los que la relación de n-6 a n-3 es mucho más elevada que la relación recomendada de 2.3:1. Aún no queda claro si estas recomendaciones son apropiadas para los habitantes de países en vías de desarrollo, sobre todo por la ausencia de datos sobre las implicaciones funcionales de suplementar a las madres durante la gestación. La relación de ácidos grasos n-6/n-3 (~ 10) es más baja que el ideal en varios países, incluyendo a Guatemala. Otra preocupación con estas dietas es el consumo incrementado de ácidos grasos trans, que son particularmente aterogénicos, debido al alto consumo de alimentos industriales procesados de baja calidad a que se esta habituando la población guatemalteca.
Los recién nacidos tienen una limitada capacidad para sintetizar AGPI-CL, por lo que dependen primariamente del aporte en la dieta para cubrir sus demandas. La leche materna es una buena fuente de AGPI-CL, aunque el contenido de ADH (0.1 a 3.8%) depende de la composición de la dieta materna, en contraste con el AA, cuya proporción es constante (0.45% del total de la grasa de la leche). Varios estudios han mostrado que los lactantes alimentados con fórmula láctea tienen niveles más bajos de AGPI-CL en comparación con los lactantes alimentados por el seno materno, aunque hay que reconocer que muchos de estos estudios se han llevado a cabo para evaluar los beneficios de agregar AGPI-CL a las fórmulas infantiles. De hecho, es ya más frecuente la suplementación de AGPI-CL n-3 que las compañías productoras de fórmulas infantiles iniciaron en sus productos para recién nacidos prematuros y de término. Existe una considerable variabilidad en la composición de los ácidos grasos en las fórmulas infantiles, pero en general las fórmulas producidas contienen por lo menos 1% de la energía como AAL, lo cual resulta un poco más elevado de lo que existe en las fórmulas regulares disponibles. Los alimentos complementarios generalmente son fuentes pobres de ácidos grasos n-3, razón por la cual muchos productores de alimentos infantiles están interesados en agregarlos a sus alimentos procesados. A la fecha es poco lo que se conoce sobre los beneficios a largo plazo de aumentar la ingesta de AGPI-CL, por lo que se recomienda cautela en este sentido.
Papel de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPI-CL) en el crecimiento y desarrollo del lactante
Los efectos potenciales y las vías metabólicas por las cuales los AGPI tienen influencia sobre el crecimiento y el neurodesarrollo del lactante se muestran en la figura.
a) Efectos de la dieta materna durante el embarazo sobre el estado de los ácidos grasos en la madre y el neonato
El estado de los ácidos grasos poliinsaturados en el lactante se encuentra altamente correlacionado con el estado de los mismos en la madre. Entre las etapas tempranas del embarazo (hasta la semana 10) y el parto, los niveles maternos de AA y ADH disminuyen en un promedio de 23% y 52%, respectivamente. Diversos estudios experimentales muestran que la suplementación a mujeres embarazadas con aceite de pescado tiene influencia en el estado nutricio de ácidos grasos tanto en la madre como en el neonato. Estudios han encontrado encontraron aumentos significativos en el ADH de los eritrocitos de la sangre en niños lactantes, en respuesta a la suplementación de la dieta materna durante el embarazo con huevos enriquecidos con ADH.
b) Efectos del estado materno de ácidos grasos durante el embarazo en el crecimiento intrauterino y la edad gestacional
Varios estudios transversales y algunos estudios prospectivos sugieren que la dieta de la madre y su estado nutricional de ácidos grasos se encuentran positivamente asociados con el tamaño al nacer de su hijo (peso, longitud y circunferencia cefálica), así como con la edad gestacional.
En su análisis, el riesgo de presentar parto prematuro y bajo peso al nacer entre las mujeres que nunca habían consumido pescado, fue de alrededor de 3.6, en comparación con las mujeres que consumieron pescado por lo menos con frecuencia semanal.
Desde otro punto de vista, hay dos estudios en los Estados Unidos, que han usado huevos enriquecidos con ADH (aproximadamente 100-200 mg/día), y han encontrado un incremento en la edad gestacional y en el peso al nacer (de aproximadamente 100 g).
Otros estudiosos llevaron a cabo un ensayo clínico en el cual asignaron al azar a 53 mujeres embarazadas a recibir ya sea huevos enriquecidos con ADH (promedio de ingesta de 200 mg/día) o huevos sin enriquecer, a partir de la segunda mitad de la gestación. Encontraron una menor prevalencia de bajo peso al nacer (0% vs. 26%) y de niños pretérmino (6% vs. 26%); las placentas fueron más grandes (760 g vs. 663 g); hubo menos diabetes gestacional y un menor número de embarazos se resolvió por cesárea. En forma adicional, otro estudio tuvo un registro cuidadoso de posibles efectos adversos de la suplementación y no se encontró ningún motivo de preocupación en relación con la seguridad de la suplementación.
Posibles efectos adversos de la suplementación con aceite de pescado: Aunque los estudios en animales que han utilizado suplementos a base de aceite de pescado han sugerido la posibilidad de sangrado prolongado y/o trabajo de parto más difícil, es necesario hacer notar que la mayoría de los estudios en humanos han mostrado que el uso de aceite de pescado es seguro. Los efectos adversos, cuando se presentan, pueden atribuirse al fuerte efecto inhibitorio sobre la agregación plaquetaria del AEP, que es el ácido graso n-3 de mayor predominio en los aceites marinos. Otras desventajas conocidas de los suplementos con aceite de pescado incluyen un sabor desagradable y efectos secundarios menores, como eructos. En los estudios que han utilizado sólo ADH que no deriva de fuentes marinas no se han encontrado efectos secundarios.