En las publicaciones anteriores como conclusión decíamos que es evidente que las alteraciones nutricionales específicas, sean mixtas o no; crónicas o agudas, alteran la respuesta inmune de la persona afectada, lo cual incrementa la susceptibilidad de ella a la infección. Entonces lo importante es entender un poco mejor el impacto de la desnutrición y de las deficiencias de nutrientes específicos sobre la respuesta inmune.
A MANERA DE APRENDIZAJE
INMUNIDAD CELULAR
Por la sangre y el tejido linfático circulan varios tipos de células que tienen que ver con la inmunidad llamados leucocitos y también conocidos como glóbulos blancos. Los leucocitos son células del sistema inmune que al igual que los linfocitos circula por la sangre. Nacen, crecen y se diferencian principalmente en la médula ósea, pero también en el sistema linfático. Al madurar se convierten en uno de los cinco tipos principales de glóbulos blancos: Basófilos, Eosinófilos, Linfocitos, Monocitos y Neutrófilos. Una persona produce, normalmente, unos 100,000 millones de glóbulos blancos (leucocitos) al día. Mediante análisis de sangre, puede determinarse la proporción de cada uno de los cinco tipos principales. Veamos algunas características básicas, pero antes una advertencia: Ni tener muchos linfocitos, ni tener pocos es saludable.
Neutrófilos. Son de las primeras células que reaccionan frente a una infección. Almacenan una variedad importante de productos químicos (enzimas, moléculas mensajeras, etc.) que, al ser liberados en un sitio donde se está produciendo una invasión, atacan la estructura extraña y “llaman” a otras células de defensa.
Linfocitos. Por número, es el segundo gran grupo de células blancas de nuestro organismo. Hay dos grandes tipos de linfocitos: los linfocitos B, involucrados en la generación de anticuerpos, y los linfocitos T, involucrados en la eliminación de células infectadas, las células cancerosas y el control de las reacciones inmunitarias.
Monocitos. Los monocitos son una forma celular de “reserva”; frente un ataque externo, o frente a células muertas propias que hay que retirar de nuestro cuerpo, los monocitos salen de la sangre y van al tejido correspondiente. Allí serán capaces de evolucionar a macrófagos, células especializadas capaces de limpiar una zona fagocitando (“metiendo en su interior”) al atacante o a la célula muerta. Una vez en su interior, el macrófago vuelca encima del producto fagocitado moléculas altamente oxidantes que inactivan y destruyen el material fagocitado. Y no sólo eso: los macrófagos también son capaces de “avisar” a otras células que se está produciendo un ataque y pueden “mostrar” esos restos que limpian a otras células, de modo de poder generar anticuerpos específicos contra virus o bacterias.
Eosinófilos. Montan la principal defensa contra los parásitos. También están involucrados en procesos de alergia. Junto con los basófilos, es el grupo de leucocitos menos abundante de la sangre.
Basófilos. Son menos de un 1% de los leucocitos. Contienen histamina, molécula fundamental para el sistema inmune. Están involucrados en la defensa contra parásitos y en las reacciones alérgicas, en la piel atópica y en el asma.
Entonces podemos concluir que cada tipo de células derivada de los linfocitos, tiene funciones muy particulares y que no hay nada “específico” en un medicamento, para ayudar al buen número y funcionamiento de los leucocitos. Es solo un buen mantenimiento de ingesta y reserva de nutrimentos, por consiguiente, una buena alimentación, lo que ayuda a ello.
INMUNIDAD HUMORAL
La representan moléculas químicas, por ejemplo, las concentraciones séricas de inmunoglobulinas (anticuerpos), una de las moléculas de este tipo de inmunidad, pueden ser normales o elevadas en individuos desnutridos. Aun cuando los niveles no sean normales de estas sustancias en personas enfermas, hay evidencia de que funcionalmente estas inmunoglobulinas son normales.
La inmunidad humoral sin embargo, actúa más bien contra patógenos extracelulares a través de moléculas que circulan en la sangre y en secreciones de las mucosas, como son los anticuerpos. En este caso intervienen los linfocitos B, que al reconocer antígeno se convierten en células plasmáticas productoras de anticuerpos. Hay que recordar que después de producirse este tipo de respuesta inmunitaria quedarán como remanentes los linfocitos B de memoria. Los mismos que facilitarán que la respuesta secundaria sea más rápida.
FUNCIONADO JUNTAS LA CELULAR Y LA HUMORAL
Algunos la llaman inmunidad adaptativa que resumiéndola tiene las siguientes características:
- Especificidad: la inmunidad adaptativa depende de la función de linfocitos y se caracteriza por ser capaz de disparar una respuesta inmunitaria específica frente al agresor.
- Memoria: posee memoria inmunológica, importante para reconocer al patógeno que ataca de nuevo. Gracias a esta memoria, la respuesta inmunitaria es mucho más rápida y eficaz.
- Diversidad: presenta una amplia respuesta frente a patógenos.
- Velocidad: a diferencia de la inmunidad innata (la que traemos de nacimiento, con la que nacemos), que es muy rápida y se pone enseguida en marcha, esta tarda días en ponerse en marcha, podríamos decir que es lenta.
- Celular y humoral: pueden diferenciarse dos tipos de inmunidad adaptativa: la inmunidad celular y la inmunidad humoral. La primera es mediada principalmente por los linfocitos T, mientras que la segunda es mediada principalmente por los linfocitos B.
CARENCIA DE NUTRIMENTOS E INMUNIDAD
El individuo que está mal nutrido, sea la edad que tenga, es más susceptible a la infección y está demostrado que ciertas deficiencias de nutrimentos (según Google, substancias que provienen del exterior del organismo, contenidas en los alimentos y que proporcionan energía a nuestras células, forman estructuras en nuestro cuerpo y participan en las reacciones químicas mediante las cuales funciona el metabolismo humano) afectan a la mayoría de los mecanismos de defensa, lo que obliga a considerar a las personas con deficiencia de uno o varios tipos de nutrimento, como un huésped inmunodeficiente.
El estado nutricional tiene un efecto directo sobre el desarrollo del sistema inmunitario. Una deficiencia nutricional o un exceso de uno o más nutrientes, puede afectar la función inmune modificando las funciones de las células del sistema inmunitario, pero también en algunas oportunidades, modificando la patogenicidad (capacidad para producir enfermedad en huéspedes susceptibles) del microorganismo ya sea bacterias, virus, parásitos y hongos. De ahí que tratar a una persona con una infección normal sea diferente a tratar a una persona con deficiencia en algún nutriente, también son diferentes los malestares y molestias, así como los daños y la respuesta a los tratamientos, siendo todo esto menos eficiente, en personas con deficiencia de nutrientes.
SISTEMA INMUNITARIO Y DEFICIENCIAS DE NUTRIMENTOS
La primera barrera contra un microorganismo invasor, es la integridad física de la piel y de las mucosas. Las deficiencias nutricionales, producen alteraciones funcionales y estructurales en el epitelio de recubrimiento respiratorio y gastrointestinal, lo cual ocasiona daño a las células de los tejidos que disminuye la resistencia y por consiguiente los signos y síntomas respiratorios (tos, dificultad respiratoria) o digestivos (diarrea) y de todo el organismo (deshidratación, fiebre) son evidentes.
Según estudios histopatológicos post mortem en niños y adultos, la desnutrición provoca retroceso o falta de acción adecuada de la organización del funcionamiento del trabajo químico del sistema y atrofia de los órganos que forman las células de defensa como deficiencia de linfocitos T y aumento de la susceptibilidad a las infecciones y a la reactivación de algunas infecciones virales desde el punto de vista funcional en estudios clínicos y de laboratorio se han demostrado alteraciones de varias pruebas que se realizan en el laboratorio.
Pero no todo lo que se altera del sistema inmunológico se puede atribuir a deficiencias de calorías o proteínas, de los llamados macronutrientes de la dieta que tienen especialmente que ver con la formación y utilización de energía y con la construcción de células, tejidos y substancias químicas. También se han descrito defectos de la inmunidad en deficiencias nutricionales específicas por piridoxina, ácido pantoténico, vitamina B12, folatos, vitamina A, vitamina E, hierro, zinc y vitamina B6. Por ejemplo, estudios sobre eficiencia humana de vitamina B6, han mostrado afección de la inmunidad celular y humoral, con alteraciones en la maduración y diferenciación de los linfocitos, reducción en la respuesta de hipersensibilidad retardada y producción de anticuerpos disminuida. Esta deficiencia específica se ha relacionado con más alteraciones inmunitarias en los pacientes infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana cuando se encuentran deficiencias de vitaminas del complejo B y particularmente de vitamina B6 las respuestas en general esperadas son negativas.
RESUMEN DE FUNCIÓN INMUNITARIA Y NUTRICIÓN
Inmunidad humoral | Niveles de anticuerpos normales o elevados. Respuesta antigénica específica o variable. Secreción de IgA deficiente |
Inmunidad por células | Disminución de células T. Disminución de respuesta in vitro de las células T y anergía cutánea (incapacidad de la piel para reaccionar a las pruebas debido a un sistema inmunitario debilitado) |
Complemento | Niveles variables de componentes específicos |
Células fagocíticas (PMF y MNM | Disminución de la quimiotaxis, fagocitosis y capacidad microcítica |