Hombres y mujeres no nos enfermamos por igual. Foto La Hora: Cortesía

 

Hombres y mujeres no nos enfermamos por igual; una pregunta que ronda cada vez más por el mundo científico actual es ¿Hay diferencia de sexo y género del huésped humano en la susceptibilidad a la infección por hongos?

Aclarando

Hablando de sexo

Dependiendo de las características biológicas, los organismos generalmente pueden clasificarse como femeninos, masculinos, intersexuales y hermafroditas. El sexo biológico describe la distinción sexual que va más allá de la mera función reproductiva e incluye la apariencia, la fisiología o los sistemas neuroendocrino, conductual y metabólico. Las diferencias sexuales en los seres humanos son el resultado de una interacción compleja de las hormonas sexuales, la variabilidad genética y el medio ambiente, en un contexto de efectos intrínsecos de las diferencias cromosómicas sexuales. De hecho, cada célula somática humana adulta exhibe diferencias específicas de sexo en la expresión génica y el perfil epigenético en diversos grados. Las diferencias reconocidas desde hace mucho tiempo entre hombres y mujeres en salud, longevidad, riesgo y progresión de la enfermedad y respuesta a las terapias, tienen una base genética y epigenética.

Hablando de género

El género se refiere a los factores psicológicos, sociales y culturales, que dan forma a las actitudes, los comportamientos, los estereotipos, las tecnologías y el conocimiento. Se refiere a reglas habladas y tácitas con respecto al género en la sociedad y cómo las personas en diferentes culturas se perciben a sí mismas.

Es importante señalar que el sexo y el género en medicina están relacionados de varias maneras inesperadas. Por ejemplo, la percepción del dolor muestra diferencias biológicas en la fisiología de la señalización, pero también incluye componentes socioculturales de cómo las mujeres, los hombres o las personas de diferentes géneros informan el dolor, y cómo los médicos entienden y tratan el dolor según la percepción del género del paciente.

La percepción del dolor es un factor importante en la detección temprana y el inicio oportuno del tratamiento de las infecciones y de gran connotación en el caso de las fúngicas, con las cuales ejemplificaremos este documento.

Las pautas de género e igualdad de género en la investigación (SAGER) enfatizan la distinción correcta entre sexo y género para evitar confusiones. Empecemos entonces

¿La conciencia de las enfermedades fúngicas invasivas es independiente del género?

Debido a que las enfermedades fúngicas invasivas causan una morbilidad y mortalidad cada vez más significativas, la concientización es fundamental para el diagnóstico y tratamiento tempranos. En los pocos estudios que se han realizado sobre la conciencia pública sobre las enfermedades fúngicas invasivas, se ha encontrado que esa es baja incluso se habla que dos tercios de los encuestados nunca han oído hablar de ninguna de las enfermedades fúngicas más comunes como blastomicosis, aspergilosis, histoplasmosis, coccidioidomicosis y criptococosis, y usualmente la única y más conocida suele ser la candidiasis, pero ello en menos de la mitad de la población y por lo general, las personas que conocían una enfermedad fúngica, eran más propensas a reconocer las otras. En esos estudios se ha encontrado que el sexo masculino, el mayor nivel educativo y el mayor número de medicamentos prescritos, se asocian con un mayor conocimiento de las enfermedades fúngicas en general. Pero, las mujeres, tenían tres veces más probabilidades que los hombres de reconocer la candidiasis. Es evidente de esos estudios, que se necesitan más esfuerzos educativos para aumentar la conciencia de las personas sobre las infecciones fúngicas.

¿Quién puede contraer una infección por hongos?

Los hongos son comunes en el medio ambiente, y todos los días las personas respiran esporas o se exponen a los hongos sin enfermarse. Entonces, cualquiera puede contraer una infección por hongos, incluso las personas sanas. En la actualidad, muchas de las infecciones por hongos al igual que muchas bacterianas, se clasifican como oportunistas y que estas ataquen a unos sí y a otros no, se relaciona con la inmunidad de las personas.

Algunas personas nacen con un sistema inmunitario debilitado; otros sufren de una enfermedad que afecta su función inmunológica y algunos medicamentos pueden interferir con la capacidad de combatir infecciones. Entonces, cualquier persona con alguna de esas características inmunológicas o todas, es más susceptible a contraer enfermedad por hongos. La mayoría de las infecciones fúngicas, ocurren en personas que ya están gravemente enfermas y, a menudo, ponen en peligro incluso el éxito de los avances médicos recientes en el tratamiento del cáncer, el trasplante de órganos y células madre hematopoyéticas, la medicina neonatal, el tratamiento de enfermedades autoinmunes, los traumatismos y los cuidados intensivos, y la cirugía sofisticada.

En todo el mundo existe una preocupación con las enfermedades fúngicas. Aunque las especies de Candida y Aspergillus siguen siendo los agentes causantes más comunes de enfermedades fúngicas invasivas, ha habido un aumento preocupante de enfermedades fúngicas regionales e infecciones con hongos invasores de los géneros Blastomyces, Coccidioides, Histoplasma, Cryptococcus, Pneumocystis y Sporothrix. Constantemente surgen nuevas enfermedades fúngicas causadas por hongos de diferentes grupos taxonómicos. Los patógenos fúngicos humanos que afectan a individuos sanos o inmunocomprometidos, se han identificado en varios grupos taxonómicos y no se sabe mucho sobre la relación entre el tipo de apareamiento y la infección en algunas de estas especies.

Surge entonces una tercera pregunta y de gran importancia

¿Existe una diferencia dependiente del sexo en la respuesta inmune humana?

Hay que estar claro en esto. El sexo del huésped humano influye en la respuesta inmunitaria a diversos antígenos, por ejemplo, hongos, virus, bacterias, parásitos y alérgenos, y muestra diferencias tanto en las respuestas inmunitarias innata (con la que nacemos) y adaptativa. Además, la exposición temprana al microbioma, la flora intestinal que formamos y mantenemos, también afecta las infecciones.

Entonces es claro que las diferencias en la respuesta inmune pueden verse influenciadas por el sexo y el género, y el sexo contribuye a las diferencias fisiológicas y anatómicas que afectan la exposición, el reconocimiento, la eliminación o la transmisión de hongos.

Algunas diferencias inmunológicas entre sexos persisten a lo largo de la vida, mientras que otras se manifiestan solo después de la pubertad y antes del envejecimiento reproductivo, lo que sugiere la participación de genes y hormonas.

Por el contrario, el género puede reflejar comportamientos que afectan la exposición a hongos, el acceso a la atención médica o el modo de buscar ayuda médica, lo que a su vez influye en el curso de la infección.

Se debe considerar la inmunidad cíclica femenina, para comprender la diversidad fenotípica de la inmunidad conductual femenina y el comportamiento reproductivo, la inmunidad masculina y la evolución de la virulencia de patógenos específicos del sexo.

Hay que tomar en cuenta que las diferencias inmunológicas resultantes, contribuyen no solo a las diferencias en la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas causadas por hongos y otros patógenos y la respuesta a las vacunas en hombres y mujeres, sino también a la mayor incidencia de cánceres o enfermedades autoinmunes asociadas con infecciones fúngicas que en individuos sanos.

En general, el sexo y la edad: 1º influyen en la susceptibilidad a la infección, 2º la modulación de la respuesta inmunitaria, 3º la inmunosenescencia (La inmunosenescencia se refiere a los cambios que se producen en el sistema inmunitario a causa del envejecimiento y que afectan la inmunidad innata y adaptativa) y 4º la respuesta a la vacunación. Para muchas enfermedades infecciosas, la tasa de infección o mortalidad es mayor en hombres que en mujeres, con algunas excepciones, como las enfermedades de transmisión sexual. Algunas enfermedades infecciosas son igualmente frecuentes, pero más graves en las mujeres, por ejemplo, el sarampión, la toxoplasmosis, el dengue o el hantavirus.

Envejecimiento y hormonas sexuales

El envejecimiento altera la diferencia de sexo en parte 1º a través de la contribución de las hormonas. Los estrógenos fortalecen significativamente el sistema inmunológico. Los andrógenos y la progesterona tienen principalmente efectos inmunosupresores. Los efectos de las hormonas esteroides sexuales se observan tanto en células inmunológicas adaptativas, como las células CD4+ y B, como en células innatas, por ejemplo, células asesinas naturales, macrófagos y células dendríticas. Las hormonas sexuales afectan la secreción de citocinas y el equilibrio de los perfiles de citocinas de los linfocitos T auxiliares. 2º Los estrógenos también aumentan la producción de inmunoglobulinas de alta afinidad. 3º Los sistemas inmunológico y endocrino cambian con la edad, pero el envejecimiento del sistema inmunológico en mujeres y hombres es diferente. La menopausia y tiene un efecto particularmente fuerte en el sistema inmunológico de las mujeres. La terapia de reemplazo hormonal revierte parcialmente los efectos del envejecimiento sobre el sistema inmunológico y lo devuelve a los niveles premenopáusicos, lo que confirma el efecto de las hormonas. 4º La respuesta inmune a algunas vacunas difiere entre mujeres y hombres. Las mujeres a menudo tienen una respuesta humoral más fuerte, por ejemplo, a la influenza y la hepatitis B. Los hombres también pueden tener una respuesta más fuerte, por ejemplo, a las vacunas antineumocócicas de polisacáridos. Con la edad, la diferencia de sexo cambia hasta cierto punto, lo que sugiere una contribución de las hormonas. Los modelos animales sugieren que la terapia de reemplazo hormonal puede revertir la eficacia de la vacuna en los niveles premenopáusicos.

Hay otras cosas interesantes e importantes entre sexo e infección para entender el proceso salud-enfermedad en las infecciones. Los sexos difieren en la intensidad (es decir, carga de patógenos), prevalencia (es decir, proporción de la población con enfermedad), incidencia (es decir, casos nuevos) y gravedad (es decir, hospitalización o progresión) de enfermedades causadas por hongos, virus, bacterias y parásitos. Los hombres son generalmente más susceptibles a estas infecciones que las mujeres, pero las razones de la mayor susceptibilidad en los hombres son diversas.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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