Karol G, la «Bichota» de sonrisa cegadora y canciones pegadas y empoderadoras, ha puesto este sábado entre caderazos y buen rollo a un Madrid en plena ola de calor (más) a fuego y «más bonito» para consumar la hazaña inédita de cuatro llenos en el estadio Santiago Bernabéu.
«Esta semana ha sido para mí de mucha gratitud; ustedes mismos pueden ver lo que está pasando aquí y son cuatro noches como esta. Yo soy una niña de su casa, que algún día soñó algo y se le dio; ¡no dejen de soñar porque es posible!», ha proclamado entre lágrimas la colombiana al final de dos horas y media de concierto y arropada con la bandera española.
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Salvo el intento de traerla en 2023 a un festival latino a las afueras (anunciado y luego cancelado, quizás porque justo entonces se cruzó esta oportunidad en el Bernabéu), no hay mejor modo de ilustrar su enorme crecimiento que su actuación previa en Madrid hace cinco años: en una sala para menos de mil personas, donde actuó sin luces y sobre la barra.
Un lustro después, actuará ante unas 240.000 personas en total que agotaron en horas cada una de las citas que proponía en la renovada casa del Real Madrid gracias a un repertorio que ha forjado en este tiempo, especialmente a partir de eclosionar con uno de los grandes temas de la pandemia, ‘Tusa’.
Tras él llegaron dos discos de éxito, a destacar ‘Mañana Será Bonito’ (2023), que canta prácticamente entero en esta gira, tanto el original como la reedición ‘Bichota Season’, y que la convirtió no solo en una de las artistas más premiadas de los últimos Latin Grammy, sino también en la primera mujer en muchos años con el mejor álbum de música urbana.
Como se ha visto, lidera una masa ampliamente femenina que ve en ella a un referente, un 70% del público que ha comprado entrada según Ticketmaster, así como mucho colectivo LGTBIQ+, con el que se ha comprometido públicamente, como cuando organizó su propia carroza en el Orgullo de 2022.
De la misma forma ha llevado a los hechos su apuesta por el empoderamiento femenino en esta gira, en la que la acompañan no solo cinco músicas a los instrumentos, con una pequeña sección de viento metal, sino también una quincena de bailarinas con las que compone reclamos muy poderosos de gobiero para «las mamasotas».
Muy puntual ha iniciado su fábula para los madrileños sobre una sirena que acaba con el «corazón congelado», algo difícilmente trasladable a un Madrid de finales de julio, en plena ola de calor fuera y dentro de este estadio con la cúpula cerrada para aminorar las quejas de los vecinos, lo que lo convierte en un horno, no solo por el fervor de los asistentes.
Este se ha multiplicado con la aparición de la protagonista sobre las tablas con un mono muy ajustado de color nude y strass, su característico cabello rosa y toda la actitud de estrella, para interpretar uno de sus grandes éxitos como apertura, ‘TQG’.
«¿Son conscientes de la cantidad de personas que hay aquí esta noche y que oigo gritar?», ha preguntado ante los 60.000 asistentes a los que ha recordado que iban a escuchar por primera vez muchas de las canciones de este repertorio, entre ellas la citada ‘Tusa’, uno de los momentos más esperados de un «show» recién arrancado.
Para entonces ya habían sonado temas recientes como ‘x si volvemos’ y otros más tempranos como ‘Mi cama’, cumpliendo su promesa de que esta iba a ser «la noche más chimba de nuestra vida», entre gigantescos tiburones y sirenas congeladas, aunque lo escenográfico no haya sido lo más destacable, sino la energía, la comunidad, las canciones y la fuerza coreográfica en torno a ellas.
«¡Qué calor!», ha reconocido la propia artista del tórrido Medellín ante un espectáculo que ha calentado aún más con chorros de fuego y ‘Bichota’ o ‘El Makinón’, todas en la pastilla en el centro de la pista con forma de flor, también allí su «canción favorita» de su último disco, ‘Carolina’, la que lleva su nombre real.
Dicen de ella que una de sus grandes bazas es su empatía, manifestada aquí en una permanente sonrisa cálida y entre constantes confidencias y palabras de cariño para un público al que ha dedicado la tierna ‘Ocean’, subida en una nube-piano, como una ensoñación a la vez angelical y sin embargo cercana.
En ese tramo en pleno ecuador ha podido exhibir voz, con otros cortes como ‘Pero tú’ (sin Quevedo), ‘Mercurio’ o ‘A ella’, la más antigua de esta noche, de su primer disco, ‘Unstoppable’ (2017).
Bajo la moraleja de que «hay una Bichota dentro de cada uno de ustedes» ha iniciado el largo tramo final entre un jardín de flores hinchables y con el optimista ‘Mientras me curo del cora’ que ha bailado cogida de la mano de su comuna «hippy», en el momento más naif del espectáculo (y ha habido varios).
Con ‘Contigo’, su interpretación acústica y en español del ‘Bleeding Love’ de Leona Lewis, ha demostrado que su olfato en 2024 para facturar nuevos éxitos sigue intacto, igual que con su último sencillo, ‘Si Antes Te Hubiera Conocido’. «¡Oigan, que esta canción es número 1 en España!», ha subrayado ante un Bernabéu entregado.
Aún ha habido tiempo para un ‘Cairo’ explosivo y electrónico, el sabor mexicano de ‘Mi ex tenía razón’ y ‘Gucci y los paños’, con acordeón y tuba incluidos, y para brindar un chupito a los congregados como previo a ‘200 copas’.
Llegaba entonces sí el final con ese ‘Mamiii’ con el que volvió a dar en el clavo junto a la otra estrella latina con la que comparte letra, Becky G, así como con ‘S91’, que no sonó en conciertos previos, o las ineludibles ‘Provenza’ y ‘Mañana Será Bonito’.