La remodelación del Estadio Nacional Doroteo Guamuch Flores, consistente en el cambio de gramilla y pista de atletismo, permanece en el limbo. Aunque la empresa a cargo de los trabajos —Constructora Bremar— ha hecho movimientos de tierra y preparado el terreno para la instalación de las nuevas superficies, en la última reunión de trabajo reconocieron que no tienen certeza de cuándo podrían ingresar a Guatemala los materiales.
En dicha reunión, en la que participaron diputados, la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) y la Contraloría General de Cuentas (CGC), un representante de Bremar, incluso, ofreció colocar otra gramilla y pista «de la misma calidad», pero de otra marca, algo que no puede ocurrir porque la empresa adjudicada ofreció la instalación exclusivamente de las marcas Hatko y Mondo, y posiblemente por eso ganó la licitación.
Dichas marcas quedaron plasmadas en el contrato que firmó con la CDAG, cambiarlas implicaría que otras compañías habrían podido participar, aunque ofrecieran otras.
Hatko (gramilla) y Mondo (pista) son marcas de renombre a nivel mundial y han sido instaladas en reconocidos estadios de Europa. En Guatemala, a nivel de pista, se encuentra en el Complejo Deportivo de Quetzaltenango y en el Estadio Cementos Progreso.
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¿Pero, por qué ha sido un calvario su instalación en el Doroteo Guamuch Flores? Constructora Bremar firmó un contrato por Q32.4 millones, de los cuales ya recibió Q9.5 millones.
Desde un inicio la empresa sabía que tenía que importar gramilla Hatko y pista Mondo porque fue lo acordado en la cláusula cuarta del contrato firmado con la CDAG. Pero debía hacerlo por medio de su distribuidora autorizada en la región, la empresa Superficies Deportivas de Guatemala (SDG), que ya participó en los procesos de instalación de pista y grama en el estadio Rommel Fernández, de Panamá, y la pista del Estadio Jorge «el Mágico» González, en El Salvador.
La Hora contactó con María Lily García y Ernesto Rosales, parte del equipo legal de SDG y con Juan Gutiérrez, asesor técnico de las marcas Mondo y Hatko en Guatemala, quienes ofrecieron su versión de lo ocurrido alrededor del accidentado proceso.
Los tres coincidieron en que el retraso de los trabajos en la máxima instalación deportiva del país obedece al incumplimiento del Contrato de Suministro que Constructora Bremar firmó con SDG, el 9 de abril de 2025, para la compra e importación de la gramilla híbrida y pista sintética.
ORIGEN DEL PROBLEMA
En la conversación con La Hora, explicaron que al menos tres constructoras les habían solicitado una cotización de los referidos materiales y de las marcas en cuestión, y que le respondieron a Bremar después de que ganó la licitación.
Públicamente, personas en nombre de Bremar han manifestado que desconfían de si SDG traerá los materiales si ellos pagan la totalidad del producto. Pero, según los miembros del equipo legal entrevistados por La Hora, desde un inicio justificaron que no contaban con capacidad económica para pagar la totalidad del costo de la pista y gramilla y, al parecer, no sabían del todo como hacer la compra internacional.
Aseguraron que desde el inicio se les dijo que ambos materiales debían ser pagados en su totalidad para que fueran despachados desde los países productores de los materiales.
Por esa razón en el contrato que fue mostrado a La Hora —entre Bremar y SDG— se establece que la primera habrá pagos parciales desde abril hasta julio de 2025 y que 60 días después del último desembolso, la segunda se comprometía a tener la grama en suelo guatemalteco y 30 días después la pista.
SDG recibió el pago correspondiente a abril, de Q1 millón por la pista y Q500 mil por la gramilla, explicaron sus abogados a La Hora, pero ya no hicieron más pagos. Así fue como se originó el problema puesto que la distribuidora exclusiva de Mondo y Hatko dice que las compañías internacionales no pueden despachar el producto si no se cancela en su totalidad.
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Se ignora por qué Bremar, aparentemente, no ha cumplido con el resto de pagos, como se habrían comprometido a hacerlo en el contrato. Este medio intentó contactarse vía telefónica con la compañía y con uno de sus ingenieros, pero no respondieron llamadas. Uno de sus ingenieros dijo por medio de mensajes de WhatsApp que daría declaraciones, pero ya no devolvió la llamada.
En la reunión que sostuvieron el pasado 12 de septiembre último en el Estadio Nacional, el ingeniero Byron Claudio no quiso atender una entrevista y dijo que el tema de la gramilla y pista estaba siendo tratado por abogados de Bremar.
No obstante, el diputado Orlando Blanco, integrante de la Comisión de Deportes del Congreso, quien ha fiscalizado el proceso de compra, proporcionó a este medio la copia digital de una carta que le envió la propietaria de dicha empresa, Brenda Margarita Archila del Cid de Cruz, el pasado 25 de agosto, en donde reclama que SDG se niega a modificar el contrato porque la condición es que paguen el 100% de la pista y gramilla. El plazo establecido para terminar los pagos, según el contrato, venció desde julio.
Además, la propietaria de Bremar señala de «falta de seriedad» a SDG porque no generan «credibilidad y seguridad de que los fondos que se le brindarán lleguen a los destinatarios mencionados». No obstante, en la copia de otro documento facilitado por Blanco, la empresa Mondo afirma que ya recibieron el primer desembolso y que SDG es «el único distribuidor autorizado» de su marca.
Además, SDG afirma que Bremar ya se comunicó con las Mondo, pero esta decidió poner fin a las comunicaciones cuando ya no pagaron la segunda cuota. Hatko les habría respondido que todo lo manejaran por medio de su distribuidor autorizado en Guatemala (SDG).

En la misiva enviada a Blanco, la propietaria de Bremar también se queja de que SDG les exige cartas de crédito para completar el proceso de importación «para ellos tener seguro su pago, pero no mencionan la garantía que ellos brindarán para nosotros».
SDG confirmó a La Hora que las cartas de crédito han sido una opción que han puesto sobre la mesa dada la desconfianza de Bremar. Esto garantizaría, tanto el pago como la venida al país de la pista y la gramilla, puesto que una entidad financiera liberaría los fondos en favor de SDG hasta que los materiales estuvieran ya en suelo guatemalteco.
DUDAS SOBRE TRABAJOS
En una nota publicada por este medio el pasado 15 de septiembre se dio a conocer que, de 2006 a la fecha, Constructora Bremar ha firmado contratos por Q493.8 millones, de los cuales Q340.4 fueron durante el gobierno de Alejandro Giammattei; sin embargo, su experiencia principal radica en la construcción y mantenimiento de caminos y carreteras.
En el ámbito deportivo, se limita a la construcción y remodelación de parques, canchas sintéticas de futbol 5 y otros proyectos de menor envergadura. Según los documentos que acreditó ante la Junta de Licitación para comprobar 12 años de experiencia, nunca se involucró en el cambio de gramilla híbrida de alguna instalación o en la colocación de pistas sintéticas de atletismo, nivel 1, la categoría exigida en las bases de licitación y que son de la mejor calidad a nivel mundial.
La falta de experiencia en proyectos de tal magnitud hace dudar de si Constructora Bremar conocía cómo era el proceso de compra e importación de las marcas que ofrecieron. Analistas consultados por La Hora coinciden en que, dado la magnitud del proyecto y de las características requeridas (pista y grama certificadas por las federaciones internacionales de Futbol y Atletismo) debió haberse hecho una licitación internacional.
DEFICIENCIAS TÉCNICAS
El asesor técnico de Mondo y Hatko entrevistado por La Hora señaló que ha visitado el proyecto en varias ocasiones y considera que los trabajos previos podrían no ajustarse a lo requerido para la instalación de grama y pista de las marcas que representa. Por ejemplo, dijo, no se había hecho la compactación del asfalto y ya se construyeron los bordes, cuando debió haber sido al revés.
Gutiérrez detalló que Bremar pretendía que Mondo les entregara la pista para instalarla ellos, pero eso «jamás lo harían» porque está en juego el prestigio de la marca. Por esa razón es que técnicos especializados son los que se encargan de la colocación final, ya que se persigue la certificación nivel 1.
Dijo que, puntualmente, en el caso de una pista sintética de esta calidad los controles son «muy minuciosos» —diferentes a los que se hacen en la construcción de una carretera donde circulan vehículos— porque son habilitadas para cualquier evento mundial y son válidas para el registro de marcas mundiales.
Afirmó que, por esa razón, es que desde mayo han tratado de que Bremar y la CDAG acaten los lineamientos de los trabajos efectuados en la sub base, sub rasante, base y capeta asfáltica, porque si los técnicos de Mondo no avalan estos trabajos, la pista no se instala. Los técnicos de Mondo y Hadko han hecho recomendaciones las cuales «algunas se han cumplido», agregó.
De cualquier forma, Gutiérrez considera que no hay justificación para que los trabajos en el Doroteo Guamuch estén paralizados puesto que la colocación de la pista y la grama es lo último del proceso y era algo que, según el Contrato de Suministro se haría entre septiembre y diciembre.
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Los entrevistados aseguraron que SDG está dispuesta a hacer lo que le toca para que el proyecto salga avante, pero necesitan que Bremar también haga lo suyo, es decir que cumpla con el contrato firmado, según el cual, para estos días ya se habría pagado el 100% de la pista y gramilla.
Sin embargo, dicen desconocer cuáles son sus planes o qué pretenden hacer al dejarlos por un lado, ya que no es posible que dichas marcas vengan al país si no es por medio de ellos. García asegura que en las últimas reuniones virtuales el abogado de Bremar le ha pedido que abandone las reuniones.
Dijo que, en agosto pasado, ya habían llegado a un acuerdo y la constructora les giró otro cheque por el pago de la gramilla, pero lo revocó a último momento cuando SDG les requirió también el pago por la pista. «En los contratos están pactadas las condiciones. Ellos quieren cambiarlos a su sabor y antojo porque dicen que el cliente es el que manda. Dicen ‘terminemos la gramilla y después vamos sacando lo otro’, pero eso es irresponsable», enfatizó.
Agregó: «No podemos cambiar un ápice del contrato. Ellos lo leyeron y releyeron y luego lo firmaron».
«Somos comerciantes, no somos beneficencia pública. Somos un negocio», subrayó por su parte, Rosales.