Algunos de los migrantes tras aterrizar en Venezuela. Foto La Hora: Agentes Azules.
Migrantes Venezolanos. Foto La Hora: Agentes Azules.

El Washington Post publicó un reportaje en el que documenta los testimonios de 16 migrantes venezolanos que, tras ser deportados desde Estados Unidos durante la administración de Donald Trump, fueron enviados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador. Los entrevistados describieron su experiencia como una pesadilla y compararon su estadía en la prisión con “vivir en el infierno”.

Según el medio estadounidense, los migrantes permanecieron detenidos durante 125 días en el CECOT antes de ser trasladados nuevamente a Venezuela, como parte de un acuerdo internacional de deportaciones.

Durante ese tiempo, denunciaron haber sido víctimas de palizas, agresiones sexuales y tratos degradantes. Además, señalaron que estuvieron incomunicados, sin acceso a abogados ni contacto con sus familias.

DE REGRESO PERO A EL SALVADOR

El Post detalló que los migrantes fueron embarcados encadenados, de muñecas, cintura y tobillos, en un vuelo chárter operado por la compañía GlobalX.

En el trayecto creyeron que serían devueltos a Venezuela. La sorpresa llegó al aterrizar: en lugar de ver su bandera nacional, vieron los colores azul y blanco de El Salvador, lo que generó pánico entre los pasajeros.

Una traductora del lugar les informó que serían retenidos por al menos un año en el CECOT, según relata el medio.

«LA SORPRESA»

Marco Jesús Basulto Salinas, de 35 años, trabajaba legalmente en cocinas y pizzerías para pagar los tratamientos contra el cancer mamario de su madre en su país de origen, relató que al arribar al país, varios migrantes se negaron a bajar del avión.

«De acuerdo con Basulto, un guardia golpeó a una pasajera. Los gritos inundaron el avión. Finalmente, dijeron Basulto y otros detenidos, los patearon, empujaron, golpearon y obligaron a bajar. Dos oficiales salvadoreños le sujetaron los brazos», explica el medio.

En el CECOT, dijo Basulto a Post que, los guardias le afeitaron la cabeza, le quitaron la ropa, su teléfono, 700 dólares en efectivo y el colgante de oro que usaba para la buena suerte.

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«NO HE COMETIDO NINGÚN DELITO»

“¡Túmbenlos!”, gritaban los agentes mientras los detenidos eran golpeados y arrastrados hasta los autobuses, según relató Miguel Rojas Mendoza, otro de los detenidos

Roger Molina, refugiado que había sido evaluado para reasentarse en Estados Unidos explicó a Post que pidió a los oficiales una explicación. “Por favor, no entiendo qué hago aquí. No he cometido ningún delito. Por favor, déjenme hablar con alguien”. Entonces, un oficial salvadoreño lo agarró del cuello. “Corre, hijo de ….”, le ordenó, según Molina, y le metió la punta de un rifle en las costillas.

«SOY MAQUILLISTA»

Andry Hernández, de 31 años, contó que intentó explicar a gritos que no era un criminal: “¿Por qué me cortan el pelo? No soy pandillero. Soy gay, soy maquillista”. Sin embargo, no fue escuchado.

El medio señala que las autoridades salvadoreñas se negaron a recibir a las mujeres migrantes y únicamente admitieron a los hombres, quienes fueron trasladados al penal.

«NI LEVANTARSE DE LA CAMA»

Tito Martínez, otro de los migrantes, indicó que antes de ser deportado, un médico en EE. UU. le diagnosticó insuficiencia renal. En el CECOT, recibió golpizas tan constantes que llegó a un punto en el que ya no podía levantarse de la cama. Se orinaba encima y dependía de otros internos para poder alimentarse.

«LA ÚNICA FORMA DE SALIR ES EN UNA BOLSA NEGRA»

El Post relata que, en un momento, los venezolanos fueron reunidos en una bodega, rodeados por guardias y fotógrafos, y obligados a arrodillarse.

El director del penal les advirtió: no tendrían abogados, no saldrían al sol, no comerían carne ni pollo nunca más. “La única forma en que saldrán de aquí será en una bolsa negra”, según los testimonios.

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LAS CONDICIONES Y LAS AUTORIDADES

Los reclusos fueron ubicados en celdas hacinadas, de hasta 20 personas cada una, durmiendo sobre literas de metal sin colchones. Las luces permanecían encendidas las 24 horas, sin privacidad ni posibilidad de salir al patio. El único referente del paso del tiempo, afirmaron, era el calor sofocante del día y el frío metálico de las noches.

Aunque el Washington Post buscó la versión oficial de las autoridades, no todas accedieron a responder. Las respuestas obtenidas justificaban las detenciones, señalando que los migrantes estaban vinculados a estructuras criminales.

Sin embargo, el medio asegura haber verificado que muchos de ellos habían ingresado legalmente a EE. UU. y cumplían con las normas migratorias.

Algunos, afirma, habían solicitado refugio por persecución política o pobreza extrema en Venezuela, país gobernado por Nicolás Maduro, enemigo político del gobierno estadounidense.

Yesica Peña
Periodista profesional, formada en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Enfocada en cobertura de temas comunitarios, migratorios, culturales y ambientales. Comprometida con una comunicación veraz, clara y al servicio de la ciudadanía. -Creyente en el poder de las historias bien contadas para transformar realidades.-
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