La decisión de último momento de enviar 3,000 marines estadounidenses a Afganistán para ayudar en la evacuación parcial de la embajada estadounidense pone en duda si el presidente Joe Biden podrá cumplir el plazo del 31 de agosto para el retiro total de las fuerzas combatientes.
La vanguardia del contingente de Marines arribó a la capital el viernes y se aguarda el arribo de los restantes para el domingo.
Las autoridades han dicho que la misión de estos efectivos es asistir en el transporte aéreo del personal de la embajada y aliados afganos, y esperan completarlo para fin de mes. Pero la estadía podría prolongarse si la embajada se ve amenazada por la toma Talibán de Kabul antes de esa fecha.
El sábado, el Talibán se apoderó de dos provincias más y se acercaba a las afueras de Kabul, a la vez que lanzaba un ataque en varios frentes a una ciudad importante del norte defendida por antiguos caudillos, dijeron las autoridades.
«Por sus acciones parece evidente que tratan de aislar a Kabul», dijo el vocero del Pentágono, John Kirby, en alusión a la ofensiva del Talibán que se apoderó de importantes capitales de provincia en días pasados.
Biden había dado plazo al Pentágono hasta el 31 de enero para completar el retiro de los 2,500 a 3,000 efectivos que permanecían en el país cuando anunció en abril que ponía fin a la participación de Estados Unidos en la guerra. La cifra ha bajado a menos de 1,000, y se preveía que después de fin de mes solo permanecerían 650 para proteger la presencia diplomática estadounidense, con aviones y armas defensivas en el aeropuerto de Kabul.
Pero la decisión el jueves de enviar 3,000 efectivos al aeropuerto agrega una nueva vuelta de tuerca al retiro. Nadie habla de volver a la guerra, pero la cantidad de tropa necesaria para la seguridad dependerá de la decisión de mantener abierta la embajada y la magnitud de la amenaza del Talibán a la capital en los próximos días.
La presencia de miles de efectivos estadounidenses en el país después del plazo del 31 de agosto colocaría a Biden en una situación incómoda, dada su insistencia en poner fin a los 20 años de presencia beligerante para esa fecha. Los republicanos han calificado el retiro de erróneo y mal planeado, pero a nadie, del partido que sea, apetece enviar nuevas fuerzas al combate contra el Talibán.