El secretario general de las Naciones Unidas António Guterres advirtió hoy que el cambio climático y los conflictos son al mismo tiempo consecuencia e impulsores de la pobreza, la desigualdad de ingresos y los precios de los alimentos.
Guterres también comentó durante una reunión en Roma que el sistema alimenticio del mundo genera una tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Ese mismo sistema es responsable de hasta un 80% de la pérdida de biodiversidad, señaló en un mensaje por video.
La reunión fue convocada para ayudar a preparar una cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios que se llevará a cabo en septiembre en Nueva York.
Hace unos meses, un reporte de la ONU apuntó que hasta 161 millones de personas más pasaron hambre el año pasado respecto de 2019, y es probable que gran parte de ese aumento esté relacionado a la pandemia de COVID-19.
«La pobreza, la desigualdad de ingresos y el alto costo de los alimentos siguen manteniendo dietas saludables fuera del alcance de unas 3.000 millones de personas», dijo Guterres. «El cambio climático y el conflicto son a la vez consecuencias y motores de esta catástrofe».
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola pidió a las autoridades que «aborden las fallas en los sistemas alimentarios» que dejan a cientos de millones de personas pobres y hambrientas. El IFAD (por sus siglas en inglés) es una agencia de la ONU que tiene como objetivo ayudar a la agricultura a pequeña escala.
El IFAD dijo que los sistemas alimentarios deben «cambiar radicalmente» para garantizar el acceso a alimentos asequibles y saludables, donde su producción «proteja al medio ambiente y la biodiversidad, y donde la gente que produce nuestra comida reciba una remuneración suficiente por su trabajo». Añadió que «las necesidades de las personas en zonas rurales deben estar en el centro».
En 2020, hasta 811 millones de personas pasaron hambre, de acuerdo con un reporte de la ONU publicado hace unas semanas.
Guterres dijo que el trabajo de preparación en Roma ayudará a marcar la pauta para la acción de esta década y para una «recuperación equitativa y sostenible del COVID-19».
Sin embargo, esas labores conllevan un precio monetario considerable.