Por MARI YAMAGUCHI
TOKIO
Agencia AP
Un anuncio de una página en un diario japonés afirma que «la política matará» a japoneses porque el gobierno les obliga a soportar la pandemia sin vacunas. Más de 300,000 personas han firmado una petición pidiendo la cancelación de los Juegos Olímpicos de Tokio. Y una estrella de la natación se ha visto presionada para retirarse de los Juegos.
Mientras tanto, el primer ministro, Yoshihide Suga, ha causado indignación y confusión al prometer varias veces ante legisladores escépticos que los Juegos serán seguros, a pesar de que algunos hospitales tienen problemas para dar camas a todos los enfermos y moribundos y de que el miércoles se amplió el estado de emergencia a más regiones del país.
Sólo un 1% de la población está completamente vacunada, aunque hay millones de dosis sin utilizar en congeladores, y hay una creciente frustración por las peticiones de Suga de que la gente soporte más medidas de emergencia para contener el virus mientras avanzan los planes para la costosa cita olímpica, que comenzará en unos dos meses.
Suga declaró el mes pasado un tercer estado de emergencia en Osaka, donde se centra ahora el repunte de casos, así como en Tokio y otras dos zonas. Después se amplió hasta el 31 de mayo. El miércoles se incluyeron dos zonas más, Aichi, en el centro de Japón, y Fukuoka, en el sur.
«No hay vacunas. No hay medicación. ¿Se supone que debemos pelear con lanzas de bambú? La política nos matará si las cosas no cambian», afirmaba el anuncio, que mostraba una ilustración del coronavirus sobre una imagen de la II Guerra Mundial que mostraba a niños japoneses entrenando para combatir con armas de madera.
El anuncio de la editorial de Tokio Takarajimasha, conocida por posicionarse abiertamente en cuestiones políticas y sociales, instó al público a exigir que el gobierno ponga fin a medidas contra el coronavirus mal diseñadas. «Hemos sido engañados. ¿Para qué fue el año pasado?», añadió.
La editorial señaló que muchos japoneses han tenido problemas médicos y financieros con poco apoyo del gobierno. Comparó la situación con la del final de la II Guerra Mundial, cuando el gobierno instó a la gente a combatir con palos y movilizó niñas para entrenarlas.
El anuncio causó un gran revuelo en medios sociales. Pero también había un gran interés del público en una sesión parlamentaria en la que decenas de parlamentarios de la oposición preguntaron a Suga cómo podía garantizar unos juegos seguros bajo el estado de emergencia.
Suga eludió dar una respuesta directa y dijo más de una docena de veces que estaba comprometido con celebrar las competiciones de forma segura y proteger la vida y la salud de la gente.
Las declaraciones de Suga en el parlamento fueron compartidas en medios sociales con comentarios como «el primer ministro está roto».
El gobierno ha sido criticado por ser demasiado lento y laxo en sus medidas contra el virus. Aunque Japón ha logrado mantener sus cifras de casos y muertos por debajo de las de Estados Unidos y Europa sin cuarentenas ni otras medidas obligatorias, los números son peores que en otros lugares en Asia.
Japón se ha quedado rezagado en las vacunaciones. Aunque las autoridades culpan a una falta de suministros importados de Europa, la campaña avanza despacio por falta de personal. Unos 7,6 millones de dosis, o más de la mitad de las que ya se han administrado, siguen congeladas y en espera.
La frustración del público se ha dirigido incluso contra la nadadora Rikako Ikee, que ganó una plaza en los Juegos de Tokio tras recuperarse de la leucemia. Ikee tuiteó hace poco que ha recibido mensajes hirientes que la instaban a boicotear los Juegos.