POR LISSETTE ROMERO
CIUDAD DE MÉXICO
AGENCIA AP
México rebasó ayer las 200,000 muertes confirmadas por COVID-19, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador describía la campaña de vacunación como una carrera contra el tiempo.
El mandatario se alistaba para convocar a personal militar, estatal y local adicional para asistir en las labores de vacunación a medida que se reciben más dosis, incluyendo un cargamento de 1,7 millones de vacunas de AstraZeneca que Estados Unidos «prestó» a México.
La cifra oficial de 200,211 muertos por COVID-19 que anunció el país el jueves se ubica detrás únicamente de las de Estados Unidos y Brasil, países con poblaciones mucho más grandes. Se cree, sin embargo, que la cifra real de decesos está más cerca de los 300,000 debido al bajo número de pruebas diagnósticas que se realizan en México.
«Yo pienso, por ejemplo, que los números que dan en las noticias no son correctos, pienso que son más», dijo Benigno Clemente Zárate, trabajador de una funeraria, sobre la cifra de fallecimientos.
Zárate contó que ha tenido que preparar varios funerales para una misma familia.
«Hemos tenido algunos servicios donde han fallecido dos o tres personas de la misma casa, de una misma familia», comentó.
El gobierno mexicano dejó de publicar cifras de exceso de mortalidad a finales de 2020. La última vez que se reportaron dichos datos fue a principios de enero, justo antes de que llegara el peor momento de la segunda oleada de fallecimientos.
Pero las autoridades de la Ciudad de México sí han publicado las cifras de exceso de mortalidad hasta finales de febrero, y revelan que el número de fallecimientos en enero fue casi 46% mayor al de la primera oleada en la capital, registrada en junio pasado.
La Secretaría de Salud federal reconoce casi 220,000 decesos «estimados» por COVID-19 hasta mediados de marzo, pero dicho cálculo no se basa en los reportes de exceso de mortalidad y probablemente no incluye a la gran cantidad de personas que fallecieron en sus casas.
La Ciudad de México fue una de las ciudades más afectadas del mundo. Entre los 9 millones de habitantes de la capital se reportaron 38,627 muertes. Con apenas el 7.1% de la población del país, la Ciudad de México representa al 19.3% del total de muertes por COVID-19 en México.
Aunque los grandes centros urbanos con enormes sistemas de transporte podrían haber sido los más afectados a nivel mundial, la Ciudad de México también cuenta con instalaciones médicas mucho mejores a las del resto del país. Aun así, la capital registró unos 430 fallecimientos confirmados por COVID-19 por cada 100,000 personas.
El costo humano es abrumador.
Patricia Silva Caudillo, de 46 años, recurrió a un polvoriento cementerio del extremo oriente de la ciudad para enterrar a su marido, el trabajador de construcción Pedro Capilla, de 51 años. Capilla, quien padecía diabetes, recibía tratamiento de diálisis en un hospital local donde aparentemente se contagió de COVID-19.
«Para mí, él era todo», dijo Silva Caudillo. «Era mi compañero, mi sostén».
Raquel Díaz también enterró a un familiar en ese cementerio. «Ha dejado mucha tristeza, mucho dolor, muchas personas huérfanas, viudos, crisis económica», dijo Díaz. «Entonces, creo que no ha dejado nada bueno esta pandemia».
López Obrador dijo el jueves que es una carrera contra el tiempo que todos los mayores de 60 años reciban al menos una dosis de la vacuna antes de que concluya abril, antes de la posible llegada de una tercera ola.
«Porque tenemos que prevenir, ante cualquier situación extraordinaria no deseada, el que haya un repunte, el que haya nueva ola de contagios como se está viendo en algunas partes del mundo», declaró el mandatario. «No queremos un repunte».
Es poco probable que las cerca de 6 millones de vacunas que ha recibido México hasta el momento hayan tenido que ver en la reducción estadística de fallecimientos en las últimas semanas, y aún se desconoce cuántos mexicanos recibirán la vacuna.
El gobierno mexicano ha estado usando en gran medida dos vacunas de fabricación china, pero aún hay dudas debido a la falta de información sobre su efectividad, algo que podría sumarse al escepticismo ya existente.
En una encuesta realizada entre el 6 y 9 de marzo por la empresa GEA-ISA, apenas el 52% de los 1,000 mexicanos entrevistados respondió que estaba dispuesto a recibir la vacuna. El 20% dijo que no estaba seguro y el 28% dijo que no se vacunaría. La encuesta tenía un margen del error de 3.1 puntos porcentuales.