El presidente Joe Biden hace declaraciones en conferencia de prensa en la Sala Este de la Casa Blanca en Washington. Foto La Hora/AP/Evan Vucci.

Por BEN FOX

WASHINGTON

Agencia AP

Estados Unidos adoptará medidas para agilizar la salida de centenares de niños y adolescentes migrantes de los centros de detención en la frontera sur donde se encuentran hacinados, dijo ayer el presidente Joe Biden, quien rechazó las aseveraciones de que las políticas de su gobierno son las responsables del aumento en el número de personas que pretenden ingresar al país.

Cuando le insistieron sobre el tema fronterizo en su primera conferencia de prensa como presidente, Biden señaló que su gobierno adoptaría medidas para enfrentar la situación, entre ellas crear espacio en una base del ejército en Texas para albergar a unos 5.000 menores. Pero en gran medida se defendió de las críticas.

Afirmó que su gobierno, igual que el del presidente Donald Trump, continúa expulsando con rapidez a la mayoría de los adultos y familias en apego a una orden de salud pública impuesta al inicio la pandemia de coronavirus. Sin embargo, la gran diferencia es que el gobierno de Biden está permitiendo que niños y adolescentes permanezcan en el país al menos temporalmente, lo que consume recursos del gobierno durante la pandemia.

«Las únicas personas que no vamos a permitir que se queden solas esperando y sin ayuda al otro lado del río Grande (río Bravo) son los niños», agregó.

La situación en la frontera de Estados Unidos con México se ha convertido en un desafío para el gobierno, y generó más preguntas que cualquier otro tema en la conferencia de prensa inaugural, desviando la atención de las acciones del gobierno para enfrentar la pandemia y la economía.

El número de migrantes que intentan cruzar la frontera se encuentra en su punto más alto desde la oleada de la primavera de 2019 durante el gobierno de Trump, según las estadísticas más recientes. Sin embargo, las cifras parecen ir en aumento, y el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, advirtió recientemente que se enfilan a su nivel más alto en 20 años.

Biden intentó presentar los números como un aumento estacional y no —como afirman sus críticos— como resultado de su apoyo a una reforma de inmigración ni su decisión de suspender la construcción de partes del muro fronterizo emprendida durante el gobierno de Trump.

«Ocurre todos los años», afirmó. «¿Hay quien diga que el aumento de 31% durante el gobierno de Trump fue porque él era una persona agradable y estaba haciendo cosas buenas en la frontera? No es la razón por la que están llegando».

Para enfrentar el fuerte incremento en los cruces fronterizos en 2019, Trump obligó a los migrantes a esperar en México mientras Estados Unidos evaluaba sus solicitudes de asilo, o a presentarlas en Guatemala, El Salvador u Honduras. Esos programas de la era de Trump fueron criticados por enviar a las personas que huían de la violencia de vuelta a situaciones de peligro.

El exsecretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf, actual miembro de la Fundación Heritage, dijo el jueves que Biden provocó la crisis actual por poner fin a esos programas y a otras medidas. «Eliminó las consecuencias, al mismo tiempo que comenzó a enviar el mensaje de que venir era perfectamente aceptable», agregó.

Por su parte, Biden condenó el requisito del gobierno de Trump de que los migrantes aguardaran sus solicitudes de asilo en México «sentados a la orilla del río Grande en una circunstancia turbia sin suficiente que comer». También criticó la política que separaba a niños de sus familias en la frontera y argumentó que son las condiciones que enfrentan las personas en sus países las que las obligan a desplazarse a Estados Unidos.

«Es por terremotos, inundaciones. La falta de alimentos. La violencia de pandillas», apuntó. «Debido a una amplia gama de situaciones, las mismas por las que cuando fui vicepresidente tuve la obligación de ocuparme de los menores no acompañados».

Biden dijo que su gobierno trabaja para ayudar a los países de origen de los migrantes con soluciones de largo plazo a sus problemas, y señaló un paquete de asistencia por 700 millones de dólares para América Central.

El número de migrantes que las autoridades han encontrado en la frontera sur ha ido en aumento desde abril, poco después de que el gobierno de Trump impusiera una orden de salud pública que autoriza a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) a expulsar rápidamente a la mayoría de ellos. Muchas de esas personas intentaron cruzar de nuevo después de haber sido devueltas.

Pero en las últimas semanas, el número de menores que cruzan sin compañía de un adulto aumentó de forma considerable, rebasando la capacidad de la CBP para alojarlos hasta que puedan ser entregados a custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés). El HHS los alberga hasta que puedan ser entregados a familiares o patrocinadores, y en lo que el gobierno decide si tienen fundamentos para quedarse en el país bajo la figura de asilo o por otros motivos.

El gobierno señaló que hasta el martes había casi 5.000 niños bajo custodia de la Patrulla Fronteriza y 11.551 más en albergues del HHS.

Biden dijo que su gobierno decidió aumentar el número de camas en Fort Bliss, Texas, y que adoptaba medidas para determinar con mayor velocidad la identidad de los familiares en Estados Unidos para que los menores puedan dejar la custodia del gobierno.

Más de 100.000 migrantes fueron detenidos en febrero después de cruzar la frontera, según las estadísticas más recientes. La mayoría de ellos eran adultos solos que fueron devueltos rápidamente. También se rechaza a la mayoría de las familias, aunque México se ha rehusado a aceptar a algunas en albergues durante la pandemia. Biden señaló que trabaja con el gobierno mexicano para que reciba a más de ellas y refuerce su propia frontera.

Sin embargo, Wolf duda que las acciones del gobierno mexicano contribuyan a hacer una gran diferencia. «La dinámica no va a cambiar a menos que las políticas cambien», apuntó.

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