POR SAMUEL PETREQUIN
BRUSELAS
Agencia AP
Los líderes de la Unión Europea se reunían hoy para buscar formas de acelerar las vacunaciones contra el COVID-19 en el bloque de 27 países, en medio del desabastecimiento de dosis, un auge de nuevos contagios, una disputa con Gran Bretaña y divisiones internas.
La pandemia del coronavirus volvió a impedir que los jefes de gobierno se reunieran en persona, un reflejo de la pobre situación epidemiológica en la UE. La propagación de variantes más contagiosas del virus ha vuelto a poner al límite a los hospitales de algunos países. Eso, combinado con la falta de vacunas disponibles en Europa, ha hecho que algunos estados miembros impongan estrictas medidas de cuarentena durante la Semana Santa.
Menos del 5% de los 450 millones de habitantes de la UE están totalmente vacunados contra el COVID-19. La ejecutiva del bloque propuso antes de la cumbre del jueves reforzar los controles de exportación para las vacunas del coronavirus.
Aunque esa decisión perjudicaría a países fuera del grupo, el objetivo de la Comisión Europea es obligar a los fabricantes de vacunas, especialmente AstraZeneca, a entregar las dosis acordadas en sus contratos. La comisión también quiere asegurarse un principio de reciprocidad en las exportaciones con países que producen vacunas o las materias primas para fabricarlas.
La propuesta ha sido divisiva, según diplomáticos europeos que hablaron antes de la cumbre. Algunos países la ven como un instrumento de último recurso que no debe socavar la reputación de la UE como bloque comercial abierto, mientras que otros la consideran una herramienta crucial para garantizar que las dosis y los ingredientes para vacunas llegan al bloque.
«Algunos países se niegan a exportar. De modo que necesitamos introducir criterios de reciprocidad si queremos mantener nuestro objetivo de vacunación para el verano», dijo un diplomático en referencia al plan de la UE de tener al 70% de la población adulta vacunada para entonces.
Endurecer los controles de exportaciones afectaría a Gran Bretaña, cuya ágil campaña de vacunación tras salir oficialmente de la UE ha provocado envidia en muchos países europeos. Las últimas cifras indican que el 45% de los residentes británicos han recibido al menos una dosis de la vacuna, frente a menos del 14% en la UE.
Las disputas contractuales de la UE con la firma británico-sueca AstraZeneca agravaron las tensiones tras el Brexit. Sin embargo, la UE y Gran Bretaña prometieron esta semana aumentar la cooperación y combatir juntos la tercera ola de contagios en Europa.
Las autoridades de la UE han dicho que el comercio con Estados Unidos no debería verse afectado por el mecanismo. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue invitado a asistir a la cumbre virtual de la UE.
Los líderes de los estados miembros también tienen que resolver una disputa interna después de que el canciller austriaco, Sebastian Kurz, criticara la distribución de vacunas y alegara que algunos países estaban recibiendo de más. Austria lidera una coalición de seis países que han pedido ajustar el sistema.
Según el mecanismo marcado por la Comisión Europea, el número de dosis se reparte de forma prorrateada, aunque los estados pueden encargarlas directamente al fabricante que prefieran. Algunos países están comprando menos de su base prorrateada.
La gran mayoría de los estados miembros creen que el sistema funciona bien y señalan que Austria cometió un error al centrarse en las vacunaciones de AstraZeneca en lugar de diversificar su catálogo.
Para ayudar a los países más afectados, se están estudiando formas de hacer un uso más eficiente de los 10 millones de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech que tendrá disponibles el bloque para el segundo trimestre del año.
«Pero la corrección no se aplicará a todos estados miembros, sólo a aquellos que de verdad necesitan solidaridad», apuntó un diplomático.
Por otro lado, el gobierno danés decidió el jueves mantener la suspensión a la vacuna de AstraZeneca durante tres semana más.
Dinamarca dejó de administrarla como medida de precaución el 11 de marzo tras reportes de que una mujer de 60 años había muerto con coágulos sanguíneos en varias partes del cuerpo tras recibir la vacuna, según funcionarios de salud. Poco después se reportó la muerte de una segunda persona en Dinamarca tras recibir la vacuna de AstraZeneca.
Las autoridades danesas dijeron no tener pruebas de que la vacuna fuera responsable por ninguna de las muertes. Noruega y Suecia también han suspendido el empleo del fármaco.
Varios países europeos que habían suspendido el uso de la vacuna reanudaron las vacunaciones después de que la Agencia Europea del Medicamento la declarase segura.