Trabajadores de la salud realizan pruebas en voluntarios de la vacuna Soberana-02 para COVID-19 como parte de la Fase III de una de las dos vacunas cubanas experimentales en La Habana, Cuba. Foto: Vía AP

LA HABANA/AP

Cuba avanzó en la tercera fase de prueba de dos de sus candidatas a vacunas propias contra el nuevo coronavirus y aumentó la muestra de personas que recibirán estos prototipos, una estrategia paulatina de inmunización en la isla.

“Estaba nerviosa, orgullosa de poder recibir la vacuna”, dijo a The Associated Press Beatriz Ortega, una fisioterapeuta de 25 años que el miércoles por la mañana fue inyectada con la primera dosis de Soberana 02 en un centro médico barrial de la capital. “Es un gran alivio”.

Las autoridades sanitarias comenzaron esta semana lo que llamaron un “estudio de intervención” con 150.000 personas, sobre todo entre su personal de salud, para robustecer la información de su antígeno estrella, la Soberana 02, desarrollada por el Instituto Finaly y que se suman a otras 44.000 personas a las que se les está aplicando como parte de la Fase III.

Cuba es el único país latinoamericano que cuenta con prospectos de productos propios contra COVID-19.

Este estudio «es como ir generalizando la vacuna para ir ampliando… hasta que se complete toda la población cubana”, manifestó Auroly Otaño, directora del Policlínico Vedado donde se inyectó a Ortega.

En el Policlínico se inmunizaron en dos días a 500 personas y según los médicos no hubo reacciones adversas. El esquema para este “estudio de intervención” será de dos dosis de Soberana 02 con 28 días de diferencia y una tercera de Soberana Plus para reforzar inmunidad.

En la noche del martes, la doctora Ileana Morales Suarez, directora de Ciencia e Innovación del Ministerio de Salud, explicó que la estrategia cubana es “avanzar por estratos”.

“Primero un ensayo clínico, luego, estudios de intervención en poblaciones que epidemiológicamente son de muy alto interés y más tarde a escala más poblacional; un posible registro o aprobación de uso de emergencia y luego una vacunación a escala poblacional empezando en grupos de riesgo en todo el país”, manifestó Morales en una comparecencia en la televisión cubana.

La nación de 11 millones de habitantes logró un control relativo de la enfermedad desde que se desató la pandemia en marzo de 2020, pero a partir del inicio de este año tuvo un rebrote que le cuesta frenar.

Los científicos cubanos trabajan en el desarrollo de varios candidatos vacunales de los cuales cinco avanzan con éxito: Soberana 02, Soberana 01 y Soberana Plus por el Finlay. También están Abdalá –la otra en situación avanzada– y Mamiba por parte del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología. Tanto la salud como el desarrollo científico son áreas de control del Estado.

Otras 48.000 personas comenzaron también las investigaciones de Fase III de la vacuna Abdalá en el oriente del país, donde también se espera realizar un “estudio de intervención” con 120.000 personas más en Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo.

La Fase III de los dos candidatos avanzados terminaría en junio, pero con los estudios de intervención alrededor de 1,7 millones de personas –mayores de 19 años y menores de 80– estarían vacunadas en ese tiempo. Para agosto lo estarían unos seis millones de personas y en los meses siguientes el resto.

Los científicos dijeron que tenían capacidad productiva para generar las dosis necesarias y también se espera que comercialicen o distribuyan a otros países socios. Irán y Venezuela indicaron que estaban participando de los ensayos y la isla informó que miles de dosis habían sido enviadas para ello.

Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su área panamericana se sigue con detenimiento el avance de los antígenos cubanos, aunque no se espera incorporarlas a sus esquemas de cooperación hasta que no terminen todos los ensayos y estos sean validados.

“Acogemos todos los desarrollos de vacunas en Latinoamérica y El Caribe, pero todas las vacunas que se compren antes de fin de año necesitan la aprobación de la OMS”, dijo Jarbas Barbosa, el subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en una conferencia de prensa virtual reciente desde su sede en Washington.

La OPS, que es la encargada junto con UNICEF de distribuir las vacunas de COVAX en las Américas, sólo puede comprar las que tengan ya una aprobación de la OMS.

Una vez que terminen las pruebas clínicas y Cuba tenga los resultados sobre la seguridad, explicó Barbosa, se podrá solicitar la precalificación o el uso de emergencia. Si es aprobada por la OMS, entonces el Fondo Rotatorio de Vacunas de la OPS podría compararla en nombre de COVAX, para que forme parte de su canasta de vacunas.

El gobierno informó este miércoles que desde el inicio de la pandemia se reportan 68.986 casos de COVID-19 y de ellos 405 fallecidos desde el mes de marzo de 2020 en que se detectaron los primeros casos en la isla.

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