Procesión chií en Bagdad. Foto La Hora/AP/Hadi Mizban.

Por QASSIM ABDUL-ZAHRA
BAGDAD
Agencia AP

Miles de iraquíes vestidos de negro participaron hoy en una procesión hacia un venerado santuario en Bagdad, eludiendo barreras con alambres de púas y provocando temores de que la aglomeración de personas terminará en otro rebrote de coronavirus.

Miles de hombres y mujeres desafiaron las medidas de seguridad e insistieron en realizar el peregrinaje anual en conmemoración de la muerte del Imam al-Kadhim, una figura sumamente venerada en el chiísmo.

En un incidente aparte, nadie se ha atribuido un ataque con granada ocurrido el lunes, que mató a una mujer e hirió a 11 peregrinos en el puente Imam de Bagdad. El puente se tiende sobre el río Tigris, que vincula el vecindario suní de Adhamiya con el chií Kadhimiya.

Irak está sufriendo una segunda ola de contagios del coronavirus, provocada principalmente por la variante más infecciosa proveniente de Gran Bretaña. Las autoridades impusieron una cuarentena total de viernes a domingo y un toque de queda de 8.00 p. m. a 5:00 a. m. para el resto de la semana. Están cerradas las mezquitas, las escuelas y todo negocio no esencial.

Aun así, los peregrinos persistieron en realizar la procesión, que se hace cada año y usualmente atrae a millones de musulmanes de todo el mundo que van a visitar el santuario, coronado por una cúpula dorada, bajo el cual está enterrado el imán.

Los iraquíes en distintas partes están violando las normas de sanidad y las autoridades parecen impotentes ante ello. En el centro de Bagdad las tiendas de té están abiertas, llenas de hombres fumando pipa oriental y casi ninguno usa mascarilla.

Entretanto, han repuntado tanto los contagios del COVID-19 que la tasa es superior a la que era hace seis meses.

Por lo menos 22 personas murieron del virus en Irak ayer cuando se registraron 6.410 infecciones nuevas en un período de 24 horas, superando al récord anterior de 5.055 infecciones nuevas registrado el 23 de septiembre.

El fin de semana pasado el Papa Francisco visitó Irak, causando más aglomeraciones de personas y las críticas de expertos, quienes temen que agrave la crisis de salud. Hubo enormes concentraciones personas en cinco provincias, entre ellas Bagdad, Nínive e Irbil donde 10.000 personas asistieron a una misa al aire libre.

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