El presidente Joe Biden, la vicepresidenta Kamala Harris, e integrantes de la Cámara de Representantes en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington. Foto La Hora/AP/Andrew Harnik.

 

Por JOSH BOAK y ALEXANDRA JAFFE
WASHINGTON
Agencia AP

El presidente Joe Biden intentó preservar el impulso bipartidista para un nuevo programa de infraestructura reuniéndose ayer con legisladores republicanos y demócratas en la Casa Blanca.

La reunión versó sobre «qué vamos a hacer para garantizar que seamos de nuevo líderes mundiales en infraestructura en general», dijo Biden. «Eso no sólo crea puestos de trabajo, sino que nos hace muchísimo más competitivos en todo el mundo si tenemos la mejor infraestructura».

Canalizar recursos a este rubro se perfila como la próxima gran prioridad para el gobierno de Biden una vez que su plan de asistencia de 1,9 billones de dólares para hacer frente a las consecuencias económicas del coronavirus sea aprobado en el Senado, probablemente en una votación que siga las líneas partidistas.

La perspectiva de financiar caminos, puentes, puertos, banda ancha y otra infraestructura es una oportunidad para que Biden reconstruya su relación con los republicanos. También le permitiría apuntarse un logro político que no se dio en los gobiernos de los presidentes Barack Obama y Donald Trump.

Biden se reunió el jueves con ocho miembros de la Comisión de Transporte e Infraestructura de la Cámara de Representantes, en seguimiento a la reunión del 11 de febrero con senadores en la que se abordó el tema de la infraestructura.

El presidente sentó las bases para un plan de infraestructura durante su campaña del año pasado cuando propuso 2 billones de dólares en inversiones «aceleradas» para cambiar a energías más limpias, construir estaciones de recarga para vehículos eléctricos, apoyar el transporte público y reparar caminos y puentes. El plan subraya la importancia de enfrentar el cambio climático y crear empleos sindicalizados.

Hay necesidad de gastar en infraestructura. La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles le otorgó a la infraestructura de la nación una deslucida calificación de «C-«.
El grupo dijo que deben gastarse 5,9 billones de dólares en la próxima década para tener caminos, puentes y aeropuertos seguros y sostenibles. La recomendación rebasa en 2,6 billones de dólares el gasto del gobierno y el sector privado.

Los republicanos dicen que desean invertir en infraestructura, pero al parecer no están de acuerdo con el enfoque de Biden en el medio ambiente y la posibilidad de financiar programas con deuda, luego de que el gobierno federal ya se ha endeudado demasiado para combatir las secuelas económicas de la pandemia.

Les preocupa que a la larga la infraestructura se convierta en una especie de «Nuevo Trato Verde» propuesto por los demócratas para que el país abandone los combustibles fósiles.

El representante Sam Graves, el republicano de más alto rango en la Comisión de Transporte, se retiró de la reunión del jueves tras hacer varios señalamientos a Biden para que pueda conseguir el apoyo bipartidista.

«Primero y más importante, un proyecto de ley para carreteras no puede crecer hasta convertirse en un proyecto de ley de múltiples billones de dólares que abarque de todo, o perderá el respaldo republicano», manifestó Graves en un comunicado. «En segundo lugar, un proyecto de ley de transporte necesita ser un proyecto de ley de transporte que se enfoque principalmente en necesidades fundamentales de transporte, tales como caminos y puentes. Los republicanos no respaldarán otro Nuevo Trato Verde disfrazado como proyecto de ley de transporte».

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